17 noviembre 2020

Arboricidio en La Laguna



San Cristóbal de La Laguna, en mala hora Patrimonio de la Humanidad, es una ciudad muy húmeda, metida en un valle fluvial muy fértil en su tiempo y que a los que hemos vivido allí, querrámoslo o no, nos acaba determinando en grado alto nuestro carácter. En mi caso aprecio las oportunidades, como esta que gozo ahora, de poder vivir lejos de ella por temporadas porque la podredumbre de su rancio abolengo, donde todavía se venera un triste pendón de la Conquista, y de sus cientos de años de corrupción política ininterrumpida hacen de ella una suerte de Macondo surrealista que se acaba apoderando del cuerpo y la conciencia de los que allí residen de una manera prolongada. 
 
Este árbol lleva tiempo talado en la zona de Concepción Salazar pero ha sido usado como punto de reivindicación ciudadana.

A mediados del mes de noviembre del año de la pandemia de 2020 estuve por la casa donde vivo allí, en un barrio no muy integrado con el centro, para pasar unos días tranquilo en mi piso más que para ver amigos que, como sabemos, en esta época de contagios, con Tenerife a la cabeza de la COVID, no es de las mejores ideas. Había leído que el ayuntamiento de La Laguna estaba cometiendo un arboricidio en la zona de La Manzanilla y Camino Largo, en al calle de la zona de ricos de Concepción Salazar, y quería verlo con mis propios ojos y tomarlo con la cámara de mi móvil. La casualidad que in situ me enteré que el solar de los Oramas en Marqués de Celada había sido vendido por La Menina, Ana Oramas que es la peor alcaldesa que ha existido en el mundo por ser una suerte de cacique de toda la vida con remedos de ser la siempre la Esperanza Aguirre canaria mal, con decenas de irregularidades para hacer un Mercadona pero de eso ya hablaré otro día. O no lo haré pero el caso es que estaba muy preocupado el domingo por la mañana por lo que es ese paisaje arbolado, en una zona de gente muy bien de la peor ciudad gestionada históricamente en Canarias, y me fui para el sitio con la idea de que no sería para tanto. Y no, no era para tanto sino para mucho más. A mi, que presumo de no llorar y de no ser un sensiblero, se me rayaron los ojos al ver lo que habían conseguido las fuerzas del ayuntamiento de progreso autodefinido como ecosocialista, si esto significa realmente algo, y no me lo podía creer. En una mañana soleada de noviembre caminar en los cientos de metros en los que los árboles, algunos como muchas décadas en la zona, que habían sido cortados por el ayuntamiento y las zonas en las que aún quedaba una arboleda que le quedan pocos días de vida en el momento en el que escribo esto, era pasar de un sol muy duro a un ambiente fresco por la vegetación. La palabra miserables estuvo todo el rato en mi boca.


Miserables son personajes como Rubens Ascanio Gómez primer teniente alcalde, cliente premium de Almacenes Herrero y el mayor trepa que he visto nunca o José Luis Hernández Hernández de medio ambiente que es el ser más mediocre que ha existido nunca en todos los partidos político pero que sabía manejar el Excel y acabó llevando las cuentas y haciendo los cuentos del dinero de aquella cosa que a finales de la década de los diez acabó llegando a las instituciones para hacer lo mismo que hacía Coalición Canaria porque en el fondo les guía el mismo nacionalismo rancio, excluyente y arrogante. Bueno, CC sabía robar pero estos lo único que hacen es medrar en poltronas para sacar carretillas de billetes que reparten a sus amigos y a sus empresas afines para que hagan cosas ridículas relacionadas con la igualdad y el medio ambiente en el que se cagan siempre que pueden. Después de decenas de nombres, coaliciones y sopas de letras ahora se hacen llamar Unidas se Puede y tienen uno don de la ineptitud muy desarrollado y la capacidad de estar en el gobierno y criticarse a ellos mismos porque todavía se creen parte de la calle y de la oposición. ¡Schrödinger lo hubiera tenido casi todo hecho al inventar su experimento teórico del gato para explicar la dualidad onda partícula si hubiera conocido a estos personajes! En este caso son los políticos de cambio que gobiernan y se hacen oposición a la vez.

Me podrán objetar que las decisiones son colegiadas en esa coalición, que las competencias están repartidas, que esta formación no tiene nada que ver con las obras publicas aunque el oligofrénico de José Luis tenga las competencias de medio ambiente pero me parece de una vergüenza absoluta que hayan permitido la tala indiscriminada de, dicen, hasta 44 árboles en una zona pulmón de La Laguna. Lo que me produce mucho enfado, asco y grima es que si esta gente deshonesta estuviera en la oposición, ocupando o sin ocupar cargos políticos, por intentar sacar un puñado de votos y rédito estarían haciendo una campaña en contra de la tala que ellos mismo están permitiendo desde el gobierno de la ciudad. Una campaña por redes, entiéndase, que no está la cosa para caminar y ocupar la calle, máxime cuando Ascanio debe estar orgulloso de su obesidad grado tres hacia un cuatro. Una tala oculta en las redes del ayuntamiento y escondidas en las escandalosas cifras de la COVID de Tenerife, con La Laguna como epicentro de esta en Canarias, aunque José Luis diga en lo medios que no sabe por qué está la pandemia desatada en la ciudad a pesar que los bares, restaurantes y terrazas estuvieron a tope y sin el más mínimo control desde la desescalada en mayo hasta de octubre.

Esta crisis del coronavirus, como creo que a mucha gente, me ha hecho más humilde y desde hace muchos meses ni expresión favorita es no lo sé pero se me ocurren, al menos dos, ideas que hubieran evitado la tala indiscriminada en esta zona de La Laguna para destrozar un paisaje que se han consolidado de una manera original, con especies foráneas pero bien integradas, durante muchas décadas. Quizá las aceras las hubiera podido alargar expropiando las casas de los ricos que florecen allí y quitándoles parte del jardín, no hubieran tocado vivienda alguna, para ampliarlas pero no había huevos para enfrentarse a esta élite más que nada porque muchos poderosos viven por allí y, seguramente, alguno de la izquierda alternativa tiene mirado su chalesito en la zona. En todo caso, tampoco hubiera hecho falta expropiar porque son modos muy traumáticos que se alargan en una zona sin apenas tránsito y hubiera subido mucho el presupuesto de la obra. En todo caso, en el ayuntamiento hubieran quedado como espléndidos si hubieran hecho peatonal la zona solo permitiendo los vehículos de servicios y de los vecinos y consagrándola al deporte, máximamente al atletismo y ciclismo que mucha gente practica en la zona exponiendo su seguridad física al tráfico, en una tendencia que debe ser imparable en toda ciudad que se digne que es la de sacar los malditos coches, incluso los dos eléctricos y carísimos que presume tener en su casa José Luis Hernández, de las ciudades modernas hechas para las personas. Desde aquí los entendemos: Concepción Salazar no es como Heraclio Sánchez y el resto del Casco Histórico que se puede especular con inmuebles y dedicar la mayoría de los negocios al puto terraceo que privatiza espacios públicos, gentrifica, ensucia las ciudades, encarece los precios de restaurantes y bares y atrae inversiones de fondos opacos y directamente procedentes de la corrupción. Todos nos acordamos como Evaristo González compraba las voluntades, sus tramas mafiosas y la compra de funcionarios y voluntades políticas. Pero bueno, esto ya es otro tema que trasciende a estos arboles tristemente talados. Miente cuando dicen que van a plantar en Mesa Mota cien árboles porque en esta zona ya hay un proyecto de rehabilitación puesto en marcha bastante antes que estos ineptos llegaran al gobierno. Desde este blog, más muerto que vivo en los últimos años, quiero decir que la gente responsable de este disparate les va a ser siempre poco todo lo malo que les pueda pasar, en lo político, después de esto.



Quiero dedicar este post a Andrés Rodríguez Barella, y a nuestros paseos por la zona, que murió el 8 de junio de este año. Andrés aguantaba vivir en La Laguna porque pasaba mucho tiempo fuera de ella y tenía una doble vida en el sur de Gran Canaria donde también, como en esta rancia ciudad, lo querían por docenas. Andrés al principio me animaba a escribir y casi siempre leía lo que yo escribía aunque siempre sospeché que se había aburrido de mi y sus lecturas se hicieron más de una ráfaga rápida y finalmente un de vez en cuando pasaba por este sitio. Yo no le decía nada pero él me tenía por radical cuando criticaba a esta falsa izquierda de inútiles motivados y chusma varia que se cree con el poder divino de ser infalibles y creen que todo el que los critique es innoble y está contra ellos por tener opiniones formadas y no dicotómicas. Las franquicias de Unidas Podemos ven la vida con un triste contra mi o conmigo y toleran muy mal la frustración de que los critiquen cuando lo hacen mal y se venden al poder. Nombro al compañero no por esto sino porque sé que estaría muy cabreado con el arboricidio que se ha estado perpetrando muy cerca de la casa en la que vivió la mayor parte de la vida. Desde aquí mi cariño a Andrés que ha sido y será uno de los mejores amigos que tendré nunca.



19 marzo 2020

Desde la casa


Fue una enfermedad muy particular la que me alejó de este blog después de años de militancia en organizaciones sociales y de estar escribiendo y dando mi opinión muy particular durante mucho tiempo. Ahora es una pandemia mundial la que me atrae a este rincón de nuevo. Tranquilidad, que ya bastante tenemos todas y todos con este encierro y no quiero dar la turra a nadie con este inevitable mono tema del coronavirus. Simplemente quiero hacer unas consideraciones como siempre muy particulares y en mi línea.

En primer lugar decir lo que desde todos los medios y redes sociales nos han dicho esta semana por todos lados por activa y por pasiva: vamos a quedarnos en casa lo que haga falta. Tiempo tendremos de criticar a los inútiles que nos gobiernan, los reyes que nos roban, lo inconscientes que hemos sido, lo obedientes que somos de que nos retiren nuestros derechos civiles estilo China y todos los robos y latrocinios que han orquestado en 38 años el PSOE y el PP, que ahora nos tienen encerrados, para que los servicios públicos no tengan capacidad de afrontar esta crisis de otra manera porque estos sinvergüenzas han desmantelado, privatizado y repartido entre sus amigos sectores públicos como la energía, las comunicaciones, la sanidad o la educación y que ahora están empezando a colapsarse. Está muriendo mucha gente, es algo que tiene escala global, y ni una sola de estas vidas que se pierdan se pueden justificar como el mantenimiento de sectores comerciales y económicos. Ni una sola persona muerta estos días son efecto colateral plausible de las cuentas de resultados de las grandes empresas y conglomerados transnacionales. Ya hemos adoptado una vía para retener el avance del COVID19, ya criticaremos sus resultados, y no podemos estar cambiando la estrategia e improvisando otras porque no sabemos estar solos con nosotros mismos y con la gente que hemos elegido para estar juntos. Confiemos, no tanto en los que nos mandan, sino más bien en los científicos, una profesión que ha precarizado el PPSOE, y que están detrás de estas decisiones.

Un análisis, que seguramente esté superado dentro de no muchos días porque escribo dentro de la pandemia y con días de reclusión en mi casa, es que sin duda estamos asistiendo a un fracaso técnico y moral del sistema capitalista. Un sistema que solo funciona en visión a los resultados de los más poderosos y que se construye sobre el sudor, el dolor y la vida de miles de millones de personas de este mundo y que por si mismo ni es legítimo ni es ético ni mucho menos iba a tener un futuro asegurado a largo plazo. El virus del COVID19 es un efecto del cambio climático. No es la primera ni será la única vez que uno de estos organismos saltan de la cadena animal a la humana y este coronavirus se ha visto especialmente favorecidas por nuestros estilos de vida: megaciudades con millones de personas, contaminación a gran escala, explotación de los animales para alimentación de manera completamente irracional y de que en este planeta existen planes para favorecer a los poderosos mientras se ha desmantelado todo sector público a escala global. La crisis económica mundial que nos va a afectar es, desde hace ya muchos días, inevitable.

La cuestión que viene ahora es quién va a pagar la factura de esta enorme recesión que se nos viene encima. Yo lo veo claro porque no tengo confianza en los que nos gobiernan ni el los que dirigen el capital que son los que lo hacen de verdad. La factura irá para nosotros, para los que somos de clase trabajadora, para los marginados de este mundo, para las mujeres que siempre tienen que hacer el doble que cualquier hombre para ser reconocidas y las personas que tiene cerradas las fronteras de este mundo porque al capital no se le puede poner límites y sufren en sus regiones explotadas de materias primas la mayor de las miserias del mundo y por ello quieren llegar hasta el nuestro. En un momento que el fascismo crece a escala global recuerdo aquella tesis de la serie Years and Years en la que los europeos cogíamos pateras para salir de las ciudades que se habían vuelto aterradoras para salvar nuestras vidas. Sería una suerte de venganza poética que tuviéramos que abandonar las regiones, hasta ahora opulentas, porque una crisis brutal nos prohíbe prosperar. Si esto sucediera me gustaría acabar en una de estas barcas con Santiago Abascal para comentarle un par de cosas.

Que no paguemos esa factura no depende del todo de nosotros porque, como siempre, harán los que les dé la gana con nuestras consciencias manipulado no solo los medios de comunicación sino Internet y las Redes Sociales a través de esa arma de doble filo que tenemos todos en nuestros bolsillos. Sin embargo, en una parte sí que dependerá de nuestras consciencias. Después de la crisis, cuando en meses salgamos de ella, deberemos ser más activos como ciudadanos tratando de delegar lo menos posible en las castas políticas de todo signo que dicen representarnos y que, en realidad, lo que hacen es salvaguardarse. Debemos ser más activos y totalmente escépticos a los que nos van a contar para pasarnos la factura, cosa que han de hacer los grandes conglomerados y grandes fortunas. Yo particularmente no creo en los estados, son la mayor expresión de la represión y el desengaño, pero sí que creo en lo público, lo comunal y lo horizontal. Hoy en día tenemos la capacidad, el talento y la tecnología para autoadministrarnos y mantener a gobiernos y partidos políticos que atentan contra la ciudadanía a distancia de lo público pues ya sabemos cómo de podridas tienen sus manos. El debate de los meses y años que nos vienen debe estar en decrecer, en respetar el medio ambiente y no sobreexplotar a los animales por cuestiones alimentarias y en crear una renta básica universal guiada por las necesidades de la ciudadanía y no de las transnacionales que ven ésta cómo un método de caridad para seguir siendo más ricos todavía. Empezaba hablando de mi particular enfermedad y sé que de las crisis podemos salir siendo más fuertes a nivel individual. Creo que esto a nivel general y social, incluso a escala global, se puede aplicar también. Confío en que sí.