02 febrero 2015

Identidades: la serie 'Transparent'


La falacia más vulgar y rancia que circula en nuestra sociedad es la de que las nuevas tecnologías de la comunicación cambiarán las cosas en el futuro. Primero porque las supuestas nuevas tecnologías no son tan nuevas y han penetrado irreversiblemente en nuestra sociedad y segundo que no es cierto que las cosas cambiarán sino que ya lo han hecho de manera irreversible y abrupta. Estamos, si se quiere ver así, en una etapa de cambio de paradigma a un nivel copernicano, de innovación constate, que ya ha cambiado nuestras sociedades y que no se sabe bien dónde van a acabar éstas. Empresas como Google, Amazon, Facebook, Netflix o Twitter que hace una década apenas existían han dado una vuelta radical a nuestras costumbres y ya no consumimos de la misma manera la música, el cine, los libros, la prensa y pronto la televisión.
Netflix primero con House of Cards y ahora Amazon con Transparent han puesto sobre la mesa ingentes cantidades de dinero para recoger el talento creativo de América a costa, seguramente, de perder dinero al principio pero de ganar un prestigio produciendo maravillosas obras de arte cinematográfico. En este texto quiero hablar en concreto de la producción de Amazon Transparent que ha sido lo más fresco e inteligente que se ha producido en televisión en estos últimos años.
Sin duda el hilo conductor de la serie es la identidad en todas sus formas: la que viene impuesta por el propio cuerpo y sus hormonas, la que la sociedad nos dicta y la que nuestra mente nos remite pero que por las dos cuestiones previas, cuerpo y sociedad, nos han impedido desarrollar. La serie está creada, escrita y dirigida por Jill Soloway que firmó los guiones de algunos episodios de otra serie maravillosa llamada Six Feet Under, se desarrolla en la California de las vanidades y cuenta la vida de Mort/Maura Pfefferman, catedrático universitario divorciado y acomodado sexagenario que lleva 20 años ocultando su auténtica identidad y que, entre otras cosas, ha criado a tres hijos, dos chicas y un chico, completamente cretinos e inmaduros y que a través de la experiencia de cambio de sexo del padre, pide que la llamen ella y Maura, vemos que su única forma de identidad ha sido la de formar una familia modelo, la experimentación con las drogas o la completa inmadurez del hijo mediano que se apunta a todo lo que está de moda haciendo de productor musical. Sin ser practicante, la familia es judía pero celebra las fiestas como los ateos nos ponemos morados a comer la noche de navidad. Sin duda el episodio más interesante es el número 8 que transcurre en 1994 y ahí descubrimos porque Mort decide ser Maura, por qué el matrimonio se divorcia y por que sus hijos, criado a la manera de niños bien acabarán siendo unos cretinos que no les faltará nada en la vida.
La identidad en una sociedad avanzada y tolerante debe ser diversa, casi se pudiera decir que los humanos somos un continuum de identidades, y nunca debe estar encasillada en lo que la sociedad nos dice y en lo que los demás esperan de nosotros. En este sentido Maura es el personaje menos despreciable y más auténtico de la serie porque, viviendo una jubilación dorada que se permite el lujo de mantener el tren de vida de los hijos, ha decidido ser lo que siempre ha sentido ser toda su vida y por convenciones sociales no ha podido ser en los pocos años de vida que le quedan: una mujer. Transparent es un relato abordado desde la ironía, el humor negro, la tragedia, la comedia ligera, la vergüenza ajena en las actitudes de los hijos y la hombría del personaje principal de querer ser, por fin, una mujer. Quizá otra escritora que no tuviera la sensibilidad de Jill Soloway hubiera hecho de esta maravillosa obra maestra una comedia ligera de mariquitas para reafirmación de los heterosexuales adaptados pero vemos que el texto va más allá, por fortuna, de todos estos convencionalismos.
No quiero incurrir en un delito pero pero el lector sabe bien como puede conseguir esta serie que es lo mejor que se ha producido en mucho tiempo en el cine por entregas del siglo XXI. Es una serie muy cómoda de ver, 10 capítulos de 30 minutos cada uno en esta primera temporada, y al que de verdad le gusten las series, si tiene una mente abierta hacia la alteridad, la va a disfrutar. A esto le pongo el cuño.