21 octubre 2013

La asignatura pendiente de Filosofía



Vídeo producido por Ángel Vallejo, Red Española de Filosofía y el Departamento de Metafísica de la Universidad de Valencia. Licencia Creative Commons.

La mejor vacuna contra el pensamiento de ultraderecha que el Partido Popular representa mejor que nadie en el mundo es el pensamiento crítico. Esto lo saben perfectamente desde esta formación cuya casta de dirigentes lleva décadas viviendo del dinero negro en sobre que procede de la economía sumergida, los sobornos y la corrupción y por eso el capo Marinao Rajoy ha puesto a dos ministros, tan incapaces como los otros pero de ideología marcadamente falangista, como son Alberto Ruiz Gallardón y José Ignacio Wert a enfrentarse contra la sociedad. A este gobierno, y en general a toda la ultraderecha española que se solapa mejor que ninguna del mundo en un partido perfectamente legal como es el PP, le apesta todo aquello que no sea el dogma de la religión católica y que tenga los aromas de la crítica del pensamiento y de la cultura en general. La personificación de todo ello es el ministro de Economía y Hacienda, el ilustre ignorante don Cristóbal Montoro, despotricando contra el cine español que dice que no le gusta porque, sin duda, lo suyo serán las españoladas del tardofranquismo de Paco Martínez Soria o quizá aquella apología del falangismo de Sáenz de Heredia titulada Raza con guión original de Franco. Este impresentable en lugar de meterse con la mafia de banqueros y empresarios que nos han metido en este lío imposible de salir, lo hace con una industria como la cinematográfica que en los últimos años ha dado algunas películas más que dignas y que cuenta con Oscar y buenas críticas en los festivales internacionales.
Vivimos lo que algún día se deberá conocer como la era de los recortes del estado de bienestar que tanto sudor, sangre y vidas humanas costó construir. Desaparece la sanidad tal y como la conocíamos con el repago, las carteras de servicios y la beneficencia, la educación se privatiza y se vuelve doctrina con la irrupción de los curas en la enseñanza obligatoria, los ciudadanos perdemos servicios públicos a pasos agigantados, las pensiones se congelarán durante diez años y si algún día se intentaran recuperar tardaremos más de un siglo en hacerlo, las ayudas al desempleo se reducen drásticamente y una mentecata como la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría acusa a los parados de robar desde un PP que es sinónimo del latrocinio y la justicia se vuelve un sistema hecho a la medida de los ricos que serán los que podrán pagar las tasas por los recursos a instancias judiciales superiores. En todo este terrible desmoche hay una pequeña asignatura que casi pasa desapercibida, como es la filosofía, que si no es reformada la LOMCE del falangista de Wert, como bien se comprometió toda la oposición en peso al voto de la ley en el Congreso, acabará reducida a su mínima expresión y muchos alumnos de bachilleratos superiores no la verán en su vida con el riesgo para el pensamiento crítico que esto significa. Ésta no está sola, la música y las artes visuales y escénicas sufren también el hachazo terrible de la derecha de Wert.
No voy a ser yo quien diga que es la filosofía la que tiene el sello exclusivo para formar individuos críticos, en un sistema educativo decente y transversal que seguramente jamás tendremos en este país hasta de temarios en principio poco humanísticos como la física y química se puede incentivar hacia la crítica, pero sí que es verdad que esta asignatura es casi la única oportunidad, tal y como está concebido el sistema educativo, de que algunos alumnos tengan una mínima formación en este sentido no sólo para enfrentarse como ciudadanos críticos ante la vida sino para aprender algo que ha faltado por toneladas en los años de la restauración ceremonial democrática en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales y en la sociedad en general: la ética. Casi todo aquel que hizo bachillerato estoy seguro que le marcaron unos pocos profesor entre todos los que tuvo durante todo el itinerario educativo y sin hacer de mi experiencia personal una ley universal ya que esto sería una falacia, a mi me marcó entre otros la forma de dar la clase una profesora de filosofía, a buen seguro que mucha gente podría señalar a un profesor de filosofía como alguien que les abrió, por lo menos en principio, el camino para ver las cosas de otra manera.

El gremio las personas de filosofía se ha caracterizado muchas veces por la más completa falta de compromiso con la sociedad, no hay más que ver el silencio cómplice con lo que está pasando de esos catedráticos de la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Laguna que ganan más de 3 mil euros al mes y jamás han tenido un mínimo de deferencia hacia la sociedad, y aunque alguna vez han alzado la voz lo han hecho tímidamente, no sea que puedan perder lo poco que ahora tienen como gremio. Sin embargo, por emular al Marx que interpretaba a Feuerbach, la filosofía ha estado mucho tiempo interpretando el mundo, los 25 siglos que el ministro Wert quiere enterrar de un plumazo con su ya fracasada y ultracatólica LOMCE, y ahora lo que tiene que hacer de una vez es transformarlo. Para cambiar este mundo, cosa harto difícil por no decir imposible toda vez que parece que la economía financiera y ultraliberal ha ganado la batalla a todas las formas de concebir el mundo que apuestan por la reconciliación, se necesitan mentes formadas que, sin duda, la filosofía ayuda mucho no sólo a establecerlas sino que dota a la ciudadanía de las herramientas imprescindibles para afrontar con una mejor actitud la vida. El pensamiento crítico, lo vuelvo a repetir para acabar este texto, es la mejor forma para combatir el pensamiento único que las instancias ultraliberales necesitan imponer para combatir a la clase trabajadora.