12 marzo 2011

Medidas de ahorro energético


En la obra de teatro Calígula de Albert Camus sin duda el hombre que puede ser considerado como el más libre de Roma es el propio tirano que, en una absurda competición consigo mismo para ver hasta dónde puede llegar, acaba no sólo destruyéndose a si mismo sino a todos y a todo lo que hay a su alrededor. Sin duda una cosa así, contar con el ilimitado poder que tuvo este emperador, es el sueño de todo mediocre que trataría de suplir su nula capacidad de empatizar con las mayorías y hacer lo que le dé la gana pese a quién le pese. José Luis Rodríguez Zapatero es un indeseable de esta calaña que 25 siglos después es lo suficientemente civilizado como para no comerse a sus hijos pero que gobierna un país de más de 40 millones de personas desde hace siete años no sólo con la inexperiencia del primer día sino a base de ocurrencias más o menos afortunadas pero normalmente desastrosas. El paquete de medidas de ahorro energético presentadas por el Consejo de Ministros este viernes, empezando por la inmensa estupidez de la reducción de la velocidad en autopistas a 110 kilómetros por hora que tanto deben estar haciendo reír a muchos fuera de España, es un puro brindis al sol pues vemos que en el gobierno no hay el más mínimo deseo de que se ahorre energía pues nuestra economía está basada en el despilfarro absoluto.
Zapatero no sólo ha dejado en la estacada a millones de jóvenes que han visto como su perspectivas laborales y sociales se ha quedado por los suelos, ha acabado por derrotar a toda la clase trabajadora pagando con nuestro dinero a mafias como CCOO y UGT para hacerlo, nos acabará por convertirnos en más infelices cuando lleguemos a viejos y ahora pretende hacernos creer que el problema crónico que padecemos con la energía se arregla reduciendo la velocidad máxima en diez kilómetros por hora y otras lindezas que hemos visto en aprobadas por ese Consejo de Ministros. Esto sería un simple insulto a la inteligencia si durante los años anteriores no se hubiera estado colmando el vaso con despropósitos, mentiras, populismo, chapuzas y medidas que harían mucha gracia en un programa de humor pero que desesperan porque afectan a muchos millones de personas.
Este problema es el que se produce cuando las medidas energéticas no las hace un gobierno, en este punto no vamos a echarle sólo las culpas a Zapatero sino también a todos y cada uno de los gobiernos de la Transición que no supieron encauzar la oligarquía heredada del franquismo, sino los actores implicados en el asunto de la generación de energía que basan su crecimiento de resultados en el derroche y no en una gestión eficaz de la energía que ha creado a nuestra civilización actual y que hemos usado como si fuera ilimitada cuando desde hace muchísimo tiempo se sabe que ésta no lo es. Si el crecimiento energético se hubiera planeado hace ya muchos años en base a la eficiencia energética, término que a las grandes del petróleo o de la generación de la electricidad les debe poner de los nervios, ahora estaríamos planteándonos no sólo otro modelo energético, lejos de las falacias del crecimiento sostenible, y nadie estaría hablando de prorrogar el plazo de centrales nucleares o de, como hemos oído con mucho terror en Canarias, construir varias en un archipiélago como el nuestro con gran inestabilidad volcánica. Sabemos ahora que el secular alejamiento de la I+D+I en la investigación en nuevas tecnologías y energías renovables, que hace que por ejemplo un científico se vea abocado a ser becario hasta más allá de los cuarenta años mientras que para un político sinvergüenza que legisla mal sobre esto desde el primer día que ejerce el cargo todo son privilegios, no nos iba a salir gratis mientras los sectores que se han beneficiado todos estos años del más absoluto despilfarro recogen el beneficio y van a parar a manos extranjeras como suceda con Endesa, Cepsa o Repsol.
El PSOE de Zapatero ha vuelto a perder una nueva gran oportunidad de agarrar por los cuernos en tema del despilfarro energético pues no sólo son pírricas y de chiste las medidas que ha adoptado para el ahorro energético, dicen grupos como Ecologistas en Acción que el PSOE ha echado para atrás hasta tres propuestas serias de colectivos ecologistas de ahorro energético desde 2005, sino que el sentido que se les ha querido dar a estas medidas, el de algo transitorio por la crisis en el mundo árabe, hacen que la gente perciba que pronto podremos volver al paradigma de despilfarro en el que estábamos instalados hasta 2008 y que tanto mal nos ha producido. Un dato que nunca se ha querido reconocer es que en del archipiélago canario como las de Tenerife o Gran Canaria probablemente sería más barato poner bombillas de bajo consumo y aparatos eléctricos eficientes en todos y cada uno de los hogares a fondo perdido que hacer ingentes inversiones no sólo en nuevas centrales eléctricas sino también en peligrosas regasificadoras.
¿Qué podemos hacer desde la sociedad civil para cambiar esta triste perspectiva? Creo que habría que tomar las calles como se está haciendo en el mundo árabe y no parar hasta exigir responsabilidades a los que la puede dar pero que se escudan en las estructuras burocráticas no sólo para eludirlas sino para hacernos creer que todo lo que nos pasa es inexorable. La verdad es que yo no veo en el corto plazo un gran movimiento sociopolítico en las calles de nuestras ciudades exigiendo que la democracia sea real porque en occidente estamos muy acomodados aunque las cosas habrán de ir a peor. Lo más inmediato que podemos hacer contra esta gentuza es no votarles. No hay que votar a un PSOE que ha defraudados a los millones que le han votado diciendo ser de izquierdas pero haciendo la política más ultraliberal que se hace ahora en Europa que ya quisiera para Francia un populista Sarkozy, ni un voto para el PP que llenos de la mierda de la corrupción hasta las orejas se frotan las manos porque un inútil como Zapatero les está haciendo el trabajo sucio, tampoco votar a fuerzas nacionalistas más preocupadas en enriquecerse a costa de este cuento como son CC, CiU o hasta el PNV y tampoco a Izquierda Unida que en el caso de Tenerife han estado pululando como abejas en pos de un pacto con unos tránsfugas del PSOE para que sus cuatro dirigentes que hacen más bien poco los tres años antes de unas elecciones pillen cargo público. El problema no es un problema energético simplemente sino de valores y de ver la política como algo utilitarista.
La energía más limpia es la que no se consume y no la que cuesta menos generar. Añadir la coletilla de sostenible a términos como desarrollo no sólo es una falacia y una creencia sino también un despropósito pues un planeta que en poco se va a acabar comiendo sus recursos no puede tener un desarrollo ilimitado sino que hay que tender hacia el decrecimiento. Yo no sé decir cómo se arregla todo esto porque no tiene ni una única solución ni ésta es fácil pero sí que tengo clara una cosa: nuestra sociedad deberá de desprenderse de lastre del sistema de partidos tradicional para hacer una sociedad más participativa que se legitime todos los días y no cada cuatro años porque si no el bipartidismo de PP y PSOE y los chantajes del nacionalismo oportunista nos van a acabar de arruinar para siempre.
Canarias 24 horas, 7 de marzo de 2011.