15 julio 2013

Mariano y Paulino


La obra de Carl Sagan, Cosmos, sin duda ha sido completamente superada en la parte expositiva y científica, este gran divulgador muerto hace 17 años estaría disfrutando mucho con la exploración de Marte con drones, pero no tanto en la calidad humana que transpira el libro desde el ISBN hasta el índice onomástico pasando, sobre todo, por la dedicatoria. Decía Sagan en ella sobre su compañera: En la vastitud del espacio y en la inmensidad del tiempo mi alegría es compartir un planeta y una época con Annie. Si lo pensamos bien somos algo tan minúsculo para el Universo, probablemente hasta extraño y raro en todo él, que compartir nuestra efímera existencia con esas personas a las que queremos es, ante todo, un motivo de alegría. Claro que esto es una especie de axioma que tiene también su reversa: quién nos iba a decir a nosotros, a mi en concreto cuando era más joven y devoraba las páginas de Cosmos y veía una y otra ves los vídeos de la serie documental, que en la misma vastitud del espacio y en la inmensidad del tiempo íbamos a estar gobernados al mismo tiempo por dos completos ineptos totalmente intercambiables que bien podrían llamarse Mariano Rivero y Paulino Rajoy.
Lo que une a estos dos tristes presidentes es mucho más de lo que los separa y si bien los dos son unos auténticos bocazas que usan la palabrería vácua para disimular que son unos ineptos cabría matizar cómo utilizan cada uno su verborrea. Rivero hacía balance de los dos primeros años de esta legislatura el pasado 11 de julio tras la reunión del Consejo de Gobierno y decía, como si fuera un recién llegado, que la situación de Canarias es difícil, en realidad es extremadamente grave y probablemente no tenga remedio a corto plazo si no es con acciones traumáticas, y que la culpa la tienen las maldiciones de siempre hacia nuestra tierra canaria: la secular situación geográfica alejada de las islas que siempre ha sido utilizada por su partido para sacar subvenciones a Madrid y Bruselas y el aumento de la población, es decir, los de fuera y no nosotros pues ya sabemos que la base ideológica de nacional socialismo de CC es xenófoba cuando le interesa. Y cuando digo nosotros me refiero claramente a los 20 años en los que CC ha estado gobernando en las islas de los 31 de existencia de la autonomía, algunas veces con el apoyo incondicional del PP como ahora lo es igual de incondicional el apoyo por parte del PSOE, y cuya estrategia caciquil de que sean poco más de 20 familias las que controlen la mayor parte el PIB del archipiélago siendo éstos unos nuevos caciques analfabetos de la construcción, nos han empujado a la falta de perspectivas que ahora tenemos con un sistema productivo basado en los pelotazos del cemento y en el turismo de muy mala calidad que nos han dejado sin perspectivas de diversificación económicas a corto y medio plazo y con un territorio deteriorado irreversiblemente en un grado alto. Rajoy es otro tipo de bocazas, sus formas son distintas porque parece que algo de vergüenza ajena tiene, en realidad está parapetado en La Moncloa como el cobarde que es, cosa que Rivero no sabe lo que es ni conocerá algún día. Si Rivero llamaba por teléfono al depuesto alcalde de Arona, Reverón El Conseguidor, para enchufar a una sobrina suya en la policía local de este municipio Rajoy le transmitía ánimos y apoyos por SMS a un delincuente que tuvo en sus manos las finanzas del PP durante 28 años antes que el gran conspirador del país que tumba gobiernos y presentadores de televisión, Pedro Jeta Ramírez, decidiera aliarse con el delincuente encarcelado para tumbar, una vez más, a un gobierno pero ahora del PP.

Pero Rajoy y Rivero tiene más puntos en común que en contra a parte de haber coincidido en la inmensidad del espacio tiempo en un cargo público con el fin de hacer más miserables las vidas de casi 2 millones de canarios. Ambos han tenido o tienen cierta intimidad con José Manuel Soria, al que todos nos hemos tenido que tragar para ver cómo la factura de la electricidad crece y crece sin parar, en sus respectivos gobiernos aunque bajo distintos paradigmas. En Canarias él y su hermano parecía muy cercanos a las renovables con aquel famoso concurso de los parque eólicos que todavía está en los juzgados y que ha significado un retraso irreparable para las energías alternativas en el archipiélago, tanto como ahora el Soria ministro de industria tiene una fe ciega en los intereses de Repsol y en el de las eléctricas. Conociendo por los papeles de Bárcenas, en los que se ve cómo en el PP entre sus dirigentes nadie mueve una paja del suelo sin que haya un sobre lleno de billetes por medio, es fácil entender la capacidad de defender una cosa y su contraria según sea el cargo en el que se esté ocupando José Manuel Soria en un momento determinado.
Si a Rajoy le vuelve loco el fútbol, recordemos la chulería de este impresentable cuando tuvo que comparecer ante la ciudadanía casi perdonándonos la vida y sumamente molesto cuando se rescató a España y se fue corriendo al aeropuerto a ver el partido de España de la Eurocopa diciendo aquello de teníamos un problema y ahora está resuelto, Rivero no le hace ascos a este deporte, su mejor amigo es Miguel Concepción el propietario del Club Deportivo Tenerife cuya amistad tan cara nos ha salido a los contribuyentes, pero los suyo, sin duda, son las romerías y las fiestas populares canarias que, a golpe de helicóptero, no se pierde una. Ambos son unos personajes nulos con serias carencias, no sólo en la dicción que mal empleadas perras se ha gastado en logopedas, sino también de una solemne pobreza intelectual que, sin lugar a dudas, desesperan a sus compañeros de partidos pero que, indefectiblemente, fueron designados a dedo para su cargo el uno por Aznar y el otro por Adán Martín y lo que dice el capo en un momento determinado es algo sagrado. Ambas tienen a una mujer detrás, no me refiero a sus parejas sino a compañeras de partido, que los superan en ambición como Esperanza Aguirre y Ana Oramás que harán lo que esté en sus manos para desalojar a éstos pobres desgraciados de sus puestos con lo que los ciudadanos, con cara de gilipollas, no sabremos bien qué cosa es peor pues es el sistema, y no dos personaje completamente sustituibles por otros peores, lo que hay que cambiar y no a sus líderes de paja. Es muy probable que ni Rajoy ni Rivero acaben las respectivas legislaturas aunque el cinismo de éstos, el aletargamiento de la ciudadanía ante tanta mierda que estamos viendo en estos tiempos y a la que, desgraciadamente, nos estamos acostumbrando, hacen que pueda pasar cualquier cosa.
Para el final en este carrusel de parecidos que con poco rigor que he estado ejecutando en estas líneas he dejado el vicio que, para mi entender, padecen estos dos personajes y que me parece el más repugnante del mundo: el de la mentira. Ambos han engañado a la ciudadanía, una ciudadanía completamente adormecida que se deja engañar una y otra vez por estos partidos sin vergüenza alguna, con sus programas electorales. Más mentiroso que Rajoy no puede haber nadie pues sólo le falta casarse con un hombre para contradecir completamente el programa electoral con el que en 2011 se presentó a la ciudadanía y obtuvo casi once millones de votos. A esta alturas decir algo positivo de este personaje, un tipo que recordemos está donde está por los votos de los trabajadores desclasados que en masa le votaron el 20 de noviembre, sería poco salvo que igual podría ser un buen crítico de fútbol en el Marca si dejara ahora mismo la presidencia del gobierno salvo que la empresa que edita este periódico es la de Pedro Jeta director de El Mundo y no creo que lo quieran contratar. De Rivero se puede decir que miente siempre que puede y su mentira más popular tiene que ver con el empleo, no el de su sobrina para ser guindilla en Arona, sino el que nos cuenta a los canarios cada vez que puede. Si sumamos todas las veces que ha hecho un compromiso por el empleo desde que optaba a la presidencia hasta hace bien poco, unos nueve años, sumaríamos más de un millón de puestos de trabajo prometidos en una tierra que tiene más de un 33 por ciento de desempleados por su población activa y que es la mayor de España y la tercera de la Unión Europea.

Estamos completamente entregados a los caprichos de unos ineptos y mediocres, Rajoy gobierna España como si fuera su negociado particular de Registrador de la Propiedad en Galicia y Rivero a Canarias como si fuera el municipio de El Sauzal, pero sabemos que sustituyendoles no se resuelve la terrible situación que estamos viviendo pues la mediocridad ha calado tanto en la casta política que espera agazapada como una garrapata su turno para echarse al cuello de lo público e hinchar su estómago de la sangre de los contribuyentes que un cambio en las misas instancias es algo vano. Lo que nuestra sociedad necesita es un cambio totalmente radical, un nuevo proceso constituyente con ciudadanos capaces de mirar por los intereses del colectivo antes que por los suyos, al que seguramente no vamos a ser capaces de dar una respuesta adecuada durante mucho tiempo. En la vastedad del espacio y en la inmensidad del tiempo no nos va a quedar otra que seguir aguantando a seres tan tristes y mediocres como Rajoy y Rivero y los clones de éstos que nos quieran imponer.