31 octubre 2013

Estrasburgo, las víctimas y la doctrina Parot


De aquellos polvos vienen estos lodos y sería para reírse y no parar de hacerlo hasta desfallecer si lo que hay detrás de todo este asunto no fuera algo tan siniestro. Durante muchos años el PP alimentó a ciertas víctimas del terrorismo de ETA, completamente radicalizadas por su lógico dolor y situadas en puntos que llegaban hasta la extrema derecha, para hacer su política particular contra el PSOE, Zapatero y las organizaciones sociales que están situadas en una izquierda progresista y que molestan sobremanera a la ultraderecha que ha controlado siempre al PP en general. El domingo 27 de octubre en la concentración de las víctimas del terrorismo en contra del fallo de la Sentencia del Tribunal de Estrasburgo que tumbaba la doctrina Parot en la Plaza de Colón de Madrid el PP de Mariano Rajoy, que no es el mismo del de Esperanza Aguirre o Ana Botella como ya se ha visto, pudieron comprobar en sus carnes el odio repugnante que durante tantos años han sembrado en la sociedad. El Partido Popular decidió manifestarse contra si mismo por la sentencia de Estrasburgo (sic) y envió como representantes a esta concentración a personajes siniestros de la talla de Carlos Floriano, Estaban González Pons y Javier Arenas que salieron del encuentro con la cabeza agachada y en medio de abucheos e insultos, los mismos abucheos e insultos que durante muchos años habían alentado contra todos y contra todo, probando de su propia medicina. El monstruo que crearon, la AVT que en una audiencia inaudita de la hermana de Miguel Ángel Blanco con el presidente del gobierno pedía que no se cumpliera la sentencia del Tribunal de los Derechos Humanos que es lo mismo que decir que no se cumpla la ley desde el mismo gobierno, se había vuelto contra la mano que la creó y llegó hasta morderla.
España es un país cutre, que produce grandes dosis de vergüenza ajena y que está dominada por una casta dirigente político económica que da verdadero asco. Un país donde las leyes no son iguales para todos los ciudadanos sino que éstas se aplican de manera distinta si se pertenece a la casta, si se tiene dinero y en la que se carga contra la clases menos pudientes de la sociedad. El ejemplo de todo esto es la persecución que está sufriendo el juez Elpidio José Silva que tuvo la osadía, en realidad la decencia, de meter en el talego durante unas cuantas semanas a uno de los culpables que nos han llevado a esta crisis: el banquero Miguel Blesa amigo íntimo de Aznar y el tipo que hundió Caja Madrid aunque después reconoció ante el juez que el no tenía ni idea de cómo funcionan las finanzas a pesar de ser presidente de una caja tan importante durante años. Con la sentencia que invalida la doctrina Parot, una estrategia ilegal de cargar de retroactividad las leyes penales para que los terroristas cumplan más condena de las que le corresponde según el código penal con el que fueron juzgados, se ha tenido que cumplir las leyes cosa que en España es algo bastante raro. Y se ha cumplido con la legalidad en un asunto que da verdadero asco: que unos asesinos puedan salir a la calle a convivir con las personas a las que han hecho daño y sin haber sido rehabilitadas para la sociedad. Un fracaso más pues la función de las leyes penales no son el castigo de toda la sociedad sobre el delincuente sino la rehabilitación del penado.



Desde 1978 año que empieza la Constitución hasta 1996 año en el que se pone en marcha el primer código penal de la democracia cuando era ministro Alberto Belloch, donde las condenas no se pueden recortar por el buen comportamiento o el trabajo en prisión como sí sucedía en el código de la dictadura que contemplaba la pena de muerte, pasaron 18 años en los que el PSOE y el PP no se preocuparon de pactar una reforma de la norma franquista que ahora está poniendo en la calle a estos malnacidos a pesar que en esa época ETA ya se había distorsionado por completo haciendo atentados repugnantes como el de HiperCor. Sin duda, la bronca de estos años entre el PP y el PSOE sobre la negociación con los terroristas, aquí todo el mundo negoció con ETA y a buen seguro Felipe González fue la 'X' de los GAL, de debe a una estrategia más o menos planificada para desviar la atención sobre este asunto.
Como no puede ser de otra manera las víctimas del terrorismo merecen todo el respeto aunque, sinceramente, no más que las víctimas de la droga, de los accidentes de tráfico o de las mujeres azotadas por la violencia machista. Y claro, no todas las víctimas son iguales porque unas son de extrema derecha como a AVT, otras son más sensatas y otras son las de 11m que ya sabemos que nadie las quiere pese a que han sufrido multitud de infamias porque son de Al Qaeda. En pozos, cimas, barrancos y cunetas de todo el territorio nacional, ese que determinada gente dicen defender sobre todas las cosas aunque su dinero esté en Suiza, hay enterradas casi 200 mil que llevan ahí más de 76 años sin que el PSOE ni el PP hayan hecho mucho por recuperar su memoria ni por reconfortar a sus parientes que no saben dónde están sus muertos y que no están en un cementerio, como es la tradición de nuestra sociedad, sino en una cuneta pues la transición fue un asqueroso borrón y cuenta nueva con todo lo anterior. Quizá estas víctimas reaccionarias, afines a la ultraderecha del PP y que durante lustros han configurado el programa electoral del PP, tendrían mucho que aprender de las gentes humildes que tienen a un familiar asesinado por el fascismo español en el fondo de un barranco y que durante muchos años han vivido en soledad su dolor y desconsuelo mientras la AVT ha recibido todo tipo de prebendas de los mismos gobiernos que han hundido más a los asesinados y represaliados por la dictadura franquista. Nadie les ha pedido que perdonen, a pesar de arrogarse en su dios cristiano, sino que se comporten con un mínimo de humildad como han hecho estas familias que un día el fascismo partió a la mitad.