10 diciembre 2012

Delincuencia empresarial



Mientras Gerardo Díaz Ferrán decía cosas como “La mejor empresa pública es la que no existe”, “Los empresarios no somos culpables de la crisis, hemos creado riqueza”, “Yo no hubiera elegido Air Comet para volar a ningún sitio” refiriéndose a su propia compañía aérea, “Aguirre es cojonuda” después de financiarle una campaña en 2003 con 246.000 euros con el delito ya prescrito, “Creo en la libertad de mercado pero en la vida hay coyunturas excepcionales por lo que Se puede hacer un paréntesis en la economía de libre mercado” o la ya célebre de “Sólo se puede salir de la crisis trabajando más y ganando menos”, el gran delincuente de guante blanco que ha resultado ser, y que fue el presidente de la patronal de empresarios de España, mostraba un tren de vida impresionante consistente en cacerías, buena vida y un Rolls Royce incluido mientras dejaba en la puta calle a sus miles de trabajadores. Para ello contrató los servicios del fontanero valenciano Ángel Cabo para esconder sus bienes y evitar el embargo de los acreedores mientras más de 400 mil familias han sido expulsadas de sus casas desde 2008 por deudas mucho menores que las suyas. A día de hoy cuando escribo estas líneas, 9 de diciembre Día Internacional Contra la Corrupción, estos dos sin vergüenzas están bajo rejas con una fianza pendiente de 30 y 50 millones de euros respectivamente. Nunca aquel dicho de cree el ladrón que todos son de su condición había sido algo tan merecido para alguien como en este caso.

Díaz Ferrán ha demostrado ser el perfecto ejemplo del lo peor de la mayoría de la clase empresarial española que pide austeridad a los demás mientras ellos mantienen un tren de vida impresionante, creen fervientemente en el libre mercado hasta que las pérdidas se socializan y todos debemos acudir al rescate de las grandes empresas y bancos al mismo tiempo que echa pestes de lo público mientras por detrás se vale de lo público para medrar en lo personal. A Díaz Ferrán, además, hay que añadirle el apelativo de miserable pues ante el juez que tiene abierta una causa contra él por fraude en sus empresas señaló que él no sabía nada de la situación financiera de sus empresas y le echaba la culpa a su socio ya muerto Gonzalo Pascual. Yo no dudo que en este país de miserables, chorizos, corruptos y políticos ineptos que es España hayan empresarios con un mínimo de decencia, no seré yo quien juzgue a la parte por el todo como hacía él desde su poltrona de presidente de la patronal con la clase trabajadora, pero si el jefe de los patronos, elegido por los mismos empresarios, ha sido y es capaz de unas fechorías tan repugnantes como las que hemos visto estos días para salvar su estilo de vida, que no sus empresas que no eran suyas en tanto que miles de familias vivían de ellas, qué no puede estar pasando entre los grandes empresarios de este país que, como bien sabemos, la connivencia con la banca, Díaz Ferrán se autoconcedió préstamos desde Caja Madrid ahora la Bankia del PP, y con la clase política ha sido una de las grandes causas que nos han llevado a esta situación de crisis económica y social que nos habrá de hacer retroceder muchas décadas en el bienestar ganado.

En el actual estado de cosas en el que vivimos, donde los partidos políticos, las organizaciones empresariales y los sindicatos vende obreros convenientemente engrasados por unos medios de comunicación con pura vocación empresarial se tiran los trastos a la cabeza siempre que pueden sólo como pura pose, se echa de menos una condena contundente e intensa de UGT y CC OO sobre el tema de Díaz Ferrán ya que la situación por la que atraviesa este sujeto es, sin paliativos, una situación de derrota a la espera que los amigos políticos y judiciales de este señor acudan a su rescate por aquello de la lealtad entre delincuentes. Cierto es que el detenido es un exdirigente empresarial y no es un líder de los sindicatos verticales como Toxo o Méndez pero extraña tanto que la condena a este delincuente empresarial haya sido tan tímida por parte de estos dos impresentables. Esto es algo que deja mucho qué pensar. Sin duda será que ambos sindicatos no están ni mucho menos para tirar cohetes, UGT ha engañado a sus afiliados haciendo empresas paralelas para la gestión de las subvenciones que reciben de nuestros impuestos y CC OO ha aplicado la reforma laboral de los 20 días por año trabajado a sus trabajadores por la que luego hacen huelgas generales, pero esta situación demuestra la gran indefensión en la que la clase trabajadora nos encontramos siendo estos nuestros únicos interlocutores válidos hasta que nos demos cuenta de nuestro poder y pongamos a estos oportunistas traficantes de obreros en su sitio. Lo que éstos nos estén ocultando se habrá de saber tarde o temprano y, a buen seguro, no será nada agradable ni para ellos ni para nosotros cuando panfletos como La Razón o el ABC hagan leña del árbol caído, llenando de mierda con ello a toda la clase trabajadora que no tiene la culpa de la existencia de estos zánganos del sindicalismo, de manera contraria que ahora callan repugnantemente con los delitos de Díaz Ferrán.

Está claro que Gerardo Díaz Ferrán no actuaba solo y que, de manera paralela al ultraliberalismo contra el estado y contra todo lo que luciera a Res Publica que restregaba en la cara de los ciudadanos siempre que podía, no tenía reparo alguno de coger de la caja del estado miles de millones de euros en subvenciones para sus negocios o para reflotar Aerolíneas Argentinas que había comprado por un único euro gracias a su amigo José María Aznar y a la que, finalmente, acabaría llevando a la banca rota. Los años de la burbuja en la que a Zapatero le situaban sillas como visitante en los grandes organismos internacionales como el G7 serán algún día recordados como los años de la gran corrupción política y de la descomposición social en la que las grandes fortunas crecieron de la noche a la mañana y donde la evasión fiscal, las cuentas numeradas en Suiza y los apartamentos en Manhattan de Díaz Ferrán prosperaron como hongos a costa que la clase media tuviera un poquito más de poder adquisitivo, en realidad capacidad de endeudamiento, que ha hecho a la sociedad española una sociedad dócil, mediocre, agradecida de estómago e ingrata con las luchas sociales de nuestros abuelos que pagaron con su vida y la cárcel la terrible Guerra Civil y los años de la postguerra. La evasión fiscal, el choriceo y las grandes fortunas siempre se han tenido un particular forma de hacer dinero fuera de nuestras fronteras como bien denunció Julio Anguita en un artículo que ha sido manipulado intencionadamente del sociólogo Vicenç Navarro.

A modo de conclusión debo referirme a cierto pequeño comercio que se han forrado en ciertas ciudades de Canarias a base de vender caro durante muchos años a los ciudadanos y que se quejaron buscando más proteccionismo cuando llegaron las grandes superficies con mejores precios haciendo lo único que saben hacer bien: llorar a las instituciones canarias para que subvencionen sus estilos de vida porque sí, porque son unos iluminados y porque generan empleo como si no le debieran más a la sociedad que lo que ésta les debe. Estos empresarios quizá creen que la crisis que nos asola a todos no va con ellos y por eso han abierto en masa las dos convocatorias de huelga general, 29 de marzo y 14 de noviembre de 2012, como si con ellos no fuera para nada esta crisis y sus empresas fueran lo mismo que Mercadona o El Corte Inglés. En una acción verdaderamente repugnante los comerciantes de Santa Cruz de La Palma han hecho un sorteo de un puesto de trabajo, como si fuera un jamón, un lote de productos cosméticos o una cesta de navidad, con la connivencia de las instituciones y del corrupto PSOE de Canarias como si el trabajo fuera algo que se gana en una lotería y no es un derecho más que hacen de la Constitución de 1978 un papel mojado. La voluntad que demuestran esta clase de empresarios, que son de lo más rancio que nunca haya existido en Canarias, no dista mucho de las actitudes y malas prácticas de gente de muy mala reputación moral como Gerardo Díaz Ferrán o el fontanero Ángel Cabo a las que estos días hemos asistido perplejos. Y encima, como digo más arriba, con la complicidad de un partido político que tiene entre sus siglas los calificativos de Socialista y Obrero porque nadie en ese partido ha tenido la suficiente vergüenza como para quitarlo de su nombre. Todo esto seguirá tal y como lo conocemos hasta que no pase una cosa: que la sociedad se articule por sí misma, sea capaz de luchar contra la corrupción que nos aplasta y rescatar la calidad democrática que el sistema podrido de partidos ha instaurando a nuestra costa para su beneficio. Humildemente creo que esto, en la actual situación, es una entelequia si no hay un cambio verdaderamente revolucionario y radical desde la base misma de la sociedad.

Canarias 24 Horas, 10 de diciembre de 2012.