26 agosto 2013

Mujeres que aguantan


Aquellos que defienden el piropo hacia una mujer, sea grosero o más o menos ingenioso, como una especie de arte, lo definen como una suerte de idiosincrasia inexorable de la Humanidad o lo consideran una parte fundamental del cortejo en nuestra especie bien podrían tener toda la mejor de las voluntades del mundo al creerse esto pero viven completamente equivocados. El piropo, entendido como un acto de posicionamiento de una parte del género de nuestra especie sobre el otro, es algo tan primitivo y que atañe al mundo de las creencias como lo es limpiarse las posaderas con un canto, soplar en la vagina de las vacas para que éstas den más leche o pensar que el orden de dominación social tal y como está establecido es algo natural e inexorable y que no merece ni ser discutido y menos revertido. Ser a priori agradable con otras personas, sean de sexo que sean, es algo que para nosotros debería tener un valor superior viviendo en una sociedad que está completamente agriada como esta pero de ahí a tener que considerar un cumplido los berridos con los que un macho reprimido se expresa gritando por la calle hacia una mujer, y que las costumbres en nuestra sociedad amparan, es algo francamente repugnante. ¿Por qué una mujer, que seguramente anda por la calle a sus cosas y con el pensamiento puesto en su día a día, tiene que recibir esta actitud cromañoide de un hombre sin chistar al grosero porque encima si esto ocurre es considerada como sosa, en el mejor de los casos, o directamente como una estrecha? A mi que me expliquen lo bonito que hay en todo esto porque si a este energúmeno alguien le dijera ciertos improperios una mañana que va a trabajar resacado seguro que éste la iba a liar mejor que nadie.
Tengo una amiga, ella es sin duda de lo mejor que he conocido, que tiene la desgracia, o también la suerte porque ha sido cuidadosa y precavida, de tener un coche con más de diez años que indefectiblemente debe pasar cada 12 meses la Inspección Técnica de Vehículos, más conocida como ITV, y que en Cataluña ha sido muy rentable para el nacionalismo suizo de la familia Pujol. En el taller de esta modalidad que hay en el Polígono La Campana en Tenerife el hecho que una chica vaya sola a pasar este requisito burocrático, teniendo la desgracia de ser guapa y joven, significa que una parte importante de algunos payasos que trabajan allí se la rifen, literalmente, para atenderla e intentar ligar con ella con expresiones nada ambiguas como si me das tu número te paso el coche sin problemas que estos sujetos tratan de disimular en un buen rollo no sólo nada profesional ni admisible ya que significa una falta de respeto por la que habría que tomar medidas cosa que no sucede. A ver si una tele, la de Willy García y Paulino Rivero con más del 70 por ciento de los contratos emitidos a dedo en los últimos cinco años según los gandules de la Audiencia de Cuentas valdría, se anima y hacen un vídeo con una cámara oculta no sólo para que éstos suban su audiencia sino que la sociedad vea lo repugnante que un ser humano puede llegar a ser. En su inspección de 2011 uno de estos tipos quedó con ella en una de las cafeterías que hay por el aeropuerto de Los Rodeos y esperemos que este pobre oligofrénico no esté esperando allí todavía. Nombro esta circunstancia a colación del tema de este texto no sólo porque es algo que es bueno que se sepa sino porque ella me pidió que lo hiciera y yo, por el respeto que le tengo, no podía sino obrar de esta manera. Ella ahora pasa este trámite en la ITV de Güímar, siempre es buena excusa para ir comer luego uno de esos bocadillos que hacen en la dulcería de la Plaza de San Pedro , donde la profesionalidad del servicio es total.

Las mujeres en nuestra sociedad, en general, aguantan mucho y se quejan muy poco. Cualquier cosa que los hombre hacemos de manera natural, nacemos de pie al igual que meamos en cualquier sitio de pie, a ellas les cuesta dos y tres veces más de esfuerzo que el que nosotros aplicamos. Cuando vemos a señoras francamente repelentes como María Dolores de Cospedal o Soraya Sáenz de Santa María, que han triunfado precisamente por renegar de su condición femenina y adoptar las posiciones más repugnantes de los hombres para sobrevivir en un mundo hecho a la medida de éstos, nos damos cuenta que todavía queda un largo trecho para que esta sociedad no sólo no despierte sino que se libere de los ancestrales rituales que nos confieren a los machos ser los seres en los que está basada la creación y a las mujeres como las que deben de servirnos para que la especie se siga perpetuando de la misma manera en siglos venideros. De una dialéctica entre los dos géneros saldrá algo nuevo que nos ayude a superarnos como especie aunque a veces no lo veamos porque, aplicando el sentido kuhniando del paradigma de las revoluciones científicas, las sociedades no se transforman de manera lineal sino a saltos que a veces son involuciones.