09 julio 2010

El PSOE y el catálogo de especies

Quien quiera apoyar, seguir afiliado y hasta votar al PSOE a mí, como no pudiera ser de otra forma, me parece bien. Ahora el que diga que apoya al PSOE, está afiliado a este partido o incluso vota por él porque es un partido progresista no sólo me desata la risa sino que me parece que anda bastante despistado. No es sólo que apoyar a un mentiroso patológico como Zapatero y a su gobierno de inútiles, de éste se salva el de Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, es ahora una de las actitudes menos progresistas que hay sino que es darle alas a una serie de especuladores a los que beneficia este partido. De momento el PSOE ha entregado en masa al mercado y al capricho de los empresarios a millones de trabajadores al cercenar, con una brutal reforma del mercado de trabajo, los derechos conquistados por estos durante años y que, con esta reforma, van a ser imposible volver a recuperarlos en muchísimos años si es que esto vuelve a suceder, cosa que no creo. Esto para muchos seguirá siendo signo de progresía pero a mí lo único que se me ocurre es mentar, injustamente, a las madres de muchos, cosa que no voy a hacer, porque han hecho el mejor de los trabajo para que la derecha vuelva a gobernar dentro de dos años como mucho pero crecida con todo esto.
 El PSOE en Canarias con esa gran cacicada legal que ha sido la ley del catálogo de especies protegidas se ha comportado con la misma ambigüedad, con el mismo quiero y no puedo y con la misma búsqueda de oportunidad que con otros asuntos de la reciente vida pública y política. Hay que recordar que la ley fue admitida a trámite porque el PSOE el día de la votación no apremió a sus parlamentarios, algunos de compras por Santa Cruz a pesar de que este no era su deber, a ir a la votación aunque sabían perfectamente que con estos díscolos hubieran estado en mayoría y hubieran ganado, por primera vez en esta legislatura, al gobierno cosa que hubiera sido no sólo un hito sino que hubiera dado mucha moral contra CC y PP. El resto de la estrategia de este partido con el dichoso catálogo de especies y la defensa de la parlamentaria pija Guasimara Medida ha sido, sencillamente, una suma de actos patéticos uno detrás de otro. Y es que el PSOE lo único que demostraba con el rechazo de este catálogo es que se oponían a él porque con esto hacían lo que llaman oposición, seguramente se hubieran opuesto también si CC y PP hubieran hecho una muy buena ley de protección de las especies en peligro de Canarias, más que por acto de verdadera convicción política. No olvidemos que uno de los mayores hacedores y responsables que en unos días comiencen las obras el puerto de Granadilla no es otro que el Partido Socialista Canario que ha mantenido y mantiene entre sus filas, entre otras cosas, a un presunto corrupto como el ex alcalde de Granadilla Jaime González Cejas.
Aprobada la ley, a toda luz ilegal pues contraviene otras de rango superior estatal y europeo, la pelota se ha quedado en el tejado del PSOE. Por mucho que ahora digan que están estudiando otras maneras de frenar esta ley del catálogo la única manera de hacerlo es que 40 diputados o senadores del PSOE planten ante el Tribunal Constitucional un recursos pues ahora mismo son los únicos que pueden hacer esto pues CC, que es una formación corrupta pero no son bobos, dejaron muy blindado este infame catálogo. Y estamos hablando del Tribunal Constitucional que hemos visto estos días que está muy por debajo de sus posibilidades con el Estatuto Catalán porque, precisamente, son los políticos los que pueden soluciona su atasco y han demostrado, por activa o por pasiva, que les importa una puta mierda que este necesario Tribunal funcione. En fin, que si tanta supuesta vehemencia han puesto en decir que estaban en contra del catálogo lo menos que podían haber hecho ya es presentar el citado recurso pero no han movido un paso para ello. Ni lo van a hacer, tiempo al tiempo.
Si algo ha demostrado CC en sus casi dos décadas de existencia es que sus siglas significan que gobiernan Con Cualquiera. Y es que estos sin vergüenzas pactan con eso, con cualquiera, con tal de llevar a cabo sus intereses y los de los empresarios a los que apoyan. A la cara dura habitual del socio en esta formación en Canarias, José Manuel Soria, se le está poniendo un rictus que se podría denominar de gilipollas, aunque él no lo sea sino que lo somos otros, cuando ve a esta formación gobierna con el PP en Canarias y pero que le están sacando todas las castañas de fuego al PSOE y al infame de Zapatero aprobando subidas del IVA, la congelación de las pensiones, la bajada del sueldo de los funcionarios o la reforma laboral. Una formación como CC que fue la tercera en votos en Canarias, y que si el sistema electoral fuera justo no estaría gobernando, tiene pillado por los huevos al gobierno de Zapatero y hace de él lo que prácticamente quiere junto con esta pléyade de nacionalistas que lo más que son es oportunistas. En este caso están logrando que la anulación de la ley del catálogo de especies se vaya aparcando cada vez más y que, como todo lo que sucede en Canarias, quede legitimado no por razones democráticas sino por una política de tierra quemada.
El PSOE ha sido y será siempre en Canarias la tercera pata en la que se sustenta el trile que forma con CC y PP. Creer lo contrario o pensar que es un partido decente es, desgraciadamente, estar equivocado. Somos muchos los que, desde hace mucho tiempo, este partido no nos engaña pero lo que da pena son sus bases que sí se creen el discurso progresista de este partido pero lo que más que llegan a hacer es el trabajo sucio de militantes para encumbrar a unos cuadros políticos que, la mayoría de las veces, tienen el marco torcido. Nunca serán una alternativa a nada porque ellos mismos son parte del problema del sistema vigente en Canarias pero lo mejor que podrían hacer, por una dignidad que seguro nunca tendrán es denunciar este catálogo ante el Constitucional o si no callarse la boca porque para decir una cosa, mientras hacen todo lo contrario, es ensuciar más todavía  la vida política.
Canarias 24 Horas, 5 de julio de 2010.