10 septiembre 2013

Perlas de la prensa: el triste seguidismo de Madrid 2020

Mascota Cobri 2020, Creative Commons @jJanTerrastall y @Ritxi_Witxi

Con los dedos de una mano, y sobran dedos, serían los medios contados que, afortunadamente, no se contagiaron el pasado sábado 7 de septiembre de la euforia completamente injustificada de la posibilidad que la ciudad de Madrid fuera la sede de los Juegos Olímpicos en el año 2020. En este sentido este texto, antes que uno más de la serie de perlas de la prensas, sería un joyero completo pues ya digo que salvo esas honrosas excepciones, pienso en el digital eldiario.es que fue muy crítico con este tema desde el primer momento, la casi totalidad de los medios de comunicación faltaron a su deber de informar lo más objetivamente posible e hicieron las dos cosas más terribles que un medio de comunicación puede hacer: engañar a la ciudadanía y hacer propaganda completamente barata.
Pecaron todos, desde los medios cercanos a la ultraderecha que nos gobierna como el ABC, La Razón, La COPE, El Mundo pero también aquellos que van de progres pero que quizá veían en las Olimpiadas del 2020 una vía de entrada de capitales públicos a sus empresas como las de Prisa reflejadas en El País y la Cadena SER. De las televisiones no puedo hablar, llevo mucho tiempo si ver la televisión, pero ya he visto críticas de la vergüenza para la democracia que el PP ha convertido a la corporación pública de RTVE y que, como no iba a ser de otra manera, también lanzaron sus baterías de propaganda pagada con dinero de todos los contribuyentes para un partido, como es el PP, que a día de hoy significa como nada la pura encarnación del crimen organizado y la mafia en España.
En un país con más de seis millones de parados, tasas de desempleo insostenibles de un 27 por ciento, una precarización obrera y laboral que roza la esclavitud y una economía que se ha convertido ya en una del tercer mundo, con una sanidad en venta, uno servicios sociales inexistentes y una educación que da pena hacen falta muchas cosas antes que unas Olimpiadas que significarían la dilapidación de millones de euros de dinero público que no tenemos y que irían a las arcas de las grandes constructoras de este país y a las cajas en B de financiación irregular de los partidos políticos como sabemos que lleva el PP haciendo durante décadas para repartir pagos en negro a miserables de la talla como Mariano Rajoy Brey.
Indecente era ver a la absoluta chusma de la plana mayor del PP en Buenos Aires viajando a nuestra costa haciendo un ridículo escénico total, pienso en por qué Ana Botella ha estado décadas viajando por todo el mundo a mi costa y no ha sido capaz de aprender una sola palabra de inglés que no estuviera torcida, mientras medios cercanos y otros que no lo son tanto y que hasta a veces los critican haciéndoles aquel día la pelota y difundiendo el mensaje de unos completos sinvergüenzas que, si en este país hubiera una justicia decente, en lugar de estar en hoteles de cinco estrellas que les pagamos todos estarían metidos en la cárcel de por vida. El PSOE, como no puede ser de otra manera, se mostró igual de oportunista porque en ese partido tienen claro que tarde o temprano el relevo de gobierno se puede producir a su favor y son muchos miles de millones de euros los que se podrían generar y algo iría a parar a sus bolsillos.

España no tiene un problema de marca, el que acuñó el concepto de Marca España debe ser un dechado de inmundicia, porque un país nunca puede ser una marca comercial sino un entorno donde la democracia y la ciudadanía se deben desarrollar. El país no tiene un problema de comercialización sino de corrupción, de una casta política completamente volcada a la corrupción, de un franquismo todavía vivo en la jefatura del estado y en las instituciones, sobre todo en la judicial, y de una falta de una verdadera Transición y una democratización plena todavía pendiente de desarrollarse pues ésto no se hizo tras la muerte del dictador. También el problema es de unos medios de comunicación que más que opinión pública son opinión publicada de sus propietarios que los utilizan como correa de transmisión totalmente indecente para llevar a cabo sus intereses particulares.