07 diciembre 2009

La Laguna, patrimonio de nada





Una característica peculiar que se da en el remozado y peatonalizado Casco Histórico de San Cristóbal de La Laguna, y que estos días cumple diez años de una más que discutible proclamación como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, es la clonación, la homogeneización y una completa tendencia hacia la uniformidad. Diseñada desde las oficinas de empresas como Acciona, y nunca por técnicos del ayuntamiento ni por un patronato al efecto, han conseguido que plazas con su propio carácter como la de La Concepción o Doctor Olivera, pronto pasará lo mismo con la de La Catedral o El Adelantado, sean prácticamente idénticas gracias a la función para clonar que programas de diseño como el Autocad tienen entre sus herramientas. Un manto de piedra gris de muy mala calidad y de fácil deterioro, extraído de canteras de la China ultracapitalista, ha venido a sustituir al asfalto pero también a materiales más nobles como adoquines y bordillos que han acabado desapareciendo donde nadie sabe pero que todo el mundo se imagina ya que seguramente han ido a parar a un mercado paralelo donde estos materiales se valoran mientras que aquí se desprecian.
Aún así hay que reconocer que el paso de peatonalizar el Casco Histórico de esta ciudad, siempre improvisando y sin ningún plan alternativo para el tráfico destruyendo aparcamientos al tiempo que se dan concesiones a las mismas empresas que hacen las obras para muchos años, es ya irreversible y ha aportado bastantes beneficios a la ciudad como hacerla más amigable o accesible para los discapacitados al fomentar el valor de lo urbano para los peatones aunque sea a través de un plan que lo dote de cualidades comerciales y que, sin ningún tipo de rubor, las administraciones que lo han financiado realmente, el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, lo llamen por el nada eufemístico apelativo de centro comercial abierto. Aún así en una isla que está avocada al coche o al transporte guiado, paradigma este del pelotazo especulativo ya que en Canarias a los políticos les importa un bledo la calidad de la movilidad de la gente sino el hecho de las comisiones que puedan llevarse con la construcción de este tipo de transporte, la recuperación para el peatón una zona emblemática de estas características es algo siempre bastante positivo.
El legado de un rancio folklorista malo y sabancerdo como Elfidio Alonso, una alcaldesa que siempre se creyó más reina por sus antecedentes caciquiles que representante política democrática como Ana Oramas y un alcalde puesto a dedo por ésta cuando se fue a hacer la candidatura a la presidencia de Canarias a Madrid y que nadie recuerda nunca su nombre salvo cuando habla, sin tener jamás puta idea, de la independencia de Canarias han dejado al municipio en general sumido en la más de las absolutas miserias y ha significado una pérdida considerable de peso político y cultural sin precedentes en su historia que ni siquiera en la etapa franquista se llegó a traspasar. Rodeada de mediocres meritocráticos por todos lados, también desde la oposición del PSOE que está a sueldo de CC y cuyo líder Javier Abreu cobra un sueldo de casi 60 mil euros al año para hacerle oposición a su propio grupo, el destino político de esta ciudad es la de estar tocada por el ala del infortunio. Tan sólo con el título que recibió hace diez años de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, título que a muchos nos parece exagerado y que proviene de ciertos estilos de hacer historia y prehistoria que crean mitos para favorecen a un poder con ganas de hacer ideología, como único logro político en diez años se han perdido verdaderas oportunidades de ser una ciudad digna, hasta este título ha estado a punto de perderlo, por haber estado en manos del populismo más rancio de ATI y de una Ana Oramas que compraba votos realizando actos con dinero público en un municipio donde la gran abstención electoral es la norma siempre.
El ayuntamiento de La Laguna está en el ranking de los de Canarias en falta de transparencia democrática no sólo seguramente por su maraña administrativa completamente inoperativa y su bancarrota secular sino por sus decisiones planteadas para medrar. La situación del mercado municipal de La Laguna, cerrado su edificio principal en ruinas por riesgo de derrumbe mientras se llevan ya dos años con una ilegal carpa en la Plaza del Cristo que contradice la normas de uso de ese suelo y toda capacidad de racionalidad humana, se entiende si se tiene en cuenta que lo que deseaba Ana Oramas, y sus herederos políticos, es dar los terrenos aledaños y el frente de este Mercado Municipal situado en uno de los lugares más singulares, todavía, de La Laguna como es la Plaza del Adelantado a una empresa para que haga un centro comercial que para una ciudad con las características de La Laguna es una perita en dulce para las grandes empresas que gestionan este tipo de centros en el archipiélago.
El modelo urbano que se ha tomado para su Casco Histórico es uno basado en la especulación inmobiliaria que no sé si decir que afortunadamente se ha detenido con la actual crisis económica que estamos viviendo. A la mala planificación de la peatonalización del centro histórico hay que unirle el despilfarro continuo de medidas siempre ad hoc como el servicio insostenible de recogida de basura de quita y pon, el que no cuente con un plan de control del tráfico rodado por su centro histórico o el amiguismo que se ve con el mobiliario urbano que se encuentra en su centro y que para nada, es homogéneo a pesar de que se presumía con que iba a serlo. Una de las decisiones más polémicas de Oramas para el Casco fue la retirada de las farolas fernandinas que desde principios de los ochenta del siglo XX se encontraban en las calles del centro y que aunque no siendo un elemento propio se han acabado por convertir en un elemento de identidad de este núcleo urbano. Cuando se ven los presupuestos de la peatonalización de las calles la partida del mobiliario urbano, esos bancos, papeleras y farolas rancias y de mala calidad, se llevan más de un cinco por ciento del total de presupuestos es que alguien tiene parte y ganancia en todo ello. Ana Oramas será recordada siempre más que como una populista que sabe meterse a la gente en el bolsillo apelando a su estómago, ATI es sobre todo comilonas de papas, gofio y mojo pagadas con dinero público para beneficio propio, como una autoritaria que negó el dialogo, que hasta engañó a los interlocutores, cuando decidió con un golpe en la mesa cambiar las farolas fernandinas por unas de plato que se han instalado hasta ahora en algunas calles. Para mí el debate fernandinas sí fernandinas no es algo que me quite el sueño pero sí que lo que molesta de todo este tema es el autoritarismo de este personaje acostumbrado a hacer y deshacer en la sombra y lejos de la falta de transparencia democrática que todo municipio merece. Si hubiera tenido voluntad de cambiar farolas para mejorar el aspecto del Centro mejor hubiera quitado unos completos adefesios que afean las zonas tapón del Casco Patrimonio y que llevan desde los años setenta y que nadie se ha molestado en tocar desde hace casi 40 años.
La Laguna se pudre y debe morir, tal y como está conformada, para que la gente honrada podamos vivir en ella. Culturalmente incapaz de crear sus propias propuestas culturales autónomas se ha acabado por plegar a los intereses del Cabildo de Tenerife, con una gestión cultural totalmente plegada a los intereses particulares de los empresarios de la cultura chicharrera que se reparten beneficios con unos proyectos culturales estilo contenedor y completamente despersonalizados, ya jamás recuperará el primer puesto cultural que hace mucho tiempo dicen que tuvo pero que el dirigente oportuno de ATI, simples belillos funcionales sin idea de nada que no sea medrar apropiándose de lo público pues creen que les pertenece, siempre apelará a La Laguna como Ciudad Cultural. Yo afirmo que en este municipio lo de cultural tiene que ver más con mierda. El conflicto que el alcalde a dedo de esta ciudad y su nunca reprobada Concejala de Cultura, Julia Dorta, mantienen con los seis trabajadores contratados por fraude de ley de la Biblioteca Municipal y despedidos por ejercer el derecho constitucional de huelga, biblioteca que estos días ha tomado el nombre de un hombre bueno como Adrián Alemán, es para intervenir el ayuntamiento que lleva años haciendo contratos completamente ilegales y con un grado de enchufismo tal que algunos concejales, y otros personajes que están por encima de éstos, son fruto de este tipo de diseño laboral de hace ya casi dos décadas. Cuando en una ciudad se tiene una biblioteca gestionada de una manera tan lamentable y luego se habla de no sé qué capitalidad cultural sin saber qué es en realidad esto es que los que dirigen este municipio les importa un bledo lo que es la cultura de verdad. Este siempre ha sido el sino de La Laguna, una ciudad de quiero y no puedo, mediocremente dirigida en los últimos 20 años y que ya nunca va a mejorar. Y de los barrios ya hablaremos otro día porque el tema es de juzgado de guardia.
Canarias 24 Horas, 7 de noviembre de 2009.