24 noviembre 2008

¿Adiós Ana Oramas?


Acostumbrados a la política cainita que se hace por aquí y que consiste en no comer ni dejar hacerlo no voy criticar a Ana Oramas González Moro por su decisión de dejar la alcaldía de La Laguna porque desde hace años lo estoy deseando e incluso desde hace tres es algo que manifiesto públicamente por escrito y de lo que me alegro. Sólo habría que lamentar que su marcha no va a representar un cambio significativo en la política lagunera y autonómica en general porque la responsabilidad de todo lo que pasa, y que es básicamente malo, es del sistema y no de las personas que siempre son sustituibles en una estructura de castas estilo PRI Mexicano como es el canario. Ahí va a estar Fernando Clavijo estos años para demostrar lo que digo y para garantizar que, en efecto, esta legislatura ha sido y va a ser la peor, con todo lo malo que ha habido, del ayuntamiento lagunero desde la llegada de la democracia. Un grupo de gobierno nada cualificado y una oposición desarticulada han situado el listón de la incompetencia a niveles que no se había dado nunca en el municipio aunque este tipo de records está para batirlo y seguro que podría suceder.
Oramas dice que se macha ahora, después de dos legislaturas gobernando por pactos cuando había conquistado la mayoría absoluta, por problemas personales. Desde aquí nada qué decir a sus problemas más que todo el respeto posible sólo que es lógico que se nos venga una pregunta: ¿por qué renunciar a una alcaldía por la que Ana Oramas siempre ha expresado, y llorado, llevar en el alma y no entregar sus actas de diputada nacional en el Congreso que, en principio, para una enamorada de esa ciudad, como dice ser, le debería acarrear más conflictos con tanto viaje entre Madrid y Tenerife? Donde se ha visto fraude electoral en su renuncia al cargo de alcaldesa habría que ver que este acto de dimisión está completamente calculado y guiado por la ambición más pura. Acostumbrada a desdeñar la democracia y a ejercer de manera autoritaria la alcaldía, no en vano decidió no participar en el debate electoral de todos los candidatos al ayuntamiento en abril de 2007 en el Castillo del Camino Largo porque a ella lo que se le ha dado siempre es figurar, este paso es una huida hacia adelante de una ciudad a la que realmente siempre ha visto con malos ojos pues se le ha quedado, mejor su partido la ha dejado, pequeña e irremisiblemente provinciana. Quien no cree en lo que hace actúa de esta manera y por eso ha visto su acta de diputada en Madrid como una plataforma para proseguir su carrera política hacia la presidencia del gobierno de Canarias.
La renuncia de Ana Oramas como alcaldesa llega en un momento de debilidad absoluta tanto política como física del presidente, habría que decir en funciones de manera indefinida, Paulino Rivero Baute. Completamente debilitado y desautorizado tras el congreso de CC en el Alfredo Kraus del 25 de octubre desde su partido están esperando a que este hombre de nula talla política pase a mejor vida, políticamente hablando, pues ya sólo vale para ir de romerías, a fiestas y participar en inauguraciones. El cómo sucederá esto es una incógnita pero sí que es cierto que probablemente lo único que le mantiene todavía en el poder son las relaciones que hizo en Madrid cuando fue diputado. Justo lo que ha ido a hacer ahora la diputada Ana Oramas a Madrid después de quitarse de encima la alcaldía de La Laguna que tanto le estorbaba para sus ambiciones.
Sin pasar por Madrid, sin hacer contactos en esta ciudad, es muy complicado gobernar en ningún sitio porque queramos o no toda la política pasa de una u otra forma por allí. Eso lo sabía Rivero que aunque haya desperdiciado la oportunidad que pasó en Madrid, llegó a presidir la comisión de investigación del 11M, y eso lo sabe Oramas que siendo más inteligente, sibilina y populista que el presidente está pensado en las elecciones de 2.011. Estos personajes la cagan con su soberbia y es que las últimas declaraciones de Oramas sobre la congelación salarial de los funcionarios hechas como diputada se le ha enfrentado al Sindicato de Empleados Públicos de Canarias, SEPCA, porque con justicia así manifiestan la poca vergüenza de cargos públicos de este tipo que no dudan en subirse el sueldo dando la espalda a la sociedad cuando comienzan legislatura y tampoco en cobrar de dos instituciones como hacía Ana Oramas hasta hace poco. Si a Paulino lo ha perdido el complejo de inferioridad que tiene a Ana Oramas lo hará la soberbia y falta de conocimiento de lo que le pasa la gente corriente como a toda buena niña pija. Yo, para estar a bien, reconozco la deuda a mi particular Garganta Profunda que me ha dado los datos necesarios para desarrollar este texto.
Canarias 24 Horas, 24 de noviembre de 2008.