Vaya
mitín, señora Ministra. ¡Esto no son las 3000 Viviendas de Sevilla
sino es el Congreso de los Diputados y usted es la Ministra de
Hacienda presentando unos presupuestos! Así
comenzaba la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, su
intervención en el Parlamento interpelando a la
Ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tras la exposición de
las cuentas del
estado fallidas el pasado día 13 de febrero de 2019. Si
lo que pretendía era ser ingeniosa en su intervención, las reglas
de la retórica aconsejan usar la ironía y la broma de manera
moderada para despertar interés de
la audiencia durante los
discursos, lo que parece un
lapsus linguae
mostrando desprecio de clase
hacia las personas humildes que viven en barrios populares resultó
muy revelador de lo que esta
mujer, niña bien
de la aristocracia tinerfeña, significa: una
oligofrénica cuya bajeza
moral supera su poca estatura física y que representa en Madrid,
desde hace años a costa del contribuyente, no a los canarios sino a
la casta criolla empresarial de Canarias que vive de explotar a los
residentes, deteriorar nuestro territorio y atrapar todas las
subvenciones posibles que éstos mismos
se reparten sin corte alguno.
La prueba del nueve que esta
afirmación resulta acorde con lo expresado es que la señora Oramas
salió a leer un discurso que alguien en su grupo, sus asesores,
compañeros y ella misma, escribieron y que a ninguno se le pasó por
la cabeza que despreciar a las personas que viven en las 3000
Viviendas, en Sevilla, es
algo terrible cara a la opinión pública porque, como no iba a ser
de otra manera, las personas que viven en este barrio son
tan dignas como aquellas otras
que viven en el Barrio de Salamanca en Madrid o el en Paseo Oramas
que, la casualidad, lleva este nombre por su familia en una de las
mejores zonas residenciales del
Centro de La Laguna en
Tenerife.
En
la Península se ignora por completo el origen franquista del
nacionalismo de conveniencia representado por Coalición Canaria
porque sus diputados siempre tienen un perfil bajo salvo cuando algún
voto en la cámara puede favorecer la investidura de un presidente,
les de igual que sean del PP o del PSOE, o que el voto de éstos
representantes sirvan
para sacar una votación in extremis.
ATI, la Agrupación Tinerfeña
Independiente, se formó con los lodos que quedaron del fracaso de la UCD y su disolución en 1982 que en Tenerife estuvo conformada por franquistas, exfalangistas
y cargos del Movimiento como el
condenado a siete años por corrupción Miguel
Zerolo o Luis Mardones. Este úlitmo fue el responsable del asesinato de un
estudiante en la Universidad de La Laguna en 1977 cuando ostentaba el cargo de Gobernador Civil designado a dedo por Franco y que
hace poco murió en la cama impune y sin haber pagado por este delito. Estos y otros personajes formaron en 1993, junto a
nacionalistas de toda la vida
de
una escisión traidora de Izquierda Unida en las Islas, Coalición Canaria para
representar a la burguesía criolla de Canarias a la que tan cercana resulta ser la señora Oramas por parentesco de familia política y sanguínea. Desde entonces esta agrupación de intereses ha ocupado el poder o bien en solitario o
pactando ora con PP ora con PSOE para,
en la actualidad, lleven ocho
años ejerciendo la presidencia de Canarias a pesar de ser la tercera
fuerza política tanto en votos como en
parlamentarios autonómicos gracias a la manera caciquil por la que
éstos entienden la política en Canarias y
a nuestro injusto y peculiar sistema electoral.
En
la Península tampoco se conoce la trayectoria de esta dirigente de
CC que lleva en la política desde 1979, ¡cuarenta años!, y no ha
tenido jamás ninguna otra
actividad, por lo menos lícita, en el sector privado o de manera
autónoma sino que ha vivido
siempre de la política y de
lo público a pesar de, como buena liberal, ha expresado muchas veces el desprecio por el sector público o que su grupo
político haya dejado en la cuotas más bajas del estado a la sanidad
y la educación canarias durante todos los años de gobiernos
autonómicos. En 2008 dejó
la alcaldía de La Laguna, poniendo a dedo a Fernando Clavijo que es el actual presidente de Canarias y que enseguida se vio manchado por los casos de corrupción Grúas
y Corredor, dejando
el municipio en la ruina para ser diputada nacional cargo que,
desgraciadamente, todavía ocupa. Famosa ha sido siempre por su populismo y la manipulación de las clases más desfavorecidas, las mismas que ahora desprecia refiriéndose a
las 3000 Viviendas, organizando cruceros entre las islas con personas
de la tercera edad donde siempre ha residido el voto cautivo de
ATI-CC a escasas semanas de las elecciones pagados, como no, con
dinero público. Un dinero
que tanto su familia como ella han sido muy adictos. En 2007
la policía vigiló un encuentro secreto con el condenado a siete años de prisión, exalcalde de Santa Cruz y
responsable último político del mayor pelotazo juzgado en Canarias
que es el de la Playa de las Teresitas Miguel Zerolo, y una tercera persona detectado gracias a pinchazos telefónicos que por la descripción de la
policía apesta a que se estaba desarrollando, presuntamente, algo ilícito.
De casta viene el galgo y
tenemos dos ejemplos muy esclarecedores.
La
familia Oramas liquidó el primer tranvía de la isla de Tenerife
porque sus empresas habían comprado las
primeras guaguas de
Tenerife y sabían que éstas
solo se iban a consolidar funcionando en el área metropolitana en
régimen de monopolio. Esta empresa fue el embrión de lo que es hoy
TITSA, la empresa insular de transporte público tan despreciada y
mal gestionada primero por ATI y ahora por CC. Alberto
Rodríguez, el de las rastas de Podemos, contaba hace poco como su
abuela era costurera para la
familia Oramas como cuando esta gente iban a recoger los trajes
que la señora cosía les tiraban el dinero por el suelo entre burlas y desprecio.
Esta
es la verdadera Ana Oramas y no la que al día siguiente de la
intervención en el Congreso de los Diputados tras insultar a la gente
que vive en las 3000 Viviendas convocó a los medios para pedir
disculpas por sus palabras. Unas palabras que si se ve la
intervención se nota como no se le pasa por la cabeza ni un solo
instante, a pesar de los abucheos de muchos diputados, que éstas no
daban a lugar porque el desprecio de la gente humilde se llama
clasismo y en su caso resulta hasta aporafobia pues ella, en 40 años de dedicación a lo público,
se ha mostrado como una completa inepta y en su ADN está impreso un sentimiento que hace que se sienta superior y que le ha hecho vivir siempre más
allá del bien, del mal y hasta de lo legal. En
este sentido, el mejor que ha expresado la nausea que esta señora
produce entre la gente humilde y honrada, la gente de la clase social
en la que me reconozco, ha sido Juan Carlos Monedero en su programa
En La Frontera cuando,
remedando la gran Labordeta, le dice que lo mejor que puede hacer esta
mujer es irse a la mierda. Y que no vuelva nunca, habría que añadir.