23 noviembre 2007

Muere que aumentaremos nuestra audiencia



Hay algo que resulta innegable por mucho que se traten de limar las asperezas al asunto: a los cinco días de haber pasado Svetlana por el programa El Diario de Patricia de Antena 3 moría asesinada en manos del hombre que aparecía en aquél en actitud sumisa, implorándole perdón y pidiéndola en matrimonio. Hacía esto un mal nacido sobre el que pesaba una condena firme de 11 meses de cárcel y otra de alejamiento, que en esos momentos estaba en vigor, dictada por un juez por abusos y malos tratos. Aunque muy raudos para sacar mierda de quiénes quieran la productora del programa señala que desconocían estas circunstancias y tampoco explican las estrategias que utilizaron para que la chica, dicen que de carácter más bien introspectivo, acudiera engañada a aquel programa. De estos hechos debe haber algún tipo de responsabilidad civil y penal entre los responsables de la productora y del canal de televisión con el que tienen firmando un contrato. Estos tipejos son responsables directos no sólo de la muerte de esta joven sino de fomentar un peligroso tipo de permisividad de actitudes de macho salvaje como las del que acabó, en mala hora, con la vida de Svetlana.


Mientras se restan los Derechos Civiles - nos vigilan con cámaras en cada rincón, nos humillan en los aeropuertos o los servicios secretos y no tan secretos trafican con nuestros datos - se supone que para luchar contra el terrorismo internacional, al que la violencia que generan los estados no hace más que aumentar, se dice que los que hacen este tipo de basura televisiva están amparados bajo el derecho de la libertad de expresión. Mientras una censura no escrita condena a personas por manifestarse quemando fotos del rey o por publicar una viñeta satírica en una revista nos tenemos que tragar la mierda que se produce desde este tipo de programas de televisión no sólo porque no se puede coartar la libertad comercial de esta gente sino por que, además, desde una visión de empresa estrecha se dice que esto es lo que la audiencia demanda. Ningún programador se ha atrevido a poner un solo minuto de un programa que fomente la literatura, la buena música o la filosofía a esa hora y por tanto no saben realmente que es lo qué le gusta a la audiencia en verdad. En tres años largos que lleva en vigor el código que las televisiones firmaron para suprimir mierdas como el Diario de Patricia de la parrilla en horario infantil no sólo no han tenido resultado sino que las televisiones han hecho lo que han querido. Un Consejo Regulador de la programación, con una noción de la libertad de expresión basada en los Derechos Fundamentales de las personas, se hace hoy en día más necesario que nunca para controlar esta plaga.

He leído por algún lado que la tal Patricia esa que presenta el programa tiene título de periodista y todo. Yo pienso que deberían de cambiárselo por una pistola con un cargador lleno de balas y hacer que empiece a disparar en un lugar atestado de gente. Por lo menos cuando se le acaben éstas sabremos cuántas personas, en realidad, habrá sido capaz de matar directamente. Mientras siga haciendo una basura de la calaña de su programa nunca llegaremos a saber totalmente cuántas víctimas directas e indirectas provoca a medio y largo plazo. Y pensar esto, en el mal que a la sociedad en su conjunto suponen estos programas, es algo que me deja bastante mal de cuerpo. No veo la misma actitud, como parece por este caso, en los que han sido responsables de la muerte anunciada de Svetlama y que se deben estar forrando por el aumento de las audiencias. ¡Da asco la carroña que generan!


Cuentos y Noticias desde Canarias, 23 de Noviembre de 2007.