A finales de los años noventa surge en el panorama audiovisual español, que se encontraba en pleno ajuste con la entrada de los operadores privados y la guerra de las plataformas digitales, una experiencia de televisión pública municipal en Barcelona que se llamaría BTV. En muy poco tiempo esta televisión se convirtió en un referente para los ciudadanos de Barcelona y su buen hacer acabaría siendo reconocido a través de una serie de prestigiosos premios internacionales. En esta televisión pública se suplió bastante bien lo escaso de su presupuesto con mucha imaginación y con el trabajo entusiasta de un equipo bastante joven. Cuando el modelo generalista de medios de comunicación audiovisuales empezaba a estar agotado BTV se volcó en la información local y la participación ciudadana a través de lo que llamaban vídeomaton que no era otra cosa sino una serie de cabinas colocadas estratégicamente en la ciudad donde los ciudadanos podían dejar mensajes que eran luego editados y emitidos durante el día por televisión. Este canal se llama hoy en día Barcelona TV y sigue funcionando con la misma originalidad y afán de servicio público.
Por la misma época surgía en Canarias la televisión autonómica del archipiélago imitando el caduco modelo de ente público sobredimensionado aunque desde un modelo de gestión privado. Se hizo un concurso público que fue muy polémico pues Prisa estaba por medio, junto con los lacayos de CC de la SER de Canarias, y al gobierno del PP no le interesaba que este grupo de comunicación abriera horizontes en lo que era la televisión en abierto. El canal de Coalición Canaria nacía para ser una cadena más imitando el modelo de canal de entretenimiento basura puro y duro aunque en aquella época las autoridades decían que este proyecto serviría para unificar el archipiélago dándole una dimensión superlativa. Hoy, algo más de 10 años después, la televisión canaria sólo ha servido de correa de transmisión de la propaganda de CC con unas cuotas de audiencias que rayan el ridículo y que muchas veces son superadas por televisiones locales que se hacen desde garajes que apenas tienen 100 metros cuadrados con cámaras y equipos comprados de tercera o cuarta mano y donde a veces se emplean a trabajadores sin contrato que hasta firman crónicas y salen en pantalla.
Lo que ha provocado el fracaso estrepitoso de esta televisión que pagamos los contribuyentes es el modelo, que ya estaba en decadencia, que se aplicó de sistema de televisión tipo ente con una estructura empresarial rígida. Nunca hubo un debate, jamás se admitió, de qué tipo de televisión canaria, si es que de verdad se quería una televisión y si esta era necesaria, era la adecuada para las islas. La comparación que hemos hecho con BTV no es ociosa sino que responde a criterios de utilidad distintos. En el caso de Barcelona las autoridades locales se plantearon claramente hacer el canal como medio dinamizador de la sociedad y la ciudadanía. En el caso de Canarias los gobernantes de CC actuaron exponiendo el complejo victimista que tanto resultado les ha dado y buscaron la solución de hacer una televisión autonómica para crear el problema de que era necesaria para el enriquecimiento cultural de nuestra región. Que el mayor hito de la producción audiovisual canaria sea la telenovela El Juramento de Puntallana no es sólo un insulto a la inteligencia sino una forma más de hacer que la población en general no piense en la realidad que le rodea sino que se evada de ella.
El modelo que se hubiera podido adoptar en la televisión autonómica de Canarias hubiera podido ser otro que tendiera a buscar una mayor cohesión entre los canarios, que fuera más un servicio público, que verdaderamente analizara la realidad de las islas, que sirviera para fomentar la conciencia crítica y que fomentara la cultura auténtica y no la pseudocultura canaria inventada por y para Coalición Canaria con el fin de hacer publicidad al sistema de apropiación de las riquezas de nuestras islas. No hay más que mirar la actual parrilla de programación para ver que con este estos objetivos son imposibles. Se hubiera podido hacer un modelo más participativo, y más delgado económicamente hablando, con el que la población pudiera tener una mayor oportunidad de participar en la sociedad. No se explica el hecho de que se haya creado una televisión que al final ha resultado ser más de lo mismo, pero pagada con los impuestos de todos los residentes en Canarias, si no es a través de un despropósito que tiende a fomentar la propaganda y la telebasura como forma de silenciar la realidad de las islas que socialmente están en la miseria. Aunque es difícil llegar al grado de manipulación descarada de la realidad de Telemadrid, la nuestra ha servido al poder, seguramente en contra de sus redactores y presentadores, en los casos de las movilizaciones sociales en Tenerife contra el puerto de Granadilla donde se llegó a decir, la primera gran manifestación coincidió con una plaga de cigarrones, que la tele canaria sabe contar langostas pero no manifestantes. Además el amigo Federico, gran aficionado al humor, y nosotros solemos coincidir en que sería necesario que en Canarias se hiciera un programa de humor político al estilo de Vaya Semanita de ETB2 o Polonia de TV3 simplemente por salud democrática.
Estos días los trabajadores de la televisión canaria están en una huelga muy dura contra la empresa SOCATER que es el mayor suministrador de contenidos de este canal. Como la mayoría de los canarios estos trabajadores están en una situación de explotación y sufren unas condiciones laborales miserables por parte de la dirección. Los políticos presumen que la tele canaria es la más barata que sale de todas las que existen en el estado español. Estos trabajadores dicen, y con toda la razón, que si esto es así es porque sus sueldos son de miseria. Todo lo contrario al director del ente que en 2006 tenía un sueldo anual de 127.398 euros, 40 mil más que el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Frente a los contratos blindados como este los trabajadores y trabajadoras denuncian que una hora nocturna se paga a 1,79 euros o que trabajar un día festivo sale a 22 euros brutos. Esperemos que este colectivo, como muchos otros explotados del archipiélago, pueda mejorar sus condiciones ya que esta es una tierra única para que los que nos gobiernan se enriquezcan gracias al esfuerzo de tantas miles de personas que apenas llegamos a fin de mes.
Canarias necesita otro modelo de televisión pública ya. El actual es consecuencia del sistema económico y de gobierno imperantes en las islas en estos 25 años de caciquismo autonómico. Un tipo de gobierno que no es solidario y donde los empresarios no pagan impuestos mientras que casi medio millón de personas viven por debajo de umbral de la pobreza necesita unos medios de comunicación que silencien esto para que los privilegios de unos pocos sigan quedando impunes. Es una pena que la televisión en general haya descendido a las cimas de la miseria en las que la televisión de Canarias, la de ellos, no es una excepción. El cambio en las islas debe ser más profundo pero la reorientación del ente de la televisión canaria se necesario para que se cohesione la sociedad y para que se profundice en la democracia que está secuestrada en el archipiélago.
Blog de los trabajadores y trabajadoras de La Nuestra