21 noviembre 2011

Tres postales electorales de Rajoy

Al igual que la una, grande y libre de la patria fascista, la santísima trinidad del padre, hijo y espíritu santo o las tres carabelas que llegaron al Nuevo Mundo de La Pinta, La Niña y la Santa María Mariano Rajoy Brey también tuvo que pasar por una triada de campañas electorales para llegar a inquilino de La Moncloa. No sabemos si esta cara de pasmo que se le ha quedado estos días es porque todavía no se lo cree, menos porque esto ya se sabía, o por lo que verdad le espera y que, como mucho hemos dicho alguna vez en la vida, acabe diciendo en no muy corto espacio de tiempo pero quién coño me mandó a mi a meterme en todo esto. Esto es un somero repaso de las tres campañas que le han llevado hasta aquí ilustradas con una foto.


14 de marzo de 2004: "Juntos vamos a más".




Lo que nunca podrá supera el PP en su subconsciente colectivo y lo que hizo que la ultraderecha desapareciera de partidos minoritarios para integrarse mediática e ideológicamente en sus filas, fueron los viles atentados que Al-Qaeda perpetró en los servicios trenes de cercanías de Madrid el 11 de marzo de 2004. A poco que se le rasque la costra de progresía de un dirigente popular aparece aquella infamia que mediáticamente se empeñaron en sostener y que amenaza con volver a salir a flote tras la arrolladora victoria de PP en las elecciones de 2011: que los atentados fueron obra de un comando de ETA y no de islamistas radicales. Un Rajoy recién puesto a dedo por José María Aznar alias estamos trabajando en ello (lease con acento texano) más que ser derrotado por un PSOE, que no acababa de arrancar por aquellos días, fue vencido no solo la prepotencia y la manipulación suya y de su partido sino que veníamos de la peor legislatura de Aznar de la mano dura, la Guerra de Irak y la mayoría absoluta que llegó a ser absolutista. Rajoy se quedó a las puertas, con el aparato mediático de hacer infamias preparado y unos hilillos, no de plastilina sino de mocos, que salían de su nariz e impregnaban sus barbas según contaban los que le vieron llorar la derrota porque nunca una mentira había salido tan cara a nadie.


9 de marzo de 2008: "Con Rajoy es posible".




Rajoy inventó una niña para el debate que tuvo ese año con Zapatero pero al final esta niña fue socialista como gritaban los seguidores del PSOE la noche electoral. Era la época que en la que todavía éramos ricos y a la gente le daba igual ocho que ochenta tanto como al obrero desclasado que fuese Zapatero o Rajoy el que gobernase España si no le tocaban su coche, sus 15 días de vacaciones en un apartamento rancio en la costa y su hipoteca todo a crédito porque los bancos estaban que regalaban dinero. El modelo del ladrillo descubierto por el tardofranquismo, amparado luego por Felipe González y llevado hasta la náusea por Aznar y su terrorífica ley de suelo amasó grandes fortunas, de esas que son pan para hoy y hambre para mañana, mientras el PP seguía empeñado en la infamia del 11M y peleado por los derechos sociales y civiles de las personas porque para una ser recto la gente que hace lo que quiere con su cuerpo es una especie de ser miserable. La crisis capitalista estaba comenzando y al PP le molestaba del PSOE una cosa: que este partido utilizara la victoria de la Selección Española de Fútbol y usara los colores y la bandera para hacer propaganda de la Marca España porque, hasta ese momento, esta idea en concepto y forma ontológica era monopolio de la (ultra)derecha.


20 de noviembre de 2011: "Súmate al cambio".




Y ya es mañana, osea, empezó el hambre y los bancos no daban un céntimo a pesar que manejan nuestro dinero por partida doble: el de nuestro ahorros y el que les da el estado para sanearlos. Un hambre que no pasaban ni en Valencia, ni en Madrid, ni en Murcia, Galicia o hasta Canarias donde, un día sí y otro también, estallaban casos de corrupción como la Trama Gürtel y cuyo protagonista era el Partido Popular. A Rajoy parecía que le crecían todos los días los enanos. En realidad estaba muy molesto. Molesto porque entre tanto follón mediático no le dejaban leer el Marca con tranquilidad para hacer lo que mejor sabrá hacer nunca: hablar de fútbol con sus amigos. Fue tanto el machaqueo mediático del PP y tan fuerte la crisis económica que nos están atacando desde 2008 que Zapatero se vio obligado a convocar elecciones anticipadas y el mismo día que un paisano suyo, otro gallego llamado Francisco Franco, moría en la cama de un hospital con la consciencia tranquila a pesar de haber aniquilado la vida de cientos de miles de personas y frustrado la de muchos millones más durante décacas él se hacía con el alquiler de La Moncloa. El 20 de noviembre de 2011 el mismo obrero desclasado que ya no podía pagar el coche, las vacaciones en el apartamento rancio de la costa y la hipoteca daba, en un singular gesto de ingratitud, la mayoría absoluta al PP sin importarle todo lo que habían oído de corrupción porque reconoce que el PP sabe hacer muchas cosa pero sobre todo robar bien. En las primeras horas de la mañana del 21 Rajoy recibe la llamada de Ángela Merkel diciéndole lo que debe hacer y ahora que dios nos coja confesados a todos, nunca mejor dicho pues vuelven los días del nacional catolicismo. Rajoy no sabe dónde coño se está metiendo o más bien sí: en la senda de los dirigentes mediocres que ha sido trazada por inútiles e incompetentes como Zapatero, Beslusconi, Merkel, Sarkozy o Cameron. Visto así hasta pena da este inútil porque nadie jamás ha tenido nunca tanto poder con legitimidad más o menos democrática si consideramos democracia a un sistema electoral amañado y tramposo hecho para favorecer estas situaciones. Tampoco tanta altura desde la que poder caer cuando pierda la popularidad.