23 enero 2011

El privilegio de ser político


Que conste que jamás he simpatizado nada con los controladores aéreos que, tras un estado de alarma con tufo franquista, vuelven a la vida civil este 16 de enero pero escuchar a José Blanco llamarlos privilegiados da arcadas viniendo de un señor que lo menos que se puede decir de él es que está sospechosamente vinculado a determinados lobbies empresariales relacionados con las infraestructuras. El mejor aliado de esta gente es el tiempo, el olvido y la escasa memoria individual y colectiva que poseemos pero algún día lo habremos de ver como consejero delegado de una empresa como Alstom a la que tantos favores ha hecho como ministro de fomento con su irracional despliegue de la alta velocidad española que llega, en forma de disparate monumental, hasta Canarias aunque por aquí ya se habla de velocidad alta y trenes que levitan. Tiempo al tiempo porque nadie imaginaba a Aznar de directivo de Endesa cuando el mismo privatizaba, en realidad le hacía un regalo a sus amigos, esta empresa pública y nadie se le hubiera ocurrido ver a Felipe González como consejero de Gas Natural cuando defendía la fusión de esta misma empresa y una Endesa privatizada que acabó en manos de Berlusconi. Que un mal político como Blanco integrante de la casta más privilegiada de seres que viven de lo público en España se atreva a descalificar a un colectivo de trabajadores como los controladores, por muy ruines, insolidarios y sinvergüenzas que sean, hasta llegar a militarizar un servicio civil da buena cuenta del empeño que tienen algunos a la hora de servir a intereses privados y oscuros. Recordemos que Aena y el control aéreo se encuentra ahora mismo en una fase muy desarrollada de privatización.
Pero antes de que Zapatero entre a formar parte del consejo de administración de una empresa de derribos, de la Vega sea la relaciones públicas de la revista Vouge o Rubalcaba jefe de marketing de McDonald para hacernos creer que la comida basura es sana para la salud bueno sería recordar qué ha sido de los ex presidentes empezando por José María Aznar. De este hombre se ha dicho de todo y es un claro ejemplo que la selección natural que tanto le gusta pregonar a la derecha radical en torno a la especie humana no ha funcionado en él porque pocas veces se ha visto a un mediocre encumbrarse tan alto en el panorama mundial. Es un tipo útil para el neoliberalismo porque por dinero es capaz de defender cualquier cosa, cualquiera, incluso la muerte de cientos de miles de civiles inocentes en la Segunda Guerra de Irak. Ahora está explotando una faceta que se le podría considerar como de traidor a la patria aún siendo presidente de un partido de ultraderecha como el PP que se fraguó en el tardofranquismo y que hacen del rojo y amarillo, con el ripio que dan juntos, su color habitual. Está claro que más que un odio becerril al Zapatero que ganó las elecciones por culpa de un atentado terrorista de islamistas radicales que su alianza con Bush provocó su anti patriotismo hay que circunscribirlo más bien a intereses de las empresas que le pagan como Endesa o News Corporation y de las que su sueldo no es otra cosa sino favores personales por servicios prestados como privatizaciones o presiones para una guerra cruel. A este irresponsable, chulo, arrabalero y mediocre le pagamos todos los ciudadanos de nuestros impuestos 80 mil euros de pensión vitalicia para que, encima, se ría de todos nosotros siempre que tiene oportunidad.
Otro que también cobra como ex presidente una pensión vitalicia de 80 mil euros es Felipe González Marques aunque a él se le considera un hombre de estado. Yo diría en realidad de establo porque a esta altura, a la de las bestias, dejó su gobierno el arte de hacer política con toda aquella guerra sucia contra el terrorismo de ETA que tan mal ha dejado a la reciente democracia española. Aún así González ha sabido hacer algo que no le sale a Aznar, estarse callado ya sea por higiene propia. Eso hasta que hace unos pocos meses habló con Juan José Millás en una entrevista en El País en la que reconocía las tentaciones de haber acabado con la cúpula etarra a finales de los ochenta por una vía repugnantemente ilegal.
Si hoy en día hay un candidato para ser como estos dos, cobrar 80 mil euros por nada o por los servicios prestados a sus amigos, ese es sin duda José Luis Rodríguez Zapatero. Lo es por las razones obvias porque ya que no podemos elegir al jefe del estado porque es un rey, cosa que va contra todos los principios democráticos posibles, sí que esto puede ser más o menos hecho con el partido que ocupa el gobierno. De todas formas Zapatero es un presidente que ya está fuera del gobierno en muchos sentidos porque a esta hora debe tener decidida su salida al no presentarse como candidato, para ello ha puesto a gobernar a Rubalcaba, sino porque en unas elecciones el PSOE lo tiene muy difícil, por no decir imposible, para ganarlas. Un político como Zapatero que ha hecho tanto daño a la clase trabajadora y a la ciudadanía en general acabará arregostándose  con una pensión vitalicia y algún cargo en alguna empresa a la que tantos favores ha hecho porque en los últimos tiempo trabajado mucho por lo que llamaba sin pudor los poderosos y los mercados a base de aplastar a la ciudadanía y a la clase trabajadora. ¿Para cuándo una ley de incompatibilidades entre el sector público y privado contundente y que ponga a estos personajes ultra privilegiados en su sitio? Yo creo que nunca. Este debate que estos días se ha avivado se debe a la terrible crisis que todos atravesamos pero que, en cuanto se produzca un mínimo despegue económico que ponga de nuevo a la gente a consumir pronto se olvidará todo. Con ello cuentan nuestros políticos que hacen a puerta cerrada la sesión parlamentaria que acuerda cada legislatura cuáles han de ser los privilegios de lo que es esta casta de políticos que desde el más insignificante alcalde en un pueblucho de nada al mayor político de la Unión Europea se asignan ellos mismos de una manera poco transparente riéndose de la ciudadanía.
El otro día escuchaba a la ponente del PSOE en el pacto de Toledo por las pensiones, una suerte de indocumentada llamada Isabel López Chamosa, defender de una manera disparatada y realmente escandalosa determinados privilegios que lo políticos tienen por ser políticos, aunque sean iletrados como ella misma ha demostrado en su blog, sobre todo el hecho que con 15 años de diputados una persona pueda cobrar de manera íntegra una pensión completa cuando se jubilen cosa que a muy pocos ciudadanos que trabajan muchísimo más que todos ello juntos les está vetada pues necesitan ahora como mínimo 35. Como decía más arriba esta casta se vale de que no tenemos memoria y toda esta indecencia en la que están metidos va a seguir ocurriendo hasta que los ciudadanos los dejemos hacer lo que les da la puta gana y no lo que nosotros les debemos demandar que hagan. De momento el gobierno del PSOE y los sindicatos mafiosos CC OO y UGT negocian en sumo secreto una brutal rebaja de derechos laborales a los trabajadores que, de momento, le ha reportado a los sindicatos un decreto a la medida, hecho por el vicepresidente Chaves, con un montante total de 24 millones de euros sólo del estado. Así de barato nos venden unos mal nacidos.
Canarias 24 Horas, 17 de enero de 2011.