28 julio 2008

Hugo Chávez y los medios


No se puede decir de otra forma: Hugo Chávez despierta expectación allí dónde va. Este viernes 25 de julio estuvo por España para entrevistarse con el rey y con el presidente Zapatero. Después del irrespetuoso por qué no te callas que le espetó el Borbón en la Cumbre Iberoamericana de Chile en noviembre de 2007 al presidente venezolano Chávez el encuentro con el rey no decepcionó las expectativas de los medios amarillistas. No voy a ser yo quién critique aquí todo el absurdo montaje mediático para supuestamente romper el hielo entre ambos como tampoco voy a ponerme a decir ahora lo insólito, antediluviano y poco democrático que es el hecho de que una familia herede en España la jefatura del gobierno. Tampoco es mi intención ponerme a resaltar aquí la profunda legitimidad democrática que los distintos gobiernos de Chávez han tenido en Venezuela, tanto con sus aciertos como con sus muchos errores por supuesto, sobre todo viendo lo que era el país durante los gobiernos de las castas oligarcas anteriores a este presidente. Chávez vino a España a cerrar grandes compromisos económicos que las grandes empresas demandan y que están por encima de todos los gobiernos del planeta incluido el bolivariano en sus fases más progresistas.

Lo que quería hacer aquí es hablar sobre un programa de radio y romper una lanza a favor del profesor de filosofía Carlos Fernández Liria. En la franja horaria de la tarde en la Cadena SER existe, desde hace bastante tiempo, un programa llamado La Ventana y que esta temporada ha cumplido los diez años bajo la dirección de la excelente periodista Gemma Nierga Barris. Durante la etapa estival, como la actual, el programa pasa a llamarse La Ventana del Verano y la directora presentadora es sustituida por otro periodista. Este verano dirige el programa otra trabajadora de la SER llamada Ana Guantes. Nierga tiene la especial capacidad, que he visto en pocos periodistas, de hacer un programa de calidad, divertido, alejado lo más posible del amarillismo y de la crónica rosa en el que no sólo es posible escuchar la voz de la otra gente que vive en esta sociedad sino que tiene la suficiente mano izquierda para saber conducir los debates más arduos no sólo con el debido respeto a los interlocutores sino al oyente. También es una cualidad suya que sea capaz de hablar con un tono muy humilde, como es ella, de cosas que son buenas noticias y que en un medio normal no tienen cabida porque restan audiencia. Tratar de imitar este estilo sin el suficiente rodaje y su experiencia puede resultar complicado por no decir que muy difícil.

El viernes 25 Ana Guantes, coincidiendo con la vista de Hugo Chávez a España, intentó hacer una especie de debate sesudo en torno al binomio gobierno bolivariano sí gobierno bolivariano no. Para ello invitó al profesor Carlos Fernández Liria y al líder opositor venezolano William Cárdenas a una especie de debate a dos bandas. Al servicio de documentación del programa de verano compuesto básicamente de becarios, digo este término con el mayor de los respetos a esta categoría laboral la mayoría de las veces minusvalorada, se le debió escapar no sólo la militancia chavista de Fernández Liria sino las críticas directas que este profesor ha hecho a los medios de Prisa sobre la información, muchas veces tendenciosa, que este grupo de comunicación hace de Venezuela y su presidente Chávez. El caso es que lo que se esperaba que fuera una charla amable se acabó convirtiendo en una trifulca y no entre Fernández Liria y Cárdenas sino entre el primero y la presentadora.

Será que siempre me he alegrado que se hable mal cuando hay motivo de los jefes laborales que he tenido pero no entendí la actitud de Ana Guantes cuando el profesor de filosofía empezó a criticar a los medios de Prisa por su connivencia con los golpistas contra el gobierno de Chávez el 11 de abril de 2002. Como si ella fuera la dueña de Prisa perdió la calma con el entrevistado, subió innecesariamente el tono de la entrevista, ella que debía ser neutral, y lo despidió con muy malas maneras para quedarse sólo un turno más de palabra con William Cárdenas que se quedó diciendo que a Chávez habría que enviarlo al Tribunal Penal Internacional de La Haya después de, honrosamente, haber dicho que no se le quitara la palabra a su adversario. Las comparaciones son odiosas pero en ese momento no pude sino acordarme de Gemma Nierga y de su buena mano izquierda para conducir bien estas situaciones. También apagué la radio y conociendo mi tozudez no la voy a encender otra vez a las horas de ese programa hasta que en septiembre vuelva Nierga.


Ante esta mala praxis profesional no puedo, como oyente, sino haberme quedado con cara de tonto al ver cómo mi inteligencia de ciudadano era insultada. Es más, me hubiera sentido igual de molesto, y sabrá el lector que no sólo me conozca sino que esté leyendo esto ahora que mi empatía con William Cárdenas es mínima, si el invitado que hubiera sido retirado de antena de mala manera hubiera sido el opositor a Chávez. Para unos medios como los de Prisa, que cuando pueden se jactan de haber apoyado a la democracia en los casos del golpe de estado del 23 de febrero de 1981 o durante los días posteriores al atentado de Al Qaeda en Atocha del 11 de marzo de 2004, estos actos hacen un flaco favor a su imagen de empresa que más debería estar en las filas de la competencia y en los programas de la COPE como el de Jiménez Losantos. Y claro, aquí entramos en una lógica de lucha de empresas por la que parece que alguna vez en la vida hay que tomar partido y que no me apetece en absoluto. Ni Prisa es el garante universal de la democracia ni el demonio que todo lo quiere controlar sino simplemente una empresa que busca con la comunicación ganar dinero y que por estar bien gestionada a estos efectos ha ganado mucho este año a pesar de la crisis. Sólo hay que ver sus números. Ana Guantes debería pedir, a través de sus medios, algún tipo de disculpa no sólo a oyentes como yo, seguro que hay muchos más que sienten los mismo entre el más de medio millón que dicen las encuestas del Estudio General de Medios, sino a Carlos Fernández Liria. Supongo que esto no lo contemplan lo mismo que yo volver a escuchar el programa en lo que queda de verano.

Canarias 24 horas, 28 de julio de 2008.