12 septiembre 2015

Blanca Pérez, Viceconcejera de Inseguridad


Sabido es que desde que ICAN rompió por todas partes a Izquierda Unida de Canarias para aliarse con los caciques de CC de la ultraderecha canaria, Fernando Clavijo y Blanca Pérez han sido, si se permite esta expresión sin mordaza, como el culo y la mierda pues donde ha ido el uno ha enchufado a la otra que presume de Licenciada en Filosofía cuando nunca ha acabado la carrera. Son esas amistades creadas por intereses que más vale no revolver porque puede salir mucha basura.
Estaba cantado que cuando Clavijo llegara a la Presidencia del Gobierno de Canarias, ese que tiene una grabación intentando enchufar a un colega en la empresa de basura de La Laguna tan clara como el agua pero que la misma Fiscalía no observó delito y acabó persiguiendo al Juez Pamparacuatro que es el que ordenó las escuchas, se llevaría a Blanca Pérez consigo. Esa que en abril de 2012 circuló borracha como un piojo por La Avenida de Los Menceyes en dirección contraria durante muchos metros, salió corriendo del coche cuando la policía la detuvo, se cayó a los pocos metros por la masiva ingesta alcohólica y de otras cosas que llevaba encima y cuando fueron a detenerla dijo quién era y que llamaran a un amigo suyo para resolver el asunto. A los cinco días fue citada para un juicio rápido por lo penal, que no llegó a celebrarse, porque se llegó a un acuerdo extra judicial: pagó 1.800 euros de multa y aceptó la retirada del carnet de conducir por un año. Esa salvajada que esta señora hizo la hacemos usted o yo y de la pena de cárcel con antecedentes penales no nos hubiéramos librado pero ella tiró de abogados coleguitas y catedráticos muy cercanos a la carrera judicial porque el poder llama al poder y les gusta compartir mesa y mantel, siempre que pueden, más si la cuenta la pagamos nosotros. Al final el asunto nos salió más caro a los contribuyentes porque Blanca, como buena política, es alérgica al transporte público y había que traerla y llevarla a la casa por un servicio municipal ad hoc. ¡Qué lejos está esta mediocridad de gente de una persona como Carmena, alcaldesa de una ciudad de más de 4 millones de habitantes, que cuando fue Vocal del Poder Judicial iba en metro y bicicleta a trabajar porque siempre lo ha hecho así y lo sigue haciendo!
El caso de Blanca Pérez y su marcha con su padrino Clavijo tiene dos vertientes que indignan profundamente. ¿No tenía el Presidente un sitio un poco más discreto para enchufarla, después del populismo que ha ejercido esta mujer en los barrios repartiendo a diestro y siniestro favores en los barrios y asociaciones de vecinos afines a CC, que ponerla, nada menos, que de Viceconsejera de Seguridad y unas cuantas cosas más. No sé, se me ocurre que hubiera sido mejor vincularla a un organismo que tuviera que ver con el consumo de estupefacientes para que se cure de sus adicciones que no sólo ponen la vida en peligro de ella, que haga con su vida lo que quiera ahí nadie tiene derecho a juzgarla, sino con la de otras personas inocentes que podía haberles jodido la vida en 2012 o que podrá si sigue conduciendo en tan lamentable estado como el de aquella vez. La otra vertiente son los nuevos, así llaman muchos funcionarios y algunos políticos de la vieja escuela a gente de Podemos en el archipiélago, de Sí Se Puede o de Unidos por La Laguna porque no se enteran de nada, y nadie, salvo la falange de UpyD, se ha atrevido  a criticar ese esperpento, porque están ocupados buscando sus parcelas de poder y chupando de sus liberados, a algo tan grave como poner de Director General de las mujeres Víctimas de malos tratos a un maltratador reconocido o a un pederasta incurable a dar clases en infantil y primaria.

Estas cacicadas quedan así a la sordina en las publicaciones de Boletín Oficial de Canarias, que muy pocos leemos, y nos convierten en lo que somos y seremos eternamente en estas islas: una asquerosa República Bananera.