23 junio 2008

Europa reprime la inmigración

Vivimos sin duda en una fase del capitalismo que está marcada por el pánico como bien decía Ignacio Ramonet en un reciente editorial de Le Monde Diplomatique. Resulta increíble que para conseguir una rentabilidad casi delictiva en Estados Unidos ciertos especuladores dieran una serie de hipotecas basura buscando financiación en fondos de inversiones que han conseguido poner a temblar toda la economía mundial. En un planeta donde los alimentos están desigualmente repartidos, una parte de la humanidad se enferma por el sobrepeso mientras muchas más pasan hambre, se destinan partes importantes de la producción agrícola para, como mucho en la próxima década, suministrar vía agrocombustibles el 20 por ciento de la producción actual de carburantes para nuestros coches en una política de grandes empresas y estados que va a significar el mayor genocidio planificado acaecido nunca en este planeta. En medio de este escenario los grandes especuladores del planeta se dedican a crear rumorología y controlar información financiera importante para comprar barato grandes empresas y bancos. Mientras, los estados invierten dinero público en socializar las pérdidas de tanto capitalista emprendedor en operaciones que llegan hasta la nacionalización de bancos en políticas que son aplaudidas por los neocon más favorables al estado mínimo.

En toda esta vorágine huelga decir que los más perjudicados somos, como siempre, los ciudadanos corrientes que poco tenemos qué decir en que o bien estamos viviendo una auténtica crisis económica o una desaceleración porque, como siempre, nos faltan datos para saber lo qué está pasando. Y los peores parados entre todos nosotros, sin duda, son los inmigrantes que acuden muchas veces desesperados a buscar un sustento de vida a países como el nuestro que, a causa del reparto desigual de la riqueza, están en mejores circunstancias que los países de estas personas. Algo sin duda está claro, después de estos días en la votación del Parlamento Europeo sobre la directiva de retorno, es que para el PSOE es una prioridad la inmigración cuando hay periodos electorales pero fuera de ellos el tema les importa un bledo. Algún día el Partido Socialista habrá de descubrir que la gente no les vota porque signifiquen progresismo sino porque simplemente a los ciudadanos medios les da miedo un PP dirigido por sectores de la ultraderecha como ha sucedido en estos cuatro años. En cuanto se clarifique la doble marca populares socialistas, cuando el PP aparezca de nuevo como un partido moderado aunque nunca lo vaya a ser, al PSOE le van a ir muy mal las cosas. Y es que cuando este partiodo vota directivas cercanas a la xenofobia como la aprobada el 18 de junio por el Parlamento Europeo junto a la más férrea derechona europea se le raspa enseguida el barniz de progresismo que dicen representar.
Esta directiva de retorno aprobada en el parlamento de Bruselas viene a cosificar por completo a los trabajadores inmigrantes y a colocarlos al nivel de meras mercancías. Viene a decir que en los tiempos de bonanza económica, cuando a Europa le vienen bien los trabajadores emigrantes que hacen lo que los trabajadores de los países desarrollados no quieren hacer, son bienvenidos pero en momentos de crisis como el actual lo mejor que pueden hacer es no venir y los que andan por aquí marchar para su casa. No sé si los políticos y empresarios lo entenderán algún día pero en este mundo en el que las mercancías y el capital financiero tienen vía libre sin casi ningún tipo de traba, debería existir algún tipo de impuesto que gravase el capital especulativo al estilo Tasa Tobin, las personas no puede ser consideradas como mero medio para que ellos hagan caja.
Esta crisis, o desaceleración lo mismo da, que estamos viviendo le seguirá un nuevo tiempo de alza en el que el consumo vuelva a aumentar que hará parecer que estos tiempos críticos, completamente cíclicos y hasta necesarios, no han existido o son cosa del pasado. Mientras la parte más vulnerable de sistema, un sistema que con este modelo se dirige hacia el colapso, seguirán siendo los ciudadanos. Y los ciudadanos somos todos, emigrantes incluidos aunque, ojalá, esto no hubiera que decirlo.
Canarias 24 Horas, 23 de junio de 2008.