07 diciembre 2011

Miseria y cultura en Canarias



Sin duda Titsa es una de las empresas que más han fomentado la cultura en Canarias: entre que se espera una de sus cochambrosas guaguas metropolitanas, las más viejas adornadas todavía con unas pegatinas de una campaña de fomento a la lectura de hace años donde se leen versos del poeta Pedro García Cabrera, y se llega a su destino en algunas horas es posible escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven completa, mi favorita es la versión de Furtwänger del 22 de agosto de 1954, y eso que son casi 75 minutos. O eso o a plastas como yo se les ocurren textos como este. En fin, que en Canarias para hablar de cultura de manera seria hay que emplear la palabra miseria al menos una vez en todo el discurso. Esto es lo menos que se puede decir de un impresentable como Paulino Rivero, actual culmen de los casi 20 años de genocidio cultural con el que se ha empleado ATI CC contra todo tipo de manifestaciones artísticas que no sean hablar de Los Sabancerdos con la boca llena de papas y gofio, porque así de estrecha y simplona ha sido la visión de los que nos han gobernado durante todo este tiempo, probablemente el peor de toda la historia contemporánea del archipiélago. Tras esta forma simplificada de representar la cultura ha habido dos grandes vertientes por las que CC ha destacado y/o manipulado en todo este tema de lo que se puede llamar cultura. Por un lado hemos visto una sucia y descarada manipulación ideológica simplificando lo que llaman cultura a una triste pose etnográfica mentirosa por la que tratan de hacer creer que la cultura de ser canario pasa por votar a CC y los grandes pelotazos que se han dado en grandes infraestructuras como el Auditorio de Tenerife, el TEA o eventos patéticos como las Bienales de Arquitectura y Paisaje que sólo han servido para inflar el gasto pero para nada han tenido transcendencia entre la ciudadanía.
Es curioso como el llamado Sector de la Cultura en Canarias ha estado callado todos y cada uno de los años en los que la política del pesebre funcionaba sin ningún tipo de problema, y sin hacer públicas las cifras que determinadas entidades privadas manejaban de nuestros impuestos, pero ahora que les han cortado el grifo de las santas subvenciones emiten un confuso comunicado, cargado de cifras que seguramente no aguantarían un análisis serio de lo que en el documento se afirma, por el que pretenden que la ciudadanía, que la verdad es que tiene mucho más qué hacer que estar pendiente al negocio privado de unos pocos, suscriba sin ningún tipo de revisión crítica. Muchísimos canarios que nunca nos hemos sentido representados con esta forma de hacer cultura, ni siquiera elitista sino mayoritariamente chabacana o completamente alejada de nuestra forma de ver el mundo, ahora deberemos estar viendo con una sonrisa bastante irónica como estos hijos pródigos, aquellos que recibieron a espuertas muchísimo dinero por el montaje del Programa Septenio pero que jamás han llegado a un puñado de canarios, se están enfrentado ahora a la mano que hasta hace poco tan bien le dada de comer. Será que uno culturalmente se ha buscado siempre el alimento cultural por otra parte pero la disputa entre los timplistas Benito Cabrera y Totoyo Millares me parece no sólo irrelevante sino completamente circunscrita a las miserias privadas de estos dos ya que el ego y/o menor o mayor adscripción al régimen no les permitía estar juntos. Cuando las estrechas miras culturales que este tipo de  farsantes dicen defender sirvan para que el nivel de medio intelectual, humano y hasta moral del canario medio pueda crecer entonces hablaremos pero, de momento, lo que han hecho es algo no sólo discutible sino hasta contraproducente por lo patético que ha sido y por el sumidero cultural en el que han metido a la población en general. Ya digo, me hubiera gustado mucho que hubieran hablando y hecho manifiestos cuando el dinero les llegaba en cantidad porque la política que siempre defendieron no sólo fue un error sino que se ha demostrado fracasada.
Dicen en el manifiesto que la cultura en Canarias produce empleo pero nunca nadie se ha parado a mirar la calidad de éste. Uno que ha conocido de cerca a trabajadores del Centro de la Cultura Popular Canaria, mucha gente que ha estado allí y se han ido lo llaman Centro de la Tortura, siente bastante pena al leer esto porque tristemente la inspección de trabajo nunca funciona donde debería de hacerlo. Bastante dócil eran en este Centro de la Cultura cuando recibía de manera fluida una subvención del Gobierno de Canarias, subvención que parecía dotarles de un cierto prestigio y de un aparente lustre por el que parecía como si ellos fueran la cultura en si misma debido a la dejación de promoción cultural directa que siempre han hecho las instituciones públicas canarias, pero que acabó lo suficientemente tarde como para que la brecha cultural que este tipo de cosas provocan se volviera irreversible. Este centro, al igual que otro organismo devorador de subvenciones como Ediciones Idea, han confundido siempre la cantidad con la calidad y en la editorial de Pomares se presumía de tener un ritmo de 40 publicaciones mensuales cosa completamente disparatada para cualquier mercado editorial, sobre todo el canario, incapaz de adsorber el noventa por ciento de las novedades, y cuyos textos, completamente irrelevantes cuando no ridículos la mayoría de las veces, se quedaban en almacenes sin vender porque el negocio de éstos siempre ha sido editar, cobrando la subvención, y no el vender. El colmo de todo es tener una librería propia y aspirar a una de las subvenciones que ofrece la nueva Banca Cínica de hasta medio millón de euros para hacerles la competencia desleal al resto de libreros que a duras penas pueden mantener sus librerías con lo que sacan de su negocio. Yo hablo de lo que conozco pero seguro que muchos más conocen otras cosas parecidas y podríamos multiplicar ésta por mil para llegar a lo que anunciábamos más arriba: a la miseria en la cultura.
En Canarias a las instituciones y a muchos gestores culturales no les ha importado un comino la cultura si esta no da dinero o sirve como forma de propaganda y correa de distribución de una ideología grosera con la que sacar ventaja como ha hecho muchos años CC. Mientras, la gente con inquietudes culturales se han buscado sus fuentes en otros lugares y han mirado con merecido prejuicio todo aquello que venía de los canales oficiales y subvencionados. Muchos artistas de todo tipo, músicos, gráficos y literarios, se han visto en la tesitura de emigrar de las islas o hacer conocer su obra fuera de ellas por lo que la generación perdida en Canarias empezó hace ya mucho tiempo con la pérdida de este capital humano. CC pudo lograr que por primera vez esta gente fuera profeta en su propia tierra y que no tuvieran que marchar y acabar malditos como pasó con figuras de renombre como Oscar Domínguez al que la señora Dulce Xerach supo manipular a su antojo muy bien hasta que un más que probable acosador de tipo laboral como Ricardo Melchior la largó del Cabildo y de la  política. Probablemente en esta purga que está realizando el Gobierno de Canarias con la industria de la cultura en las islas pague algún justo entre muchos pecadores. El problema de todo esto es que la política cultural nació completamente equivocada en los inicios del Estatuto de Autonomía allá por los años ochenta del siglo XX por un dinosaurio que todavía medra del sistema, como es un elitista impresentable como Gerónimo Saavedra, que desde entonces no ha parado de buscar a su Tadzio en todas partes. El tremendo desmoche que toda la casta política en general nos tiene preparado con la excusa de la crisis no sólo va a saco por la sanidad y la educación sino que este sector de zánganos ha ido arrimados a esto que llaman cultura les tenía que tocar. De las crisis se aprende y bueno sería que se sacaran cosas en claro de esto pero me da la impresión que la difusión cultural seria y honesta en Canarias es un tema que no tendrá nunca remedio. En el fondo los que nos hemos buscado la vida cultural por otros medios, produciendo o simplemente deleitándonos, poco tememos que esperar de este pesebre venido a menos con reivindicaciones tan sectarias como chocarreras.
Canarias 24 Horas, 5 de diciembre de 2011.