15 octubre 2017

Los macrobotellones en Mesa Mota

La foto es de Brígida Reyes y ha sido tomada de su cuenta de Facebook. 
Ha vuelto a suceder, no será la última vez ni ha sido la primera: el parque recreativo de Mesa Mota ha amanecido lleno de basura en un nivel muy alto fruto de un macrobotellón organizado por un grupo de estudiantes, esta vez de la Facultad de Derecho, que programaron su fiesta particular allí sin respetar el entorno ni seguramente a otras personas que habrán tenido que irse a pasar la tarde de sábado a otro sitio porque hasta iba un DJ. ¿Qué ha pasado esta vez? Que el tema se han difundido primero en La Opinión y luego a salto de móvil en las redes sociales, esas redes en las que cada vez creo menos porque sacan lo peor de nosotros y que se han vuelto un repositorio de odio. Por ejemplo, casi nadie, empezando por mi, sabía que la Facultad de Biología organizó también una fiesta en el mismo sitio pero que las personas que asistieron a ésta se esforzaron en dejar el lugar tal y como lo habían encontrado. Desgraciadamente, lo bueno en este mundo no es noticia.
Mejor vamos un poco a la enjundia del caso. Este domingo 15 de octubre a una hora muy temprana siete personas fueron a pasar la mañana allí, esto me ha servido para volver a saber de Brígida Reyes que tenía olvidada, y se encontraron el sitio como hemos visto en las fotos. Seguramente muchos de nosotros al hallar un lugar así hubiéramos tomado alguna foto por curiosidad y nos hubiéramos largado a otra parte a pasar el rato pero esta gente fue más allá de todo esto: estas siete personas limpiaron la basura que otros dejaron sin pensar en sus consecuencias, como acto de compromiso con el medio ambiente, y a las nueve y media, cuando todo estaba recogido, apareció el operario de la empresa del ayuntamiento que visitaba la zona de oficio. Horas más tarde, muchas horas pues ya habíamos almorzado todos, el ayuntamiento de La Laguna se sumaba una victoria por este acto de civismo ciudadano y difundía en su Facebook fotos del lugar impecable como si ellos hubieran hecho la limpieza y no este grupo de ciudadanos que, en ningún momento, quería presumir de ser más cívicos que nadie. En el PSOE de La Laguna, compuesto por auténticos mediocres, cualquier tema es susceptible a ser manipulado para su favor y así lo debe haber considerado la teniente alcalde, Mónica Martín. En un mundo en el que a nadie le importa una mierda lo que pasa con la mierda que generamos lo que han hecho estos ciudadanos es un acto sin duda a reivindicar. Creo que bien vale la pena plantear una cuestión muy complicada de resolver: ¿qué ha pasado en nuestra sociedad para que cada vez las generaciones más recientes lleguen más tarde a la madurez, no sepan asumir las consecuencias de sus actos y los que se supone que somos más adultos nos acabemos infantilizando por querer ser como ellos? No tengo respuesta pero sí que creo que ahí hay mucho para pensar.
El caso es que lo que me ha llevado a escribir estas líneas ha sido el hecho que me gustaría que se abriera un debate sobre el tema de qué consecuencias deben tener las personas que directamente han sido responsables de esta tremenda marranada. Quizá este ejemplo sirva para que se entienda lo que me gustaría expresar. Si usted y Amancio Ortega van por la misma autopista a 120 por hora cuando él limite es 80, usted con un utilitario y él con un Mercedes Clase A exclusivo, si los pillan a ambos le va a caer una sanción de, digamos, 500 euros. ¿Es justa esa multa a cada individuo considerado por separado? ¿A quién le duele más, a usted o al dueño de Inditex? Sin duda, a usted que como ciudadano paga más impuestos proporcionalmente que él y es más vulnerable socialmente. Puede ser que esos 500 supongan unos meses de estrecheces mientras que Amancio ni se va a enterar porque la multa la gestionarán sus abogados. Para que una sanción económica sea justa debe doler proporcionalmente según la capacidad de renta de cada no y por eso la sanción al magnate debería de ser de 50 millones para que así se lo piensen tanto usted como él a la hora de conducir a lo loco.
A mi eso de pagar me parece un tema muy burgués: tengo el dinero, lo pago pero ya procuraré que la próxima vez no me pillen. En algunas filosofías del derecho se habla de que la pena debe de servir para la rehabilitación del individuo. Una vez dije eso en un foro y me llamaron fascista citándome el Vigilar y Castigar de Foucault como si no conociera a este autor porque pocas cosas hay más atrevidas que reflejar la ignorancia propia en otros. No hablo de oprimir al ciudadano con el castigo, hablo de que es necesario que las personas comprendan la importancia de ser buen ciudadano, como los siete que limpiaron Mesa Mota, que todo lo que hacemos tiene consecuencias y que la mejor manera para la convivencia que al fin y al cabo todas y todos tenemos que sufrir es que ésta esté basada en el civismo. Quizá la mejor pena para los conductores temerarios sea que tengan que acudir a una unidad de rehabilitación de personas que han tenido accidentes de tráfico y están con movilidad reducida o, mejor aún, de personas que han llegado a esa situación porque un irresponsable iba conduciendo borracho chocando contra ellos y se han visto en esta situación sin tener culpa.

Dentro de unos días todos nos habremos olvidado de esto y lo más probable es que los que dejaron este parque público así no les pase nada. Yo me quedo con el ejemplo que han dado estos siete ciudadanos esperando que cunda. En caliente, a todos se nos hincha el pico y por eso he querido escribir esta reflexión ahora que todavía se está hablando del tema. Ojalá se pille a los responsables de este macrobotellón y que su pena sea que acaben recogiendo los desperdicios que aparecen por las mañanas de los viernes, fines de semana y días festivos en La Lagunas por los botellones nocturnos antes que una multa que van a pagar los padres de éstos. Aprovecho aquí para recordar una cosa que en el ayuntamiento deben saber pero que no trasciende porque nadie se ha quejado: en El Cuadrilátero las noches de fiesta menores organizan botellones, le sirven copas en algunos bares de la zona, se trapichea de todo y a veces la fiesta acaba en peleas. A lo mejor al ayuntamiento no le interesa acabar con esto pero sí que estaría bien que los gorrinos de Mesa Mota se pasaran unas buenas mañanas para ver cómo acaba la plaza Víctor Zurita y que recogieran los desperdicios de otros.