22 enero 2007

EL HUMOR CON SENTIDO TERAPEÚTICO



Sí tuviéramos que buscar una característica positiva que algunos, y sólo algunos, seres humanos tenemos que haga que nos distingamos para bien de los demás animales del planeta esta sería, sin duda, la del sentido del humor. Y decimos esto porque hay muchos seres que se les suelen denominar mediante el epíteto personas que no sólo hacen realidad la expresión cuánto más conozco a la gente más me gusta mi perro, y yo añadiría o gato, sino que además por su actitud becerra ante la vida hacen que sólo con respirar desaparezca todo sentido lúdico a su alrededor. Y aunque éstos los podemos encontrar en todos los aspectos de la vida estamos pensado especialmente, por una discusión reciente, en esas personas que profesan una fe capitalizada por una secta religiosa que aunque se pretenda como diferente de la tradicional en realidad comparte un rasgo común a ésta y a toda otra: postergan lo del alma del fiel para el cielo y aquí en la tierra se preocupan más de controlar su dinero. Nos viene a la memoria la novela de Umberto Ecco titulada El Nombre de la Rosa en la que la intriga se traza en torno una única copia existente de un tratado sobre la risa de Aristóteles, hoy desaparecido, a la que el Abad Abbone Da Fossanova ha untado con veneno en la punta de sus páginas para que aquellos que osen leerla se envenenen. El monje franciscano Guillermo de Baskerville, que trata de salvar éste y muchos otros libros, representa a la nueva razón que trataba de imponerse en occidente a finales del medioevo al oscurantismo que imponía el rechazo absoluto a un hedonismo epicúreo y que aún sigue con fuerza en este siglo XXI.

No es mala idea el tomarse las cosas a veces con algo de risa. Situaciones como las que vivimos muchas veces en el mundo en general, pero muy particularmente las que nos propician las acciones idiosincráticas de los políticos en canarias, resultan más digeribles si lo hacemos a través del filtro del buen humor. No sólo la buena alimentación influyen en nuestra calidad de vida sino que ésta, estamos seguros, tiene que ver mucho con determinadas pautas actitudinales como puede ser la mala leche. Afortunadamente uno se puede vacunar de esta plaga, y aquí nosotros enumeramos nuestros gustos particulares, con una serie de vías de escape que utilizamos ya que humildemente nos reconocemos poseedores de un mínimo buen sentido del humor. La serie de televisión House M.D. lo tiene todo: intriga, buenos guiones, investigaciones policíacas, situaciones médicas y sobre todo un humor basado en una ironía muy fina e inteligente en boca no sólo de su protagonista, Hugh Laurie, sino también de sus cinco personajes secundarios. Laurie es un magnífico actor inglés que, según los productores, disimula bien esta condición. Quienes no lo disimulan son David Walliams y Matt Lucas creadores de la serie de humor inglesa que se emite en televisión de pago, pero que es carne del emule, llamada Little Britain en la que éstos dan vida a infinidad de personajes que según el narrador son típicamente británicos. Nosotros destacamos a la pareja formada por Lou, Hortera y tontolaba voluntario social producto de la falsa izquierda de Tony Blair, y Andy, caradura, pasota y pseudoparapléjico que raramente articula más de cinco palabras seguidas. Sí venimos a España, y siguiendo con el culto a lo absurdo, tememos a la veterana pareja que inició su carrera como mimos en el parque de El Retiro de Madrid y que son Faemino y Cansado. Dignos sucesores de maestros como Gila o Eugenio su carrera televisiva se vio frenada con la llegada de las televisiones privadas que rara vez invierten en humor inteligente y que dan pábulo a modelos barriobajeros estilo Los Morancos y demás bazofia. Es una suerte que este dúo se siga prodigando en montajes teatrales que aunque siempre sea el mismo desde hace unos buenos años siempre varía por la frescura de su improvisación. Y si hablamos de hábitos reconocemos que tenemos el mirar a primera hora de la mañana lo que publican tanto Forges como El Roto para El País. En Canarias tenemos excelentes humoristas como es Manolo Viera, peculiar observador y antropólogo del sentir canario, Calero o las grabaciones del histórico José Castellano más conocido por su alter ego Pepe Monagas personaje creado en la posguerra por el grancanario Pancho Guerra. En Gran Canaria también se desarrolla un blog desde hace unos cinco años que se llama caspacanaria.com y que recoge lo casposo y hortera que hay inserto en la vida profunda de las siete Islas Canarias y que los creadores de este sitio se encargan de sacar a la luz a través de una insólita hermenéutica.

En España hay regiones que, sin duda, se encuentran adelantadas sobre otras ya que están en estadios evolutivos más atrasados en cuanto a formas más abiertas de ver el mundo y sobre todo en la autocrítica. Una de ellas es Euskadi. En el canal público ETB2 desde hace unas cuantas temporadas se emite el programa de humor Vaya Semanita. Siguiendo la brecha abierta de una cierta incorrección política por Los Guiñoles del Plus en aquel programa se trata el conflicto vasco con el gobierno español, los problemas políticos del nacionalismo, la forma de ser del euskaldún y el día a día de sus ciudadanos con auténtico buen humor, autocrítica y sin ombliguismo ni auto bombo. Un ejemplo era el del micro espacio de la familia de Los Sántxez que vivían en Amorroto aunque habían llegado a Euskadi como inmigrantes provenientes de Salamanca, de pura cepa, y que tenían que lidiar en el seno familiar el conflicto vasco mismo ya que uno de los hijos era Ertzaina y el otro de las juventudes de Jarrai.

En Canarias un programa de humor como el de Vaya Semanita es algo completamente imposible. No nos imaginamos al rancio y costosísimo ente de la televisión pública de coalición canaria produciendo y emitiendo un programa de este tipo cuyos principales personajes sean Adán Martín de panadero, Pilar Parejo como primera dama, Dulce Xerach preocupada por el maquillaje de la primera y única bienal de paisaje, a Zerolo aprendiendo a nadar con los manguitos en Las Teresitas, a Suárez Trenor en un barco pirata o a José Miguel Ruano expropiando parlamentos por 10 millones de euros. Sin embargo algo así, una catarsis colectiva de este tipo, es completamente necesaria. Nosotros humildemente contribuimos con una radionovela que se llamó Sancha y Quijota y que estuvo varias veces en las ondas de Radio Campus. Aún así esto no es lo habitual. Los políticos canarios no tienen nada de sentido del humor, salvo el hermano de Juan Fernando López Aguilar que es humorista gráfico por lo que es criticado, y es fácil recordar el cabreo pataleo que se cogió José Carlos Mauricio cuando los profesores interinos dependientes de la consejería de educación protestaban en un mitin de campaña y éste sólo sabía mandarlos a estudiar o los famosos puñetazos de Ricardo Melchior en la mesa de su despacho del cabildo de Tenerife cuando la realidad le lleva la contraria a sus ansias de Gran Dictador. Una insólita incursión en el humor fue la de José Manuel Soria cuando dijo que al que no le gustara bandera de Gran Canaria de 500 metros cuadrados se la iba a tener que tragar, nosotros añadimos por cojones, aunque días después se tuvo que tragar él sus palabras cuando está acabó por los suelos arrancada del mástil por el viento. En Canarias sobra la materia prima para el humor político, no hay más que ver la cara de puerro que tiene Ángel Llanos en su campaña a la alcaldía de Santa Cruz que tiene una relación directamente proporcional a sus alabanzas del innecesario puerto de Granadilla, pero es un tema que hay que explotar. No es de recibo que los creadores de Canarias se tengan que marchar de las islas para que sean reconocidos sus méritos artísticos porque en las islas se da el lameculismo, el peloteo y triunfan los estómagos agradecidos al sistema que los alimenta. La autocrítica siempre es necesaria. El humor es manera más sana de hacer esto. En Canarias se fomenta la autocomplacencia, o a personajes como Antonio Plasencia, y así nos va: de puto culo.

Canarias Digital, 22 de enero de 2007.

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