10 diciembre 2007

El PP a la sombra de Coalición Canaria


Nunca pensé que iba a acabar echando de menos a Adán Martín. Esta frase no es mía, sería incapaz de decirla hasta con el sentido irónico que tiene, pero se la he escuchado en dos personas que no se conocen, pero a las que tengo gran estima y valoro bastante bien, en estas últimas semanas. Para los que pensábamos que la arbitrariedad, el amiguismo, la confabulación con los poderes económicos, el tufo a corrupción y el ambiente favorecedor a determinados poderes fácticos que caracterizaron los cuatro años de mandato de este ex presidente, y que sin duda han sido los peores de todas las legislaturas autonómicas del Estado en la historia del reciente sistema democrático, no podían ser superadas a peor tenemos que enfrentarnos a la cruda realidad de estos meses de gobierno de Paulino Rivero.
Y es que en Canarias no gobierna realmente ATI CC sino un partido aún más perdedor el 27 de mayo y que lleva cuatro años emponzoñando la política nacional en actitudes que sobrepasan las miserias de ETA, me refiero a la matanza del 11 M, directamente desde la calle Génova en Madrid. Mientras en Canarias se comete tongo en la concesión de licencias de la Televisión Digital Terrestre, se cambia el proveedor de contenidos de la Televisión Autonómica para dárselo al grupo ultraconservador editor de El Mundo, se pone a un indocumentado a dirigir esta televisión, se denigra irresponsablemente al gremio de los profesores o se desarma completamente la sanidad pública vemos que el desgaste político de todas estas medidas recaen sobre Coalición Canaria cuando en realidad estas medidas están impulsadas por el PP.
Paulino Rivero, un inútil políticamente hablando, experimenta en su persona, sin embargo, una suerte estilo Forrest Gump que hace que sin quererlo acabe situándose en posiciones de interés. Mal mirado por el sector capitalino y aristocrático de ATI porque ven en él un belillo ha acabado presidiendo una comisión de investigación tan importante como la del 11 M por ser el único partido que tenía grupo parlamentario con cierta distancia de los hechos o presidente de Canarias merced a un pacto que se ha dado en llamar de los perdedores. Y mientras Soria se frota las manos como signo de la ambición y del poder que tiene por ser ahora mismo el personajes más poderoso en la política de Canarias Paulino se lleva las críticas, por otra parte, bien merecidas. Y ahí lo tenemos, agazapado como las garrapatas que esperan a que un olor las despierte para dejarse caer hacia su presa, con el deseo de ser como Esperanza Aguirre pero con la pijería de Zaplana y sus alianzas extrañas con empresarios.
Debemos de mirar también nuestra responsabilidad porque lo que hicimos los canarios, o dejamos de hacer debido a la enorme abstención electoral, el pasado 27 de mayo fue firmar el cheque en blanco de lo que es el final, o si se quiere el punto de no retorno, de nuestro archipiélago tal y como lo habíamos conocido. Y que consten que tengo claro que votar, con el actual sistema político completamente enmierdado, no es ejercer la democracia verdadera sino un mero acto ceremonial y que además el sistema necesita que tenga un algo nivel de abstención. También tengo claro que el PSOE, que es el partido que debería estar gobernando, no hubiera sido la solución sino que es parte del problema pues no hay más que ver las redes caciquiles, mafiosas y corruptas que este partido tiene en el Sur de Tenerife o en la isla de La Gomera. Lo que sí resulta meridiano es que los ciudadanos debemos ejercer la democracia directa y participativa y de esto muchas veces pasamos por no decir que nos trae sin cuidado. Y una imagen evocadora a todo esto me vino unas horas antes de cerrar este artículo cuando vi a un tipo, ya con sus años, intentando meter unos trozos de cartón en un iglú verde para vidrio de los que llevan cerca de dos décadas funcionado y de los que hasta un niño debería de saber para qué se usan. Lo que hacía este hombre, que equivale a tratar de encender la luz abriendo el grifo de la cocina, es el paradigma de lo que muchas veces hacemos que es dejar que las cosas pasen como nos vengan porque se la comodidad nos resigna a creer que tienen que pasar porque sí. Al tipo le dije eso no va ahí y entonces lo acabó metiendo en el contenedor amarillo de envases ligeros.
Canarias 24 Horas, 9 de diciembre de 2007.