17 mayo 2015

Tipos de lágrimas



Impagables son eso vídeos que el astronauta Chris Hadfiedl hizo en la ISS cuando estuvo en una misión por la Agencia Canadiense del Espacio. No sólo cantó un tema de David Bowie, Space Oddity, sino que nos enseñó que las cosas más comunes que hacemos en la Tierra, dormir, cepillarnos los dientes, comer y hasta oler, allí funcionan de manera distinta. Si saben un poco de Inglés, el mío es bastante bueno cuando se trata de escuchar a americanos, canadienses o personas que su segunda lengua es el inglés salvo el de los británicos que ni ellos se entienden, descubrirán que en el espacio no se puede llorar porque las lágrimas no caen, necesitan de la gravedad terrestre, y éstas se quedarán pegadas al ojo como bien nos demuestra en el vídeo. Tears in space don't fall.
Aquí en la Tierra las lágrimas siempre caen no sólo por la gravedad sino porque este mundo es un mundo de dolor. Mi experiencia en la vida me ha enseñado que hay dos tipos de lágrimas que caen sobre la tierra o la almohada. Las primeras y más tristes son las del dolor. El dolor que te produce la traición, la injusticia, la gente miserable que hace daño al prójimo para alegrarse porque no tienen sentimientos, las que estallan porque las situaciones nos pueden, las que sientes por el desconsuelo de haber perdido a un ser querido, las que provienen de la rabia por un engaño o las de la tristeza que sientes dentro y no sabes muy bien de dónde provienen. Estas son las más comunes, las que nos exige en este mundo el sistema judeocristiano que nos ha impuesto por más de dos mis años que a este mundo se viene a sufrir y que dice la empresa más antigua de la historia y que tiene un marketing cruel que se llama socialización. Son lágrimas de la injusticia porque esto no es cierto que a este mundo se haya venido a sufrir y porque no las controlamos, salvo algunos hombres que nos enseñaron que los niños no lloran. Yo soy hombre y confieso una cosa: he llorado muchas veces.

Hay otras lágrimas más beneficiosas que son las que provienen de las emociones hacia los demás, de la empatía, de la solidaridad y de la con pasión definiendo este término como el hecho de entender el padecimiento del otro. Levinás habla de alteridades pero desconozco si tiene un tratado sobre las lágrimas y el llanto. Son las más beneficiosas y las que nos dignifican como personas pues éstas significan que somos capaces de ponernos en la piel del otro. Reivindico estas lágrimas como forma terapéutica de sanar a esta sociedad que está enferma de dolor, un dolor que se pasa en privado, y que como acto de las pequeñas cosas está condenado de cambiar el mundo desde abajo y no desde arriba como estos días de miserable campaña electoral nos quieren hacer creer. Lloremos así ahora que estamos en la Tierra antes que las generaciones que están por venir se adentren a la conquista del espacio y no es que no puedan llorar sino que su lágrimas no caerán. Para cuando eso no sólo no estaremos muertos sino que nadie llorará por nosotros.

10 mayo 2015

Por qué no votaré el 24 de mayo

Sí Se Quieren. Fuente: El Día.

Hace ahora como diez meses me planteé no seguir con la línea política que tenía este blog entre otras cosas por cuestiones de salud y porque opinar de manera libre y sincera no está bien visto, y menos en una organización sectaria como Sí Se Puede, que, entre otras cosa, me condujo a perder amistades para siempre por decir lo que pienso con personas, enchufadas, sectarias y manipuladoras, de las que pensaba que mi amistad estaba por encima de estos temas. Como votante de Sí Se Puede en 2007 y en 2011 cuando tenían una marcada vocación local, desde entonces no he ido a votar más ni creo que lo haga en lo que me queda de vida, el objetivo de este texto no es otro sino joder. Si de los siete mil millones de personas que hay en el mundo una sola se replantea las cosas por leer esto me daré por satisfecho y si además con este texto pierden algunos votos pues más. Para no liarme como siempre hacía me expreso aquí debajo en una serie de puntos.
  • ¿Por qué me tengo que enterar por el periódico El Día, vivo aún el señor Ramírez, que Pedro Fernández Arcila cobró 12 mil euros por una asesoría, que probablemente ni existió, al Ayuntamiento de Granadilla? ¿Qué ha pasado con el puerto de Granadilla que ya lo han olvidado? ¿Es que ahora ya no les da votos?
  • ¿Cuánto dinero se movió en subvenciones mientras Antonio Cabrera fue Concejal de Medio Ambiente en Granadilla en aquel pacto anti natura con PP y CC en 2007 y que en 2011 salió amulado de la Asamblea que no le dejó reeditar el pacto? ¿Sirvieron esas subvenciones para financiar el partido?
  • ¿Dónde están las cuentas, los cuentos ya me los sé, de estos ocho años de Sí Se Puede para consultarlos y ver en qué se han gastado el dinero de MIS impuestos? ¿Por qué piden transparencia a todo el mundo mientras ellos tienen una contabilidad completamente opaca y no publican sus cuentas en una página web como han exigido a los demás?
  • ¿Por qué no explican en un vídeo cómo se han mamado la marca PODEMOS para entrar en el Cabildo de Tenerife y en el Parlamento de Canarias, han situado a los suyos en los primeros puestos y se han ahorrado una pasta gansa pues Pablo Iglesias les va a hacer la campaña gratis? Los que se curraban los barrios, y les pegaban los carteles, que se han ido del partido pero ya no les son necesarios y hasta les debe alegrar: ya no les joden la tabarra en las Asambleas y éstas deben ser pura seda.
  • ¿Por qué no reconocen ya que no son un movimiento alternativo sino que su objetivo era hacerse con parcelas de poder y ser un partido más?
  • ¿Qué han estado haciendo estos tres años y nueve meses y de legislatura y por qué reaparecen a última hora hablando de democracia participativa si la mayoría de los cargos han estado despistados y sin saber qué era eso?
  • ¿Por qué no cierran el partido político, antes que acaben en manos de CC, y según la libertad religiosa que confiere la Constitución de 1978 fundan una secta que no sólo es lo más parecido a su movimiento sino que proporciona más dinero?
  • ¿Por qué algunos profesores universitarios y funcionarios bien acomodados de Sí Se Puede dejan de elogiar a miles de Kilómetros de distancia el milagro de Venezuela y se van a vivir a un país que tiene unos indices de corrupción estatal absolutos desde que se nacionalizó el petróleo, aguanta una inflación diaria de hasta un 30 por ciento, viven en un país con unas tasas de delincuencia tales que todo el mundo no salen de su casa a partir de las seis de la tarde y tienen un presidente iluminado que no es que mande tuits sino que se le aparece Chávez en forma de pajarito mientras aguanta las repuestas sociales a base de sopa boba y tiene una oposición que lo más suave que se puede decir de ella es que son unos falangistas? Cierto, el piso o adosado que tiene aquí tira mucho y la mujer que viene dos veces en semana a limpiarles, a la que pagan en negro, les deja tiempo para pensar, para pensar en que restaurante se van a pegar la panzada. Que lo sepan: desde hace unos años el personal doméstico se puede asegurar por horas de servicio y no pagarán a la Seguridad Social mucho más de los que les ha costado la cena en un restaurante de moda. Sólo conozco una persona que tiene asegurada a la mujer que la ayuda en la limpieza en su casa: proviene de origen humilde tanto ella como su marido cumplen la ley y seguro que muchos los llaman gilipollas por pagar lo que hay que pagar. Lo que tienen se lo han ganado trabajando de verdad y con una consciencia de lo público que me alucina en unos funcionarios que podrían estar acomodados.
Hace ocho años decía que no, que los cambios en este podrido sistema no iba a venir de los cambios en la política y la información que se ha ido vertiendo estos meses, a veces interesada otras expuesta por los nuevos medios de comunicación muertos los dinosaurios como El País, sino de los movimientos sociales. Ahora no creo ni en eso. Asamblea por Tenerife llegó a dar miedo a empresarios y políticos pero gente, que habría que añadir un calificativo aumentativo, como César Pláceres, casi toda Izquierda Unida, algunos ecologistas y Sí Se Puede utilizaron lo mejor que había pasado en Canarias para promocionarse y hacer sus partidos para luego asesinar la Asamblea. Este último partido es un caso de libro de todo ello porque que no me engañen a mi nunca más no quiere decir que no hayan engañado a gran parte de la ciudadanía y seguramente van a obtener unos buenos resultados para, luego, darles el voto a los de siempre o lo que quede de ellos PP, PSOE y CC.

Los que aún queremos cambiar las cosas lo tenemos claro: los cambios hay que hacerlos a pequeña escala y con la gente que está a nuestro alrededor. Cambios que nunca veremos pues a muchos nos quedan menos años de vida de los que hemos vivido y este sistema es repugnantemente resistente para dejarse cambiar por arriba. Llegará el día que cambie pero muchos no lo veremos. Esto sucederá cuando el que sale de abajo deje de engañar a los de su clase para situarse entre los poderosos como han hecho gente que lleva 30 o más años intentando medrar y el próximo 24 de mayo Sí Se Puede lo consiga.

05 mayo 2015

¡Hasta luego!


Tuve un amigo que hace unos buenos años se suicidó. Se tiró de un puente y creo que quedó hecho añicos. Dicen que contaba a sus colegas más cercanos que iba a hacer puenting cuando este deporte snob se estaba poniendo de moda. A parte de un ser extraordinario tenía un sentido del humor negro muy avanzado para su edad. Padecía una enfermedad mental que se estaba cronificando y un día agotado de este mundo no pudo más e hizo lo que hizo. Ambos éramos de natural tímido, hablamos pocas veces en el instituto, pero siempre nos saludábamos con cariño. Recuerdo perfectamente la última vez que lo vi. Las calles estaban desiertas porque estaban echando por la tele un enésimo partido del siglo de fútbol y nos cruzamos de frente pero desde aceras opuesas. Nos saludamos con un hasta luego y un gesto de manos de cada uno. A los días me enteré que se había matado, su caso salió publicado en el periódico donde, por protocolo, publicaron sólo sus iniciales. Tres letras que separaban su muerte de mi vida que todavía dura. Millones de veces he pensado lo mismo: aquel día debí de haber cruzado la calle, haberme acercado a él, estrecharle la mano, preguntarle cómo estaba y contarle alguna tontería que yo estuviera haciendo. Es lo que, de manera natural, hacen las personas que son corrientes y no absurdamene tímidas como éramos nosotros. Todavía recuerdo la sonrisa que me dedicó y el brillo de sus ojos detrás de sus gafas pues ya había oscurecido y las farolas de luz naranja transforman las cosas aunque nos hayamos acostumbrado a este hecho.
Este muchacho, al que no asistí a su entierro no sólo porque no me enterara a tiempo sino porque era una vergüenza, me enseñó una lección que jamás olvidaré. Cuando te despidas de alguien que quieras y le tengas cariño hazlo como si fuera la última vez que lo vas a ver. A veces me olvido de este axioma y noto que me he despedido de alguien con poco mimo: un compañero que se va del trabajo antes que tú y sale corriendo, alguien que ves por la calle y le dices que ahora no puedes pararte porque tienes prisa o simplemente porque la vida está compuesta de despistes y de errores. Yo también soy de aquella manera pero a veces me intranquilizo cuando me he despedido mal o he acabado discutiendo por algo que es una tontería. No estoy en época de mirar las esquelas para ver quién ha muerto en el bar mientras desayuno no sólo porque ya no miro prensa en papel sino porque mi natural no es morboso. Pienso que si ahora muero pronto me olvidarán, es una forma de sentir el mundo en el que encajo como una partícula más sin importancia y que sin mi todo seguirá igual. Sin embargo, hasta que el tiempo lo oscurezca todo recordaré a aquel muchacho que se tiró del puente. Te puedo contar un secreto ahora que el que quiera nos puede leer: si ves que te sonrío al marcharme es que te quiero más de lo que piensas. ¡Hasta luego!