17 junio 2013

La gran traición de CC OO

Edificio vertical  que es la actual sede de CC OO y UGT en Santa Cruz de Tenerife y antiguo edificio de los sindicatos franquistas.


De los 92 años que vivió Marcelino Camacho pasó casi 14 años encarcelado en prisiones como la de Carabanchel y en campos de concentración como uno en Tánger. En su vida luchó contra los fascistas en la Guerra Civil Española, se escapó de varios campos de concentración, dirigió asociaciones obreras en la clandestinidad, trabajó en el sector del metal, fue diputado comunista en las cortes preconstituyentes y las primeras de la democracia entre 1977 y 1981 y, lo más importante, durante la dictadura y en la clandestinidad fundó el sindicato Comisiones Obreras del que fue echado de su presidencia honorífica como agua sucia por Antonio Gutiérrez en 1995 tras un giro a la derecha de este sindicato del que hasta su muerte conservó el carnet con el número 1. Vivió una vida con la dignidad y coherencia de la que muchos quisiéramos presumir y de la que se puede conocer en un Documento de RNE cuando esta radio todavía era pública y no una basura de propaganda del PP y de sus reformas ultraliberales. Una vida dedicada a la lucha por los derechos colectivos y con muchas penalidades personales que lejos de servir como ejemplo a los golfos de los actuales dirigentes vividores, empezando por Ignacio Fernández Toxo, que ha servido para negar sistemáticamente, condenar al olvido y deshonrar con los privilegios que éstos han acumulado durante los años de connivencia con los gobiernos del PSOE y el PP dejando por los suelos el trabajo de Camacho y muchos más que sufrieron años de cárcel deshonrando una organización que éstos supieron dignificar como nadie.
De los sindicatos verticales CC OO y UGT nos lo podíamos esperar todo: que se financien ilegalmente con cursos de formación que jamás se celebran pero que se pagan con el dinero de nuestros impuestos, que pacten con la patronal y con el PP y el PSOE el desmantelamiento de los convenios colectivos o que firmen reformas laborales, que despidan de sus empresas a trabajadores aplicando la reforma laboral de Báñez de los 20 días por año trabajado, que hagan promociones de viviendas fallidas como UGT o que el propio Fernández Toxo se le pueda acusar de adquirir un ático protegido de manera irregular. Sin embargo, la línea roja de toda tolerancia hacia este sindicato de intereses particulares que es CC OO la traspasó el día 6 de junio Miguel Ángel García que es Director de Estudios del sindicato, muy cercano además al populista y falangista partido de la resentida Rosa Díez UPyD, al votar a favor de la reforma de las pensiones, que llevará a millones de personas a la pobreza, con el documento consensuado por los 12 pseudoexpertos a sueldo de la banca y mamporreros del gobierno del delincuente Rajoy llamados para hacer el paripé con la exigida por la Troika reforma de las pensiones. El acto es tan brutal, descarado e indecente que hasta el representante de UGT en la falsa comisión, tradicionales cómplices de CC OO en todo aquello que va en contra de la clase trabajadora, sintió un mínimo de pudor a última hora y votó en contra de este documento como no podía ser de otra forma.
Una sociedad decente y con calidad democrática donde la transparencia sea una moneda de uso corriente necesita que la clase trabajadora, afortunadamente esta crisis ha hecho que vuelva a aparecer esta clase que no se había ido sino que se había confundido dentro de una clase media completamente desclasada, tenga unos sindicatos fuertes que la representen para que se mantenga una presión siempre constante hacia sus intereses reales. Durante gran parte de la reciente democracia ceremonial, el último gran logro de la clase trabajadora fue la huelga general que le montaron las Comisiones Obreras de Camacho en 1985 a Felipe González, por sindicatos y sindicalismo se han entendido esta política nefasta contra la clase trabajadora que han hecho CC OO y UGT. Las fuerzas políticas y sociales dejaron a medio hacer la Transición tras la muerte del dictador pues hubo una preocupación de que la democracia fuera formal en apariencia pero nunca profunda manteniéndose durante décadas el aparato de poder del franquismo dentro de las instituciones, la economía, los partidos políticos o las instancias judiciales hasta el punto que nada cambió realmente cuando todo parecía que era nuevo. Los ciudadanos, por nuestra parte, tenemos gran parte de responsabilidad que esto haya sido así porque confiamos nuestra capacidad de representación en partidos políticos que, monopolizando el ejercicio de la política, sólo supieron profundizar en sus ventajas como casta y grandes sindicatos verticales que han movido millones de euros de todos los contribuyentes entre sus dirigentes y que han acabado a sueldo de poder. El resultado han sido graves casos de corrupción, que representantes sindicales votaran junto al imputado en prisión preventiva Miguel Blesa la nefasta compra del banco de Miami en Bakia o que Miguel Ángel García se asegurara su pensión a sueldo de la banca en detrimento de millones de ciudadanos que veremos como las nuestras serán de miseria.
La iglesia, las grandes empresas, la banca y hasta los equipos de fútbol tiene detrás grandes lobbies y grupos de presión que ya sea mediáticamente, a través de la opinión publicada, o influyendo económicamente sobre cargos políticos electos salvaguardan sus intereses a pesar de ser una parte de la población bastante pequeña. Es por ello que lo que vemos publicado en los grandes medios de comunicación o las cosas que salen en la televisión responden poco a los intereses reales de la población a pesar que nos han hecho creer como verdaderas e inexorables cosas completamente falsas como que la reforma laboral traería empleo, que no existe un rescate sino una línea preferente de crédito sin condiciones o que la reforma de las pensiones que pretende acabar con el sistema público de éstas es necesario no para abrir un nuevo nicho de mercado a la banca sino para que éste sea sostenible. Los ciudadanos somos millones pero no encontramos completamente desarticulados y sin ningún tipo de manera de hacer presión hacia nuestros intereses salvo salir a la calle para que luego desde los partidos se nos tache como delincuentes por no respetar las vías democráticas que consisten, según ellos, en votar sólo una vez cada cuatro años. No sé si de verdad el bipartidismo está herido de muerte, como bien parece representar esa huida hacia adelante del PSOE y PP pactando una vacía postura común hacia la cumbre europea de junio, pero si cabe una solución a toda esta miseria que se nos viene encima es que los ciudadanos seamos capaces de ser más activos en la defensa de nuestros derechos. Esto no es una tarea sencilla sino todo lo contrario y se basa en la capacidad de educar para ejercer la democracia de manera directa a una ciudadanía secularmente desorganizada y desmobilizada en asuntos políticos.

La desaparición de de estos grandes sindicatos de condición vertical tal y como los hemos conocido hasta ahora es una condición necesaria para que la clase trabajadora, que es la mayoría en la sociedad, pueda defender de manera adecuada sus intereses sobre los grandes intentos del capital de asesinar la democracia y de instaurar un régimen totalmente ultraliberal que beneficie a las rentas del capital a costa de destruir las del trabajo y conducir a la miseria a millones de personas. Pero también hay que tener cuidado ya que los sindicatos, por supuesto que sean unos más comprometidos con la clase trabajadora a la que deben su existencia, han sido y son la pieza fundamental que nos han traído mejoras en nuestra forma de vida y de la que deberemos partir a partir de ahora para reconquistar lo que en tres años el PSOE y el PP nos han robado tras una profunda reforma constituyente del sistema político. Sin los sindicatos nuestra sociedad se quedaría huérfana y a merced de los que quieren las grandes transnacionales y la banca internacional como bien supo hacer un falso izquierdista como Tony Blair que acabó con las grandes Trades Unions de más de un siglo de existencia en Gran Bretaña y como quieren hacer con nosotros desde el poder cuando financian de manera sucia esa doble marca llamada CC OO y UGT.