18 octubre 2010

Nuevo valor para el trabajo


Por si alguno de los casi cinco millones de parados no lo oyó bien o no se enteró que sepan que, según el patrono de los patronos de este país Gerardo Díaz Ferrán, en tiempos de crisis como estos hay que trabajar más y ganar menos dinero. Claro que le faltó un corolario y es que se puede ganar menos dinero o ninguno, como este sin vergüenza ha hecho con miles de familias que dependían de sus empresas en suspensión de pagos ya que muchos de sus trabajadores llevan casi un año sin cobrar, para que empresarios sin escrúpulos de su calaña puedan montar empresas chiringuito para liquidarlas luego y que esta operación le salga hasta ventajosa como no es de dudar que así sea el caso de sus empresas en revisión concursal. No sé si ha podido dormir tranquilo pero lo seguro es que ha ganado mucho no haciendo nada, o especulando con la economía real, a costa de sus trabajadores a los que todavía adeuda el sueldo de meses. Los empresarios decentes, que puede ser que haya alguno, han sido en parte culpables de la mala imagen que se están ganando a marchas forzadas manteniendo a este impresentable, que seguro que no ha rebajado un ápice su tren de vida debido a la crisis, como su máximo representante.
Los trabajadores, que sólo contamos con nuestra fuerza de trabajo que vendemos a los empresarios para que nos arrebaten una importante plusvalía de nuestro esfuerzo, últimamente lo tenemos muy mal porque, aunque somos el eje principal para que todo esto funcione, somos sistemáticamente explotados por empresarios y abandonados por partidos políticos, gobiernos y sindicatos renegados. Recientemente un partido que define en sus siglas como Socialista y Obrero ha hecho la reforma laboral más regresiva de la historia retrocediendo en un siglo largo las luchas laborales y poniendo a la clase trabajadora apenas a un paso de lo que se conoce históricamente como sistema esclavista. El PP en privado le da las gracias al PSOE por hacerles el trabajo sucio no sólo para poder erigirse en partido progresista, a través de la crítica lógica que tal despropósito induce, sino para que cuando tengan un día el poder puedan profundizar la reforma laboral apelando a lo inexorable y ejerciendo un paternalismo rancio que tan bien se le da a la derechona en tiempos de crisis. Mientras sindicatos como CC OO y UGT montan tímidas huelgas generales, una huelga general que han perdido contra el gobierno de Zapatero que es más débil de la historia de la reciente democracia, pero que no les interesa ventilar más el tema porque estos sindicatos no desean defender a la clase trabajadora sino mantener su estatus como empresas de trabajo temporal, su liberados gandules sindicales y las subvenciones con las que mantienen su chollo laboral a costa de los mismos trabajadores a los que traicionan de manera constante.
España no es Francia y, desafortunadamente, nunca lo será. Allí los ciudadanos ahora mismo tienen a la derecha intolerante que representa Sarkozy contra las cuerdas porque su ejecutivo pretende hacer una reforma de las pensiones, reforma que en España se está planteando para las próximas semanas y que, entre otras cosas, plantea que la edad de jubilación pase de los 65 a los 67 cuando menos. Como contraste a la oleada cívica que recorre Francia en España habrá una ola de pasotismo igual o mayor que siempre parecida a la que en mi caso escuchaba de compañeros trabajadores sobre la huelga general del 29 de septiembre: ¿Por qué es la huelga?
Probablemente sea el empresariado español de lo peor que hay en Europa y se aprovecha, como haría cualquier avispado eso es cierto, de una masa de clase trabajadora no sólo que es insolidaria sino que está desmovilizada y que se presenta amorfa ante agresiones laborales sin precedente como las que se llevan a cabo en España ahora mismo. Lo que hay que decirle a Díaz Ferrán, y a todos los empresarios sin escrúpulos que pululan en nuestro país, es que no sólo en tiempos de crisis no hay que cobrar menos sino hasta más y que los trabajadores entremos en el reparto de los beneficios de las empresas si estos no son puestos para mejorarlas sino para que sus propietarios los malgasten en cochazos y en darse buena vida. En nuestro sistema es más fácil defender la propiedad privada que los derechos de las personas, de las mujeres, de las minorías étnicas o de la clase trabajadora.
La formación continua de los trabajadores es una ley de vida no sólo porque es bueno para sus trabajos y para la promoción en sus empresas sin porque la vida se ha vuelto muy cambiante y aquí el que se quede parado envejece no sólo físicamente sino mentalmente. Estar siempre en continua transformación es algo innegociable. Los gastos en formación no debe verse como un dispendio sino como la manera se avancen en los campos de las nuevas tecnologías. Un país agotado de recursos y sin materias primas como es el nuestro sólo puede competir a nivel mundial a través de la especialización en I+D+I porque el potencial con el que se cuenta es humano y no de otro tipo. A ver quién le cuenta ahora a la generación media desperdiciada por la crisis o a los trabajadores mal cualificados de la construcción en paro y con un coste inasumible, que alguna vez habrá que  pagar el estado, para reciclar que el error es que aquí se asumió el enriquecimiento rápido que propiciaba el cemento y el ladrillo.
Durante años los grandes sindicatos se han financiado no sólo explotando a la clase trabajadora sino haciendo cursos de relativa valía cuando no de dudosa celebración. Seguramente si estos cursos hubieran sido decentes tendríamos un mercado laboral muy bien preparado cosa que los índices y las estadísticas desmiente un día tras otro. En Canarias tenemos muy buena experiencia con estos casos pues ahí está el fraude millonario de los cursos del ICFEM de los años noventa, cursos que se evaporaron como se evaporaron los miles de millones de pesetas que se transfirieron y hasta la investigación decente de este fraude, o el reciente caso de Fundescan que afecta a UGT y que los jueces de lo social están obligando a este sindicato a reconocer a esta fundación. Los sin vergüenzas de UGT presumían hace años de ésta pero cuando llegaron los problemas empezaron a decir que no tenía nada que ver con ellos. Ahora se están dictando sentencias que indemnizan a estos trabajadores que algunos llevan ya un año sin cobrar de la empresa ni del paro pues la estrategia de UGT ha sido no reconocerlos para que no sea así.
Cierto que era mi intención al empezar a escribir este texto era criticar a los empresarios más que a los sindicatos o a los partidos de gobierno pero esto es lo que hay con ellos. Lo cierto es que hay una serie de agentes, políticos, empresariales y sindicales, que viven pura y exclusivamente de los que los trabajadores generamos con nuestro trabajo y con nuestros impuestos. Socialmente el trabajo ha pasado de ser una plaga, realmente es un castigo para el ser humano levantarse de madrugada para enriquecer a otros, a ser un bien escaso y socialmente deseado porque sin un trabajo los proyectos de vida de millones de personas no son posibles. Hasta que los ciudadanos seamos capaces de organizarnos, de manera pacífica pero efectiva, seremos pasto de estos empresarios a medio camino entre el capitalista de sombrero que explota paternalistamente a sus trabajadores y que luego usa los dineros que obtiene de estas empresa para la economía financiera especulativa. Y nos debemos organizar nosotros y no esperar por partidos, gobiernos y sindicatos porque si no no habrá nada qué hacer.
Canarias 24 Horas, 18 de octubre de 2010.