24 junio 2016

Brexit


Podía pasar y ha pasado: el Reino Unido ha decidido, en un referéndum completamente legítimo, salir de la Unió Europea. Que se sepa la policía política del meapilas de Jorge Fernández Díaz no ha estado detrás de este asunto para que no se produzca. O si lo han estado han demostrado lo qué son las cloacas del estado español: una suerte de T.I.A. a lo Mortadelo y Filemón donde, si las cosas pueden salir mal, saldrán peor. El caso es que en España hemos estado sumidos en una campaña política donde cuatro mediocres tratan de quedar los primeros desprestigiando a los otros y ninguno ha tenido el coraje político de hablar de este tema en esta campaña triste y vergonzosa campaña electoral, versión 2.0, a costa de los impuestos de los ciudadanos, que ha resultado no sólo ridícula sino completamente aburrida. PP, PSOE, Podemos (sin Unidos pues ya no existe IU cosa de la que hasta me alegro) y Ciudadanos han representado un club de la comedia en la que se han burlado los unos de los otros, recordemos que las bromas privadas no son chistes para la mayoría, de los ciudadanos de paso y ah estado huyendo de exponerse ante el presunto electorado con las cartas hacia arriba hablando de lo que a la ciudadanía debe importar: la violencia de género, la explotación y depauperación de la clase trabajadora y de la clase media, la deuda púbica que ha superado por primera vez en muchas décadas el cien por cien del PIB, los nuevos recortes que va a imponer la troika y que el gobierno que salga algún día deberá de llevar a cabo, la corrupción generalizada a la que han entrado a saco los partidos nuevos que apenas llevan dos años con cargos, las libertades sociales, la enseñanza, la sanidad o los costes ambientales ya irreversibles en este mundo y que nuestros descendientes han de pagar. La estrategia ha sido no nombrar lo incómodo y engañar a la ciudadanía que está a otras cosas.

En el tema de Brexit y de los otros nombrados la estrategia de los partidos ha sido la que cultivan los niños pequeños y durante casi cinco años Mariano Rajoy: lo que incomoda hay que ignorarlo y de lo que no se habla no existe. La reacción de muchos al día siguiente del referéndum británico ha sido la incredulidad, el preguntarse qué va a pasar ahora y el seguir creyendo que las cosas no van a cambiar. Y sí, lo van a hacer. Jamás, en la completa historia de la humanidad, había existido una casta política internacional de mediocres tan grande, aparatosa, desmovilizadora y repugnante como la que gobierna o aspira a hacerlo a escala global. Se dice que la convocatoria del referéndum en Gran Bretaña sobre la salida de la Unión Europea es una táctica particular de David Cameron para aferrarse al poder y contentar a la ala más ultra de su partido que le ha salido mal. Dice que se va a ir pero que lo va a hacer dentro de unos meses y no ahora porque, como muchos, no tiene vergüenza ni nada que se le asemeje. En esto es lo que se ha convertido la política: que un desgraciado mediocre como Cameron sea capaz de poner en juego la ilusión de millones de personas y que muchas fuera y dentro de Gran Bretaña verán afectada su vida más corriente por la ocurrencia de un miserable. Esto no es política, no aquella que los griegos llevaron acabo cinco siglos antes de nuestra era, por la que muchos dejaron su vida en el trascurso de la historia y desde el XIX otros tantos también la perdieron para que nuestra vida presente fuera mejor. Parece que se cumple lo dicho, dejaremos la primera generación que vivirá peor que sus antepasados.

¿Qué ha pasado en Gran Bretaña para que las personas de más de 50 años perciban a la UE como algo negativo y hayan votado en masa la salida de la UE? Habría que ir a ver lo que se ha convertido la Unión Europea en los últimos años: en una conquista política y pacífica del continente europeo por el establishment de la Alemania que provocó las dos Guerras Mundiales, por el lobby de la banca alemana que ha prestado a los países de las economías PIGS bajo en síndrome de la más pura usura y con una capital como Bruselas donde campa la corrupción política, las grandes empresas imponen sus intereses económicos y mercantiles y donde se han olvidado completamente de la ciudadanía y de la Europa de los derechos. Claro ejemplo lo tenemos en los falsos rescates a Grecia, España, Portugal, Irlanda y las presiones hacia Francia e Italia. Una Unión Europea que se ha construido de espaldas a la ciudadanía, que debería de llamarse la Gran Coalición de Alemania y cuya banca emisora, el Banco Europeo, no es un sistema de mejora de la economía sino un lobby que favorece los intereses de empresas mafiosas como el Deutsche Bank.

El resultado ha sido una UE menos cohesionada, más partida, con más desigualdades y en la que en muchos lugares, entre ellos Gran Bretaña, los sentimientos nacionalistas más rancios e inmovilizadores han crecido de manera inmensa en estos ocho años largos de la gran crisis económica. Una Europa que no representa a ciudadanos sino a intereses financieros, donde hay una cartera de servicios que poner al mercado, los logros de la sanidad o la educación, por ejemplo, del estado de bienestar de la Europa de posguerra, y en la que se han incrementado el número de ricos de manera exponencial mientras la clase media se ha convertido en algo residual y condenado a desaparecer. Esto es algo que se ha hecho desde las mismas instancias publicas comunitarias en connivencia con el FMI y el Banco Mundial, dos organizaciones que han estado siempre en el punto de mira por su falta de transparencia. No me alegro que un país tan importante como Gran Bretaña se vaya de la Unión Europea pero puedo llegar a entender perfectamente a los que han votado a favor del Brexit. Es más, y creo que esta es otra cosa que se nos oculta, puede que en los próximos meses o años oigamos hablar de más países que quieran abandonar la UE o el euro, una moneda de Monopoli impuesta por la banca alemana que ha acabado con los mecanismos naturales de salida de las crisis económicas al arrebatar el control de los gobiernos a sus finanzas publicas y de la moneda.


¿Europa ha muerto? No lo sé, si desaparece como la conocemos hoy no va a ser por una u otra estocada definitiva sino porque políticos y seres mediocres han llevado a cabo su política y sus finanzas durante ya muchas décadas y esta es un muerto que hace tiempo huele mal. Lo que parece que se nos viene encima es una vuelta atrás del nacionalismo más negativo, rancio y peligroso del que, como las primeras décadas de la UE, pensábamos que no íbamos a ver más en nuestra humanidad pero que, sin duda, nos espera en los próximos años a no ser que los ciudadanos podamos decidir sobre nuestro futuro de manera directa y pongamos en su sitio a la casta de políticos mediocres y a todo su sistema de partidos, con una forma de funcionamiento del siglo XIX, que han demostrado que son la fuente de todos nuestros males. Pobre Inmanuel Kant, murió pensando en su Paz Perpetua y la unión de las naciones y que por sus propios compatriotas, la banca alemana, ya no la veremos cumplida pese a que un día pensamos que esto iba a suceder.