03 diciembre 2007

La innecesaria policía autonómica de Canarias


En el libro recientemente publicado de Naomi Klein La Doctrina del Shock, un texto como los suyos siempre necesario pero falto de condensación, la autora alude al constate uso del la violencia contra el individuo y la sociedad por parte del capitalismo y que se podría categorizar como una forma de terrorismo. Tras el 11 de septiembre de 2001 se encontró la excusa perfecta para hacer un recorte de nuestras libertades civiles ganadas durante décadas. Ahora, por una supuesta seguridad que de ninguna de las maneras puede garantizarse nunca al cien por cien, estamos obligados a recibir un trato humillante en los aeropuertos, a que las cámaras de seguridad estén por todas partes o a que nuestros datos personales estén a disposición de quienes quieran saber de nosotros. A finales del siglo XX me hubiera reído si alguien me hubiera dicho que en el año 2007 empresas de seguridad privadas norteamericanas habrían de llevar a cabo acciones de guerra militares en plena guerra de Irak como actualmente están haciendo.
Sin ánimo de atribuirle un sentido perverso a quien no lo puede tener de por sí porque sólo es un simple y leal servidor de lo que le dicen sus superiores José Miguel Ruano dijo en el Parlamento de Canarias, la misma sede que por sus malas prácticas como abogado de la Comunidad Autónoma nos ha costado a los contribuyentes más de 10 millones de euros por la mala expropiación, que la policía autonómica de Canarias es necesaria por la actual escalada de delincuencia e inseguridad ciudadana. Y está claro que Ruano no tenía en mente el actual ambiente en el que la corrupción se ha podido llegar a visualizar, no es un estado nuevo sino lleva décadas fraguándose y para ello hay ejemplos como el de Las Teresitas o el puerto de Granadilla, sino que hablaba de la delincuencia común. Aludir a este elemento cuando no se manejan estadísticas serias o cuando la percepción de la delincuencia es casi siempre subjetiva, se crea artificialmente en este estado de shock, no es sólo un argumento burdo como su ponente y que no aguanta un mínimo análisis racional sino que parte de la mala fe y del deseo de engañar a la ciudadanía.
Interesado en fomentar un debate artificial, imitando toscamente la fórmula mágica con la que se crean estados de miedo, Ruano trata de justificar un gasto completamente innecesario como es el de crear un cuerpo de policía autonómica. Después de haber administrado tan mal en dinero público en la mencionada expropiación del Parlamento o de haber dejando la educación en Canarias en cifras tercermundistas, con sólo esto ya puede pasar a la posteridad como uno de los peores políticos que ha habido en Canarias, parece que no está contento y quiere añadir a su nefasto currículo ser el que ha impulsado en esta legislatura la policía canaria.
En Canarias no hace falta un nuevo cuerpo de policía para que se solape, por no decir que se estorben, con los ya existentes de nacionales, guardias civiles y locales. No creo que en un sentido total falten policías, el que haya ido a una manifestación últimamente sabe lo que digo, sino quizás una mejor gestión, ampliación y coordinación de los cuerpos existentes. Y si el modelo de policía autonómica va a ser un modelo de guardia pretoriana estilo la Unipol de Zerolo mejor será que sigamos con los que están que ya se sabe aquello de mejor malo conocido.
En esta tierra hace falta que el gobierno invierta en educación y en sanidad, las políticas brutalmente neoliberales de Coalición Canarias en estos años han dejando muy delgado estos sectores que las instituciones públicas tienen el deber de mantener a niveles dignos y no al estilo de la beneficencia que a estos falsos nacionalistas tanto les gustaría que existiera. También hace falta dinero, y mucho, para que la justicia funcione como es debido. La mayoría de las veces la lentitud con la que esta funciona hace que los delitos, y en este caso me estoy refiriendo más a los de corrupción, queden impunes porque cuando acaba por salir la sentencia ya el agravio está cometido y se aplica una política de tierra quemada y hechos consumados. Todos los juicios no van, desgraciadamente, con la celeridad con la que fue el del 11M. Si la justicia funcionara de verdad no estarían llenas las cárceles de delincuentes, que en su mayoría está por temas de droga, y la función de reinserción que las penas de prisión tienen se podría llevar a cabo adecuadamente. Esto disuadiría a muchos delincuentes y si hubiera, además, en una auténtica cultura democrática, con una educación digna para todos, resultaría que la mejor policía estaría en las consciencias de los ciudadanos que entienden que el funcionamiento de la sociedad es cosa de todas y todos.
Para esto hace falta que haya más jueces, más juzgados y más funcionarios para que los juicios no se dilaten en el tiempo. Para esto no hace falta buena voluntad sino dinero. Y este dinero existe, lo tienen los empresarios que no pagan impuestos porque los desvían a la RIC, se va en inversiones de dudosa validez como la creación puertos industriales o de infraestructuras que la mayoría de las veces son disparatadas y que no tienen el más mínimo consenso democrático. Y este dinero no sólo tiene que salir de las arcas del Estado sino de la propia comunidad autónoma que tiene competencias en el asunto. Creo que pocas veces no está más justo el dicho de que los policías que necesitamos hoy son porque años atrás no contratamos a más profesores.
Canarias 24 Horas, 3 de diciembre de 2007.