11 marzo 2014

11M, diez años después

Monumento a los Ausentes, Madrid, Creative Commons Wikipedia User: Nemo
Aunque el más voluminoso en número de víctimas de toda la historia del terrorismo en nuestro país cabe recordar que el atentando del 11 de marzo de 2004 en las estaciones ferroviarias de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo del Tío Raimundo de Madrid, en el que murieron 191 personas y 1.858 resultaron heridas, no fue el primero de la Yihad Islámica en España. El 12 de abril de 1985 la misma Yihad puso una bomba en el Restaurante El Descanso de Madrid que mató a 18 personas mientras cenaban en aquel más de 200 comensales. Sin embargo, de todas las matanzas acaecidas sobre territorio peninsular tras la Guerra Civil ejecutadas por bandas terroristas algunas este sí que ha sido el más terrible de nuestra historia no por las circunstancias de los asesinos en sí sino por la infamia generada por el gobierno del ultraderecha del PP de José María Aznar López que, después de haber iniciado la Guerra de Irak con sus cómplices genocidas como Durao Barroso, George Bush y Tony Blair, intentó ocultar la autoría tratando, torticeramente, de engañar a la opinión pública que votaba en unas elecciones generales dos días después, el 13 de marzo. Entre uno y otro atentado también hay una gran diferencia: el de el Restaurante El Descanso jamás llegó a juzgarse porque la investigación se torció mientras que el del 11M se juzgo y se cerró con una inusitada ejemplaridad de la justicia, una justicia española que cada día vemos que deja mucho que desear, y que ha sido un ejemplo de jurisprudencia y terrorismo a nivel mundial. Esta entrada, publicada automáticamente a las 7:36 hora de Madrid en la que estalló la primera bomba en el tren diez años antes, pretende ser un pequeño homenaje a las víctimas y sus familiares tristemente olvidados y despreciados por la casta política que nos ha gobernado hasta hoy y que no ha tenido reparo alguno en sacar rédito a las víctimas y a todo su dolor para acabar, a día de hoy, en un triste olvido.
Las víctimas siempre en un atentando terrorista se llevan la peor parte, la de perder a familiares o amigos, pero en este caso han tenido el doble dolor de sufrir el desprecio por parte de las instituciones, gobernadas por el PP y por el PSOE, y de soportar todo tipo de calumnias e infamias por parte de la ultraderecha del PP y sus medios opinión publicada que las consideran culpables de que este partido perdiera las elecciones en 2004. La única utilidad que estas han tenido para el PP ha sido la de haber sacado tajada económica de ellas a través de los actos organizados por la Gürtel, la trama de financiación y blanqueo de dinero negro del PP, en la Comunidad de Madrid donde también se repartieron sobres y favores en forma de contratos públicos. Pedro J. Ramírez desde su periódico El Mundo se dedicó a alentar esa basura de lo que se ha llamado la teoría de la conspiración en su medio de opinión publicada tratando de crear dudas miserables sobre la autoría por parte de ETA del atentado porque ya se sabe aquello que después de mentir algo queda. Ahora que Mariano Rajoy ha cesado a Pedro J. como director de este medio este ser infame, al mismo tiempo que el periódico que dirigía para sobornar a todo el mundo, reculan en lo que han mantenido durante años simplemente como forma de cálculo estratégico sin pensar en el dolor que han producido durante estos años. Estos días el mismo Presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, el que tiene a su mujer imputada por su piso de Marbella, es el que ha seguido en esta infamia que ya nunca cesará. Desde aquí quiero expresar el más absoluto desprecio a toda esta calaña que ha mantenido esta infamia deseándoles lo peor que un ser humano pueda soportar con el convencimiento que ni en la tierra ni en su cielo hay suficientes dosis de justicia para darles a esta gentuza lo que se merecen.

A las víctimas y a sus familiares no se les puede desear otra cosa sino lo mejor dentro de lo que su dolor pueda caber. Esperemos que la gran infamia que han tenido que pasar todos y cada uno de los días de estos diez años acabe ya, o en su defecto quede como algo residual, y puedan llevar una vida normal en el tiempo que les quede de vida. Reivindicar desde aquí a la figura de Pilar Manjón que tuvo que aguantar las mofas de la caverna de la ultraderecha del PP cuando, como víctima del terrorismo pues perdió a su hijo en uno de los trenes, desde aquella famosa intervención en el Parlamento en la que no podía controlar sus lágrimas.