05 abril 2010

Pederastia en la iglesia


En la semana que se supone tenía que representar un completo júbilo, como les gusta decir a las autoridades católicas, en torno a la fe ha sido, sin embargo, la que se ha negado hasta tres veces, como dicen que hizo Pedro el supuesto fundador de la iglesia con Jesús, toda acusación por los escandalosos casos de pederastia por parte de una parte importante de curas de la iglesia en muchas partes de mundo haciendo sólo lo que esta milenaria secta sabe hacer: mirar hacia otro lado. Preocupante, por no decir que causa terror, es el hecho de que el Papa Ratzinger saliera el Jueves Santo una vez más en defensa de los derechos de los que aún no han nacido cuando ha ignorado vehementemente, no sólo ahora como jefe de la iglesia sino cuando podía hacer algo de primera mano como Cardenal y jefe de la Inquisición, los abusos sexuales y de todo tipo que durante muchísimas décadas integrantes de su organización han cometido contra miles y miles de víctimas inocentes en todo el mundo. Recordemos que los abusos en el caso de Irlanda han actuado hasta en complot con el mismo estado y que estas situaciones eran una norma común en un país ultra católico dispuesto siempre a reprimir las libertades individuales en aras de una poco menos que posible salvación eterna.
La historia es tozuda y hay cosas que se vuelven a repetir. En mi opinión la postura oficial de un Ratzinger militante de las juventudes hitlerianas y acosado por los hechos, también tozudos, mirando hacia otro lado mientras sus subordinados han cometido hechos atroces, no sé hasta qué punto el mismo es cómplice penal por no haber hecho nada ni antes ni ahora, con todo tipo de niños y niñas en el mundo no es más que otro capítulo que hace que se pueda explicar cómo esta institución, que ha sido siempre la mayor negadora de la libertad y voluntad suprema del individuo, ha sobrevivido durante tanto tiempo y encima se ha permitido el lujo de dárselas de garante de la defensa de los más pobres. Lo fácil hoy en día es hablar en contra de la iglesia porque lo que hemos vivido con ella durante años acaba por desprestigiarse a sí misma y cualquier crítica que se quiera hacer contra ella no es más que tratar de apuntillar a toda su mierda una pequeña nota de burla y sarcasmo. Esta iglesia llevó en España bajo palio a un asesino, fascista y dictador como Franco durante 40 años y medró por ser el soporte ideológico oficial de la dictadura, por ejemplo. Lo difícil es hablar a favor de la iglesia como voy a hacer ahora en el siguiente párrafo.
Bueno, la propuesta tiene truco. No voy a hablar de lo que es la oficialidad de la iglesia sino de determinados desarrollos que se han producido entre los más pobres y donde altos jerarcas no se acerarían a menos de cien kilómetros de distancia sino con unas pinzas en la nariz. Las labores que determinadas gentes cercanas a la Teología de la Liberación han realizado en lugares marginados de América Latina rebasan por la izquierda a muchos partidos y organizaciones que se definen de este tipo y que no son más que correas de transmisión del liberalismo económico que tanto daño ha hecho a la humanidad en las últimas décadas. Cuando no se juzgan las conciencias, y creo que la gente que trabaja de manera anónima entre los más pobres del mundo no hacen esto y lo que buscan es justicia social y no caridad, estamos ante gente como el Obispo Pedro Casaldáliga en Brasil, el asesinado por las fuerzas conservadoras Monseñor Romero en El Salvador, que si bien era cercano al Opus acabó del lado de los pobres, o el recientemente fallecido en la India Vicente Ferrer. No es la oficialidad de la iglesia la que, precisamente, ha sentido orgullo por esta gente sino que, más bien, han relegado su labor al ostracismo y ha ensombrecido el trabajo de esta gente de bien.
La iglesia católica seguramente sea la institución que, de manera continuada, es la más antigua que se conoce. No existe ninguna otra en el mundo que haya tenido tanta continuidad y a la que se le pueda reclamar todo lo que a esta institución se le puede reclamara ahora y es que pida perdón y enmiende, con sus riquezas y fortunas, la matanza y el genocidio contra millones y millones de personas que ha cometido, quemando en la hoguera, arrasando por infieles y esquilmando por salvajes durante los 20 siglos que ha estado presente en este planeta. No lo harán, todavía les cuesta reconocer su complicidad en el nazismo, los crímenes que cometieron junto a Franco o lo que muchos de sus integrantes, que son más bien sa-cerdotes, han cometido en las carnes de miles de niños en el mundo en sucia lujuria al mismo tiempo que se daban el lujo de decir cómo la gente debe tener y no tener relaciones sexuales porque les molesta que la gente corriente disfrute de la vida. Ratzinger esta ahora contra la pared mientras sus subordinados dicen auténticos disparates, que la persecución que sufre este jerarca es homologable a la persecución de los judíos por los nazis que esta iglesia fomentaba, y es de augurar y de desear, si la memoria colectiva abunda, un difícil resto de papado.
La iglesia católica está en franco retroceso como institución. Una cosa es lo que vemos estos días, como el poder civil cede espacios públicos sin contraprestación alguna a las manifestaciones religiosas que crecen como setas en nuestras ciudades, y que tiene que ver más con el ansia de espectáculo de la gente que con fe y devoción católica y cristiana. Los hechos lo demuestran: la edad media de los curas ronda los sesenta años y las vocaciones han descendido a niveles históricos. Quizá si los curas se pudieran casar, por lo menos entre ellos, la cosa les iría distinta. La competencia con otro tipo de sectas es muy dura en zonas como Brasil y América Latina donde los mensajes descarados, inspirados por el marketing descarado, para controlar del dinero de millones de personas está dejando a los católicos sin seguidores en medio mundo. El propio anglicanismo aprovecha estos días para rebatir a la iglesia católica irlandesa y hacerse un hueco en este país en el que durante mucho tiempo han sido minoritarios.
No juzgo sobre consciencias y de hecho creo que la gente seguirá creyendo durante mucho tiempo en algo superior que dé sentido a sus vidas. Esto en sí no es malo, lo malo es la que han organizado estas instituciones más cercanas al lo que ellos mismos llaman el diablo que a la vida. Yo vivo la mía sin preocuparme en qué hay después sin bien es verdad que trato de ser justo en cada momento no porque un dios me lo demande sino porque hay que ser buena persona. Ojalá existiera no un dios sino un infierno cruel como el que estos demagogos han asustado a millones de personas en toda la historia para, amansando sus almas, controlar sus riquezas y sus dineros. Puede que yo vaya algún día a este sitio, por infiel y por besar al maligno, pero ojalá me vea allí a estos curas de pompa, boato y doble moral que han hecho tanto mal no sólo a personas particulares sino a gran parte de la humanidad. Y digo que ojalá existiera este infierno para que estos mal nacidos de pudrieran en aquel eternamente.
Canarias 24 Horas, 4 de abril de 2010.