28 enero 2013

El País de la mentira


Una sociedad verdaderamente democrática y libre necesita de una prensa transparente y neutral que no tenga como objetivo imponer los intereses de la clase dominante a los que representan los dueños de los medios, ya sean propietarios de capitalismo paternalista como el viejo Polanco o fondos de inversión especulativa como Liberty Acquisitions Holdings. Unos medios de comunicación de este calado no han existido nunca, muchísimo menos en estos tiempos de saqueo capitalista, y es muy probable que jamás lleguen a existir. Por ello las sociedades necesitan individuos formados y armados con espíritu crítico capaces no sólo de cuestionarse constantemente todos y cada uno de los mensajes que llegan desde el poder, sobre todo aquellos mediatizados en las cabeceras que pertenecen a las grandes empresas del negocio de la comunicación, sino también que sean capaces de tener sus redes propias de información directas para esta época que vivimos rodeados de redes sociales que si bien no son las mejores posibles sí que posibilitan que fluya la información entre pares.
Pero no nos engañemos, estamos muy lejos de conseguir este objetivo no sólo porque la totalidad de los medios de comunicación de masas son, sencillamente, una basura infame que sirve a los intereses de sus amos sino porque, además, la ciudadanía no está preparada para soportar una constante crítica de nuestro mundo por muchos factores como puede ser la falta de interés y el pasotismo individual, el control social enorme y sibilino que existe en nuestra sociedad, la fatal de motivación de la mayoría de los individuos y la falta de perspectivas que vayan más allá de los intereses particulares de la mayoría de los miembros de nuestra sociedad. No es de extrañar que en este ambiente favorable pasen cosas como la que pasó en la portada de papel y la web electrónica del diario El País la madrugada del pasado 24 de enero con la publicación de una falsa foto del Hugo Chávez, supuestamente intubado, recibiendo tratamiento del cáncer que padece en La Habana pero que resultó ser una burda captura de un vídeo que está colgado en Youtube desde 2008 y que muestra cómo se entuba a un paciente con una serie de complicaciones a causa de una enfermedad como la acromegalia. El director del periódico, Javier Moreno, dio una explicación completamente patética de por qué esta chapuza acabó en la cabecera del periódico más importante en español mientras que los demás medios de Prisa se hacían los locos evitando hacer polémica sobre el asunto que, parece ser, le costó al diario nada menos que 300.000 euros por la operación de retirar la edición equivocada del periódico que se había distribuido en hoteles, suscriptores y en algunas plazas del extranjero a parte de los 15 mil euros que costó la foto falsificada. Que un periódico que se las arroga de ser de los mejores del mundo, donde se ahogan en su saliva proclamando a los cuatro vientos ser más demócratas que nadie, que tienen un libro de estilo de estricto cumplimiento desde el día cero de su salida al mercado aunque ahora debe empapelar los baños de los directivos de la empresa y que se han reído de otras pifias que ha cometido, por ejemplo, El Mundo estos días ha acabado por parecerse más a un boletín fotocopiado de un instituto que un periódico que, hasta hace unos años, llegó a ser relativamente serio. Lo más seguro es que el hecho que hayan sido despedidos de su platilla 149 de los mejores periodistas de España, mientras un personaje siniestros como Juan Luis Cebrián, al que la familia Polanco le han quitado el saludo, se levanta 10 millones de euros al año, tiene algo que ver con esta vergonzosa acción de la que, hasta un tipo de baja calaña como Pedro J. Ramírez con razón, hacía burla desde su cuenta de Twitter.
Pero esta pifia, todo el montaje por disimularlo y el hecho que no le haya costado el puesto todavía al director Javier Moreno, es una simple anécdota comparada con la verdadera basura que se encuentra detrás los medios de comunicación del Grupo Prisa en concreto con el tratamiento infame que hacen de Hugo Chávez desde hace más de una década, en la mente de todos está el editorial golpista de El País de 2003, sino últimamente con la grave enfermedad que este mandatario está recibiendo tratamiento privilegiado en Cuba. El País debería de tener un mínimo de respeto por este presidente, lo queramos o no tiene mucha más legitimidad democrática de urnas que cualquiera que haya gobernado en España en las últimas cuatro décadas, sino porque de haber sido cierta la foto no hubiera tenido el más mínimo valor informativo salvo el de satisfacer a los poderes fácticos que desean a Chávez fuera del poder en Venezuela para volver a montar allí su cortijo privado como siempre ha sucedido en este país durante la mayoría del siglo pasado. El deseo de ver muerto al actual presidente de Venezuela es, sin duda, mucho más fuerte que el respeto por la opinión pública a la que el diario dice dar valor cada día con su periódico. El tratamiento de una foto así para no ser publicada hubiera tenido una justificación de respeto a la privacidad en la cabecera de este periódico en similares circunstancias a personalidades como  rey Borbón, Rajoy o el heredero de la corona.
Que conste que a mí no me gusta mucho el régimen bolivariano, ni el populismo de sus dirigentes, ni el apesebramiento con el que por medio de las divisas del petróleo han apaciguado los ánimos de amplios sectores de la población, ni el control de los medios que se da en el país pero, sin duda, lo que menos me gusta es la oposición al régimen que no ha dudado, ni dudará, en utilizar los medios más ilegítimos posibles para recuperar, a toda costa, el poder y volver al burdel que había montado antes. Yo vivo en un país llamado España en el que estamos con la mierda hasta el cuello debido, sobre todas las cosas, a las malas artes de la casta de políticos y no estamos para dar lecciones de economía, democracia y de maneras de hacer las cosas como hacen en los medios de Prisa y sobre todo con esas editoriales golpistas y con los comentarios que, rozando el racismo, hacia una persona como Hugo Chávez porque por muy cabrón que pueda ser no es el cabrón del gusanerío opositor al régimen.
Liberty entró en el accionariado de El País y el Grupo Prisa con la condición de ser rentable en torno al año 2015. Cualquier otra cosa, la neutralidad de los distintos medios, el compromiso con la honestidad y la relación ética que deben tener con los ciudadanos que por distintos canales siguen estos medios está completamente supeditada a los números positivos que han de producir este grupo de comunicación para los que han invertido en él dinero. Da igual que se mienta, que se trate de manipular burdamente a la audiencia que mantiene estos medios, que se caiga en el amarillismo más sucio o que la calidad caiga a niveles de los panfletos más repugnantes si una cosa que consigue: que el negocio sea rentable a toda costa para que los inversores recuperen pronto su dinero y para que un miserable como Juan Luis Cebrián, que tras décadas como directivo condujo la empresa a la ruina, sigan cobrando la nada despreciable suma de 10 millones de euros al año. Esta chusma que dirige el periódico a mi me  han faltado el respeto, me han perdido como lector asiduo y, por lo que parece, no voy a ser el único que lo haga en los próximos años.
Canarias 24 Horas, 28 de enero de 2013.

21 enero 2013

Los sobres del fraude

Foto tomada de www.archipielagomachango.com bajo una licencia Creative Commons BY / NC / SA 3.0 

Que se sepa en nuestra fraudulenta democracia los sobres, ahora que el correo electrónico, las redes sociales y la mensajería instantánea casi han acabado con las cartas personales que iban por el correo postal, han servido principalmente para introducir el voto en las urnas y el dinero negro de los sobresueldos a determinados dirigentes políticos. En muchas ocasiones el dinero opaco generado por la política ha sido de tal calibre que no existen sobres en el mercado lo suficientemente grandes, en todo caso dejarían de ser sobres pues estos se definen como cubiertas generalmente de papel en el que se incluye la carta, por lo que han sido usados bolsas de plástico, de basura, bolsos deportivos, maletines y hasta cubiertas ocultas en determinadas prendas de ropa o, cuando no, la transferencia electrónica hacia Suiza que han hecho de este país lo que es: un centro de blanqueo y choriceo universal en pleno centro de Europa donde los corruptos como Bárcenas pueden viajar a hacer esquí y más cosas.
Lo que se ha visto estos últimos días, el escándalo del Caso Bárcenas, los 22 millones de euros en cuentas suizas, los sobresueldos en negro de los altos cargos del PP o el chantaje que el extesorero está sometiendo a un completo inepto e inútil como Mariano Rajoy, no es más que una parte de un proceso que se puso en marcha hace ahora 38 años con la proclamación, el 22 de noviembre de 1975, del rey Juan Carlos de Borbón como legítimo heredero del dictador fascista Francisco Franco. Que aquella Transición fue una chapuza, quizá se hizo lo mejor que se pudo hacer para aquella época aunque esto ya es algo que cada día ser ve como muy dudoso, ya nadie lo duda pero que, encima, en todos los años que vinieron después, una especie de normalización democrática que significó la consagración de las élites que provocaron la Guerra Civil y que gobernaron junto a Franco, no se hiciera nada digno de mención para superar los errores del proceso cuando ya se habían enterrado los intentos golpistas de los primeros ochenta es algo que no tiene perdón. En concreto para la socialdemocracia representada por el PSOE que con Felipe González estuvo casi 14 años en el poder pero que lo que hizo fue renegar del socialismo y del comunismo, acercarse al capitalismo ultraliberal hasta confundirse con él y afianzar las bases del sistema especulativo que luego pondría en marcha el Partido Popular de José María Aznar y que acabaría de reventar durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
En estos años de democracia ceremonial se ha afianzado como jamás había sucedido en España el montaje de los partidos políticos como una casta que dice representar a la ciudadanía pero que, como no ha podido ser de otra manera, representa a una suerte de élites económicas a las que enmascaran y a una serie de prebendas logradas para los suyos como pago por desarrollar las políticas económicas de los que representan. No es que el PP sea un partido corrupto por encima de los demás, que lo es en gran medida sobre todo con el agravante de dárselas de ser el adalid de la moralidad cuando sus dirigentes llevan 20 años cobrando en negro de las tramas corruptas de este país, sino que es el mismo sistema de partidos el que está completamente podrido porque nació, entre otras cosas, para ser el representante de las élites económicas que dirigen nuestra economía y, por ende, el país entero. Desde aquí acuso a PSOE, PP, IU, CC, CiU, PNV y demás fuerzas política que llevan, de una u otra manera, ejerciendo el poder en los distintos ámbitos de haber no matado sino abortado una democracia real para 45 millones de ciudadanos y de habernos conducido, directa e irresponsablemente, al lodazal moral, social, político y económico en el que nos encontramos. No habrá verdadera Transición ni verdadera democracia hasta que nos libremos por completo de esta manada de zánganos que viven a nuestra costa, ocupemos el poder de manera lo más efectiva posible, rompamos con el antiguo régimen que Franco dejó atado y bien atado y seamos capaces los ciudadanos de representarnos a nosotros mismos de una manera directa.
Hemos vivido en una sociedad sin las más mínimas garantías democráticas de control y vigilancia, el ejemplo más reciente son las infames declaraciones de la supuesta Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, defendiendo el derecho de Juan Francisco Güemes de utilizar la puerta giratoria que comunica lo público y lo privado para administrar los análisis clínicos de la Comunidad de Madrid que, precisamente, él privatizó. Que esta señora tenga un puesto de esta categoría no ya para defender al Pueblo que dice representar sino para legitimar el derecho de expoliar lo público por parte del PP da una clara señal de la nausea completa en la que nos hayamos inmersos agravado porque, encima, esta señora ni se plantea dimitir a pesar de estar constantemente favoreciendo al partido del gobierno. Hasta que no se sepa cómo en los casi 35 años de existencia de la Constitución de 1978 se han financiado y cómo lo siguen haciendo los partidos políticos mayoritarios, los vuelvo a repetir para no perdernos pues son principalmente PSOE, PP, IU, CC, CiU y PNV, nunca habrá la más mínima posibilidad de una verdadera democracia real que represente los intereses de la ciudadanía. A día de hoy los grandes partidos han tenido sonoros escándalos de financiación irregular y, si esto se mantiene tal y como lo hemos conocido hasta ahora, lo van a seguir haciendo porque el sistema político es un montaje perfecto para el fraude político y la corrupción que nos han asolado y que, como ciudadanos faltos de valores democráticos, no hemos sino mirado para otro lado durante los años de las vacas gordas, la orgía inmobiliaria y los fastos producidos por la Ley de Suelo aprobada por Rodrigo Rato. Además, y creo que esto es lo más importante, la legitimidad del sistema político está completamente cuestionada y se podría decir que muchos de los procesos electorales que se han producido en estas décadas están completamente cuestionados con lo que se ha desvelado estos días que es una punta de un iceberg y que a nadie le interesa el juego de y tú más ya que todos los partidos se han beneficiado de este sistema. En estos años sólo se reconoce un objetivo común que haya guiado a esta entelequia conocida como España: la de que la Selección Española de Fútbol fuera algún día campeona de Europa y del mundo.

Entre 45 millones de habitantes hay mucho talento encerrado, también frustrado, y me niego a creer que no se pueda encontrar siquiera un puñado de gente con capacidades y valores no sólo que los últimos presidentes de gobierno que ha habido, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, sino en general en toda la casta política que nos ha estado gobernando durante casi cuatro décadas tras la muerte del dictador para hacer bien las cosas de una maldita vez. La democracia no es sólo por un sobre que sirve tanto para pagar sobresueldos a políticos que no lo merecen sino también para hacer el único acto que esta democracia ceremonial nos deja hacer: depositar un voto en una urna cada cuatro años. O los ciudadanos nos quitamos de encima esta lacra social que significa la política y los metemos en la cárcel o a chusma de la categoría de Bárcenas dudosamente irán a la cárcel o ya se encargarán los políticos de turnos en sacarlo de ella y darle el indulto como está haciendo el PP con criminales de la calaña de Carromero o los conductores suicidas. Todo ello, claro está, con la complicidad de las empresas que controlan los medios de comunicación que han callado miserablemente el lodazal de la corrupción que es España y que ahora algunos, tímidamente, lo sacan a la luz pública simplemente para hacer negocio. Todo ello con una calculada puesta en escena que no será de otra manera salvo repugnante.
Canarias 24 Horas, 21 de enero de 2013.

14 enero 2013

Sin vergüenza



En estos tiempo poco espacio hay para el elogio pero a veces hay que hacer una excepción con la que se confirma la regla. Nada más empezar el año, el 3 de enero, Margarita Ramos dimitió como Consejera de Trabajo de Canarias y volvió a su puesto de profesora en la Facultad de Económicas de la Universidad de La Laguna dejando, a más de uno, con tres palmos de narices. Aunque no fuera afiliada al PSOE su cargo se debía a los efectos del pacto de este partido con CC por su perfil de persona honrada, implicada y trabajadora. La verdad es que por su labor como Consejera de Trabajo no puede presumir de cifras positivas con el empleo en Canarias no sólo porque esta crisis que padecemos se está tragando todo sino porque en tiempos de bonanza y de la burbuja del cemento Canarias tenía la mayor tasa de parados de España con casi un veinte por ciento de su población activa. Margarita Ramos conjugó el verbo dimitir en primera persona y supo ser consecuente consigo misma y con buena parte de esta sociedad: se fue sin escándalos pero de una manera contundente porque, creo que debe pensar, que para hacer bien las cosas no sólo vale desearlo, Rivero lleva prometiendo de distintas formas 80.000 puestos de trabajo desde 2010, sino trabajar por ello y con las condiciones en las que se ha quedado su consejería debe ser lo más parecido a un cachondeo. Otra persona con menos escrúpulos hubiera aguantado el tipo soslayando las críticas sin vergüenza alguna y seguiría medrando en consejerías y direcciones generales para ganarse una jubilación de lujo pero, como no puede ser de otra manera, para Margarita esto no vale. En contraste su sucesora, una trepa como Francisca Luengo, ha ocupado su puesto y parece que está ahora en un idilio con Paulino Rivero, será por la orgía de los 80.000 empleos, a pesar de que en 2009 a Luengo le provocaba nauseas que Rivero hiciera campaña electoral cogiendo niñitos entre sus brazos.
Actitudes de este tipo no pasan todos los días y esta semana, mediáticamente hablando, hemos visto actitudes de todo tipo en las que la falta de vergüenza son la tónica general. Al nepotismo del fichaje de Rato por Telefónica le ha sucedido el del pijo de Juan Francisco Güemes, el marido de la otra pija Andrea Fabra hija del mayor ganador de lotería de la historia que piensa que los parados son un mal que desluce a su partido, que, en plena orgía privatizadora de la sanidad de Madrid, su empresa pasa a controlar los análisis clínicos de esta comunidad autónoma pese a que él mismo haya sido el que privatizó estos servicios hacia 2010 siendo consejero de la sanidad de Madrir. Que no sea ilegal este pelotazo de un imputado como Rodrigo Rato en Telefónica o que Güemes pase a controlar un servicio que el mismo regaló a sus amigos no quiere decir que estos casos no sean moralmente reprobables. Como sabemos la moral la tenemos unos cuantos pringados mientras esa casta que se enriquece un día sí y otro también de nuestro trabajo, la de los políticos, encuentran puertas giratorias que comunican sus antiguos puestos públicos con las empresas privadas que los contratan por haber trabajado en lo público en su momento. El paradigma de esto es Elena Salgado, la ministra de economía de Zapatero que en su completa ineptitud metió a España en el pozo en el que nos encontramos, pero que no tuvo ningún reparo, ni parece que habían leyes ni mucho menos ética para impedírselo, que fichara justo a los 4 meses, cuatro, de haber dejado su cargo de ministra para Abertis pese a que su decisiones en el gobierno afectaron directamente a esta empresa dedicada a las infraestructuras. Un supuesto artista chino se come cadáveres de bebés muertos en sus espectáculos por el país porque, entre otras cosas, el canibalismo no está ni perseguido ni penado en China y lo que hace es algo completamente legal en su país aunque a muchos se nos pongan los pelos de punta simplemente con imaginarlos tales cosas. En occidente, en principio, nadie se come a los niños pero la casta de zánganos políticos que llevamos casi cuarenta años alimentando se comen todo: nuestros impuestos, nuestras esperanzas y hasta el estado mismo a pesar que no creen en él pero se dan un festín privatizando primero las grandes empresas que ya no serán públicas en mucho tiempo y ahora la sanidad y la educación para regalárselas a sus amigos empresarios.
Esta semana, además, se ha acrecentado la corrupción existente en todas y cada una de las instituciones supuestamente democráticas de un estado, como el español, que cada vez se parece más a un establo. El Caso Urdangarín, bien es verdad que como una estrategia de defensa del exsocio del yerno del rey Diego Torres, toca cada vez más a la Corona y estos días hemos visto una serie de correos electrónicos que tratan de implicar al Borbón sacando a relucir el nombre de la amante de éste, Corinna Sayn-Wittgenstein. A su vez los jueces, y la justicia en general, nos han dado una prueba contundente de que los ciudadanos no podemos confiar en ésta, en todo caso los jueces son una parte más del problema pues comparten una serie de privilegios con la casta política a los que no están dispuestos a renunciar, pues el homicida Ángel Carromero pasa el fin de semana en libertad en su casa puesto que un juez ha decidido apresurar su tercer grado penitenciario de una manera completamente record. Pueden ser centenares, incluso miles, los presos que cumplen condena en cárceles de Marruecos y muchos otros países del Sur de América, probablemente con peores garantías en derechos humanos y procesales que en Cuba donde Carromero mató a los dos disidentes en un accidente de tráfico, y su caso ha sido fulminantemente veloz a pesar de que muchos de estos presos cumplen también las condiciones que este cachorro del PP para regresar a España. Aún así los distintos gobiernos, primero del PSOE y ahora del PP, han hecho una mierda para que vengan a España a cumplir su condena como hace ahora este tipo. Lo más repugnante es que a pesar de haber seis millones de parados le ha salido un trabajo en el ayuntamiento de Ana Botella por el que, encima, cobrará 50414 euros al año. Por mucha voluntad política que haya habido para salvarle el culo a este niñato, el PP da por los suyos todo lo que haga falta, ahora Carromero no estaría disfrutando de un tercer grado si no fuera un juez el que haya firmado este privilegio y el que ha dejado a un homicida suelto en la calle sin cumplir condena mientras muchos pringados se pudren en la cárcel por delitos más leves que el suyo y que no han quitado la vida de nadie. Si quieren que Carromero sea útil a esta sociedad lo mejor que le pueden hacer es darle un puesto en el parque móvil del PP o mejor aún en los de los ministerios del Gobierno de España.

Para ahondar en el fracaso social y político que significa la justica para nuestra sociedad ahí está el Caso Pallerols en la que, nada más y nada menos, dos instructores estuvieron la friolera de 16 años para instruir el caso de la financiación ilegal de Unió Democràtica de Catalunya, le robaban el dinero a los parados para financiar su partido en unos cursos financiados por la UE que nunca se celebraron, y al final esta semana se ha cerrado el caso con un acuerdo extra judicial que reconoce completamente la corrupción existente. Como no podía ser de otra manera Josep Antoni Duran i Lleida, que comprometió su sucesión en el partido al resultado de este caso, dice que a él no le da la puta gana de dimitir, que el caso ya está cerrado en otro lugar y que, con dos testículos muy grandes, sigue en su cargo demostrando ser un cara dura y un sin vergüenza. 
Yo era de los gilipollas que ya se quejaban de todo este sistema en la etapa de bonanza porque, de una manera u otra, suponía que la situación a la que nos estamos enfrentando ahora era la necesaria que se podía derivar de aquellos fastos en los que, mal que nos pese ahora, estábamos viviendo. Acostumbrado a estar siempre en un cierto estado de escándalo lo que estamos viviendo ahora, con tanta corrupción aflorando, con una casta política en puro cuestionamiento y con la Corona en el punto de mira, no es nada nuevo sino que la orgía inmobiliaria en la que estábamos inmersos se ocupaba de esconder. Lo que ahora sucede es que la opinión pública, sobre todo la mediática buscando hacer negocio con todo ello, está a la que salta con todo lo que pasa, un poco de deseo de justicia y mucho rencor manejan esta opinión a mi entender, y ya es más difícil esconder las barbaridades que se tapaban en plena orgía de la burbuja inmobiliaria que, en cierto modo, nos hizo creer que éramos ricos. No creo que esta furia, que tiene todos los visos de ser temporal, vaya a poder perfilar la solución a nuestros males. Se necesitan soluciones más radicales que supongan el derribo de las actuales clases dirigentes y dominantes que las pongan en su sitio, la cárcel como mínino, porque si no volverá a pasar lo mismo y este ciclos tan terrible que estamos viviendo se volverá a repetir en un futuro tras una bonanza de unos años.
Canarias 24 Horas, 14 de enero de 2013.

09 enero 2013

El centro histórico de La Laguna como laboratorio ultraliberal


El proceso de mercantilización, privatización, cosificación y venta al mejor postor de la empresa privada que los gestiona el Casco Histórico de San Cristóbal de La Laguna, propiedad de María Luisa Cerrillos y que se llama Arquitectura, Urbanismo y Gestión, ha recibido hoy el espaldarazo del Gobierno de Canarias con la declaración de este centro histórico como Zona de Gran Afluencia Turística. Aunque la mayoría en ATI CC y el infame PSC PSOE celebraban esta noticia este es un día para estar bastante triste no sólo porque esta declaración de zona de afluencia turística significa un granito de arena más para la degradación urbana del casco histórico de La Laguna sino también porque con ello se apuesta por la explotación laboral al permitirse que se abran todos los días de la semana, incluidos domingos y festivos, en una sociedad donde el trabajo, principio supremo de la explotación humana, es ahora todo un valor y donde hasta los comerciantes palmeros son capaces de sortear, entre sus clientes, un puesto de trabajo, como si fuera un jamón, que al final se acaba llevando un sindicalisto liberado de CC OO. Tomando la peor, la más miserable y ultraliberal medida del gobierno de Mariano Rajoy, junto con la reforma laboral que ha creado la cifra récord de parados de la historia, como es el Real Decreto de Medidas para Garantizar la Estabilidad Presupuestaria y de Fomento de la Competitividad el gobierno de Canarias se ha inventado este nuevo método para que los comerciantes hagan lo que les dé la gana y, con la excusa de los puestos de trabajo basura creados por las franquicias que están ocupando el centro histórico, se sigan enriqueciendo a costa de la explotación de sus trabajadores. 


Del alcalde Clavijo, especializado en celebrar los mayores macorbotellones de la historia de La Laguna, no esperamos nada más sino que, en todo caso, sepa cumplir con el papel que representa para los caciques a los que sirve de una manera gozosa pero no así, por lo menos en teoría, de alguien como Gustavo Matos que milita en un partido político que exhibe entre sus siglas las palabras socialista y obrero. En todo caso, Matos no es más que una especie parasitaria de niño pijo que le calló un puestito de director general de consumo, tras el reparto de consejerías de CC y PSOE, cuando salió por patas de La Laguna tras haber obtenido lo peores resultados electorales de la historia de los sociatas laguneros. Es un tipo bastante gris que nunca se le ha conocido trabajo productivo alguno salvo el que habrá hecho con sus trabajitos de abogado, quien haya necesitado uno alguna vez en su vida sabe la pasta gansa que se levanta esta gente por hacer poco, y un enchufe como el que tiene ahora del que tiene que sacar partido antes que se acabe. Que un tipo así, carente de ideología de cualquier tipo, sea capaz de tomar sin miedo una de las medidas más ultraliberales que se han acordado nunca en el comercio nos dan cuenta de la catadura moral, del oportunismo y de la cantidad de trepas y zánganos que, viviendo de nuestros impuestos, fagocitan en un partido como el PSOE que, como he dicho alguna vez, no han tenido todavía la vergüenza de quitar de sus siglas lo de socialista y obrero, no ya por coherencia sino por respeto a lo que trabajamos para mantenerlos y nos consideramos socialistas y libertarios. En la rueda de prensa que el señor Matos daba con Clavijo decía, cito de memoria porque es imposible encontrar las declaraciones exactas, que había perdido la cuenta que cuántas tascas se habían abierto ya en La Laguna y que lo mejor que se podía hacer un domingo era ir a La Laguna, disfrutar de éstas y comprar en familia como una expresión máxima de lo que es el ocio. Está claro que para mantener abiertas las tiendas de La Laguna, si es que esta medida llega a cuajar de verdad, los empresarios no van a emplear a más gente de la cuenta sino que los trabajadores que ya tienen contratados acabarán haciendo cincuenta, sesenta o más horas a la semana si quieren abrir todos los días de lunes a domingo. No me imagino yo a Gustavo Matos, que como ya sabemos no ha trabajado de verdad en su vida, un domingo atendiendo una terraza en la Plaza de La Concepción o en una zapatería mientras usted y yo nos vamos de cañitas o a comprarnos unos zapatos. Sinceramente, no creo que este señor aguante más de una jornada de trabajo porque no creo que sepa lo que es hacer esto de verdad.


Las instituciones públicas deben velar para que la ciudadanía no acabe mermada en sus derechos y no para que los comerciantes se enriquezcan a base de explotar a una clase social determinada adoptando sin tapujos decretos tan terriblemente ultraliberales como este de Rajoy para el comercio. La gente debe de educarse y entender que el consumo no es ocio, que durante una semana normal hay horas para ello, como el día tiene su horas para el sueño, que el consumo irresponsable es el peor servicio que hacemos a nuestra sociedad y que el ocio debe pasar por otra cosa que no sea la de consumir. Gustavo Matos se hace un flaco favor a si mismo hablando siempre que puede en los medios para contar sus ocurrencias porque no sólo se pone en evidencia a si mismo de su ineptitud sino porque calladito está mejor para su objetivo: cobrar su sueldazo a fin de mes y lucir, por el casco lagunero, su último modelito de traje comprado en una tienda que, probablemente, no sea del centro lagunero que luego tanto le gusta reivindicar. Viendo como se las gasta esta chusma de clase política que nos gobierna uno no sabe quién es peor, si alguien así por ser cómo es de incompetente o quién le mantiene en su puesto. 

07 enero 2013

Telefónica para Rato



Hubo un tiempo en el que Telefónica era la empresa española de los grandes números: sumaba muchos millones de abonados en todo el mundo, se expandía allí donde había mercados cautivos como en Sudamérica, Europa del Este o Asía y mucha gente ganaba muchísimo dinero especulando en bolsa como cuando salió al mercado aquel portal fantasma que ya nadie sabe nada de él y que se llamó Terra. Era la época en que la empresa era gobernada por el amigo de pupitre del expresidente Aznar Juan Vilalonga, designado digitalmente por aquel, para privatizar por completo la compañía y desviar el valor de ésta hacia las bolsas y no hacia el servicio de las telecomunicaciones. En España también la compañía era la empresa de los grandes números y con un monopolio brutal mantenía millones de abonados con precios abusivos que, en muchos casos, se han mantenido con la entrada de la falsa competencia de otras operadoras con las que, indefectiblemente, no se ha dudado en pactar precios por supuesto siempre a la sombra. Sin embargo, el salto exponencial de este empresa multinacional española ha sido en los primeros años del siglo XXI con la presidencia de César Alierta, otro designado digitalmente por el oligofrénico de Aznar y que ha sobrevivido a tres presidentes de gobierno, pues la empresa ha pasado de tener como objeto social las telecomunicaciones a convertirse en la mayor charcutería de España y donde se espera que pronto el 1004 atienda pedidos relacionados con el chorizo y la casquería.
Prohombres como Eduardo Zaplana, el imputado yerno del Borbón Iñaki Urdangarín o el imputado Rodrigo Rato, que se fue con el culo al aire del FMI por sus bochornosas previsiones a Bankia de cuya dirección dimitió después de dejar un agujero de 40 mil millones que pagaremos todos los ciudadanos víctimas del rescate, han llevado a esta empresa a la situación que ahora atraviesa de pérdida de liderazgo en su sector porque su perfil no es el indicado para el negocio sino que estos fichajes se enmarcan en el mero pago de favores prestados. Algo así sucedió cuando Gas Natural fichó a un personaje tan siniestro como el expresidente Felipe González como consejero independiente o cuando Endesa fichó al falangistas expresidente José María Aznar como asesor para Latinoamérica y cuyas incorporaciones a las infladas plantillas de directivos zánganos no se entienden tanto como por la influencia política de estos personajes pudieran tener sino como el pago de favores a cuenta de la casa por los servicios prestados en otro tiempo. Que Telefónica anunciara el fichaje del imputado Rodrigo Rato, el exministro que fue un gran actor en la privatización de esta compañía precisamente, un viernes 4 de enero por la tarde cuando la gente estaba concentrada en las últimas compras navideñas demuestra que la compañía, ante todo, sentía una vergüenza ajena muy grande con respecto al asunto. Como fuera tenían que darle un sueldo al imputado Rato de una manera impepinable y por órdenes muy de arriba pero parece que la gestión política, y en este caso empresarial, se ha convertido en estos últimos años en una gestión de la comunicación de las malas noticias a la ciudadanía considerada con la carga peyorativa, en este caso, de clientes o consumidores.
No sólo es que el imputado Rodrigo Rato, el mayor delincuente financiero de la historia de España que deja a Mario Conde que ha estado muchos años en la cárcel como un mero timador de la estampita, se va a ir de rositas, como parece que va a ser el caso, sino que, además, se vaya a llevar un pastón a fin de mes por representar a una empresa tan ligada al abuso sobre millones de consumidores de todo el mundo es la mayor de las infamias que los millones de afectados por esta crisis hemos tenido que soportar en nuestras caras hasta el momento. La misma clase económica, política y social que hundió a España en el fascismo y en la pobreza más absoluta durante más de cuatro décadas tras la guerra de 1936, aquella casta que Franco alimentó como buitres y que cuando dejó todo atado y bien atado se hicieron demócratas de toda la vida para seguir en el juego, ha sido la que nos ha llevado hasta esta debacle de carácter moral, social, política y económica en la que nos encontramos. Los asesinos que gobernaron este submundo llamado España tras la Guerra Civil han muerto ya en la mayor de las impunidades y, por lo que parece, una nueva versión del repugnante borrón y cuenta nueva que significó la Transición se está poniendo en marcha con el objetivo que los culpables de lo que está pasando ahora queden, de nuevo, en la impunidad más absoluta volviendo a repetir la historia una y mil veces si fuera necesario.
Yo no confío en la justicia y creo que el juicio que se está celebrando en la Audiencia Nacional sobre el Caso Bankia es una farsa en toda regla que más tarde o más temprano se acabará por archivar porque los culpables de esta gran estafa colectiva llamada España, la economía española ha vivido muchos años en una burbuja inmobiliaria creada por la ley del suelo del imputado Rodrigo Rato, ni van a tener el castigo que se merecen ni, mucho menos, van a pisar la cárcel. El juez Fernando Andreu puede que tenga la mayor de las voluntades del mundo para que los 33 delincuentes imputados en la causa paguen con la cárcel lo que han hecho pero, tristemente, sólo hay que recordar el calvario que se le hizo pasar al malogrado Baltasar Garzón que fue separado, de la manera más canalla del mundo, de la carrera judicial por parte de sus compañeros de la extrema derecha. La separación de poderes entre el poder político ejecutivo y el judicial, que tanto reclaman los jueces cuando hay algún tipo de intromisión que les desagrada, no existe en la realidad y la clase judicial, en su mayoría, es una clase untada y mezclada con la clase política que es la que les da su sentido más absoluto. Ruiz Gallardón es un ser completamente infame, muchos lo alababan como el gran progre del PP antes de ser ministro pero hay quienes veíamos su lado siniestro cuando se hacía pasar por un moderado, pero tenía razón en una cosa: el poder judicial está básicamente enfadado con él y con el gobierno del PP porque les han recortado el sueldo, los días libres y porque ahora algunos jueces tienen que pagar 50 euros en los parking de sus juzgados antes que por otra cosa. Los trabajadores de la sanidad de Madrid han estado cinco semanas en lucha dejándose sus nóminas en la batalla defendiendo la sanidad de millones de personas pero los jueces por lo único que se les ve unidos es por puro corporativismo. En este tiempo lo han demostrado no sólo callando mientras los demás nos veíamos atacados hasta que han hablado porque lo suyo ha sido mermado sino que, además, lo han demostrado con muchas sentencias que lo que hacen es defender el estado de cosas vigentes, a pesar de saber que son injustas, porque la confrontación no les conviene. Sé que algún juez decente, que los habrá no digo que no, pudiera sentirse ofendido con estas palabras pero es lo que vemos por sus acciones una gran parte de la ciudadanía: que están al lado de los poderosos y que, en el fondo, no va a haber nunca una justicia digna para la mayoría de la gente corriente. No hay más que recordar la actitud de Carlos Dívar completamente alejada de la realidad social mientras se iba de fin de semana caribeño con su guardaespaldas y amante a hoteles de lujos a costa del ciudadano. En este sentido no va a haber cárcel para Rato, ni para muchos imputados por Bankia ni una sanción decente para los 63 políticos querellados por Democracia Real Ya que cobran 1.800 euros en dietas por vivir en Madrid aunque tengan casa propia como hace una astuta como Ana Oramas. En el estado de shock  en el que vivimos la opinión pública tragará lo que haya que tragar como estamos tragando que el imputado Rodrigo Rato vaya a ser consejero para Latinoamérica y Europa de Telefónica.
En Internet hay una petición para que César Alierta cese al imputado Rodrigo Rato que, como no debe ser de otra manera, se agradece pero que se queda tímida en comparación a las soluciones de orden radical que nuestra sociedad necesita. La justica está cara y con mis palabras no quiero cometer ningún delito expresando lo que siento para verme en manos de los jueces injustos a los que más arriba me he referido pero para esta situación no caben ni parches ni soluciones parciales sino revolucionarias y radicales y que, sobre todo, pasen por las vías que se entienden normales.
Canarias 24 Horas, 7 de enero de 2013.