28 enero 2013

El País de la mentira


Una sociedad verdaderamente democrática y libre necesita de una prensa transparente y neutral que no tenga como objetivo imponer los intereses de la clase dominante a los que representan los dueños de los medios, ya sean propietarios de capitalismo paternalista como el viejo Polanco o fondos de inversión especulativa como Liberty Acquisitions Holdings. Unos medios de comunicación de este calado no han existido nunca, muchísimo menos en estos tiempos de saqueo capitalista, y es muy probable que jamás lleguen a existir. Por ello las sociedades necesitan individuos formados y armados con espíritu crítico capaces no sólo de cuestionarse constantemente todos y cada uno de los mensajes que llegan desde el poder, sobre todo aquellos mediatizados en las cabeceras que pertenecen a las grandes empresas del negocio de la comunicación, sino también que sean capaces de tener sus redes propias de información directas para esta época que vivimos rodeados de redes sociales que si bien no son las mejores posibles sí que posibilitan que fluya la información entre pares.
Pero no nos engañemos, estamos muy lejos de conseguir este objetivo no sólo porque la totalidad de los medios de comunicación de masas son, sencillamente, una basura infame que sirve a los intereses de sus amos sino porque, además, la ciudadanía no está preparada para soportar una constante crítica de nuestro mundo por muchos factores como puede ser la falta de interés y el pasotismo individual, el control social enorme y sibilino que existe en nuestra sociedad, la fatal de motivación de la mayoría de los individuos y la falta de perspectivas que vayan más allá de los intereses particulares de la mayoría de los miembros de nuestra sociedad. No es de extrañar que en este ambiente favorable pasen cosas como la que pasó en la portada de papel y la web electrónica del diario El País la madrugada del pasado 24 de enero con la publicación de una falsa foto del Hugo Chávez, supuestamente intubado, recibiendo tratamiento del cáncer que padece en La Habana pero que resultó ser una burda captura de un vídeo que está colgado en Youtube desde 2008 y que muestra cómo se entuba a un paciente con una serie de complicaciones a causa de una enfermedad como la acromegalia. El director del periódico, Javier Moreno, dio una explicación completamente patética de por qué esta chapuza acabó en la cabecera del periódico más importante en español mientras que los demás medios de Prisa se hacían los locos evitando hacer polémica sobre el asunto que, parece ser, le costó al diario nada menos que 300.000 euros por la operación de retirar la edición equivocada del periódico que se había distribuido en hoteles, suscriptores y en algunas plazas del extranjero a parte de los 15 mil euros que costó la foto falsificada. Que un periódico que se las arroga de ser de los mejores del mundo, donde se ahogan en su saliva proclamando a los cuatro vientos ser más demócratas que nadie, que tienen un libro de estilo de estricto cumplimiento desde el día cero de su salida al mercado aunque ahora debe empapelar los baños de los directivos de la empresa y que se han reído de otras pifias que ha cometido, por ejemplo, El Mundo estos días ha acabado por parecerse más a un boletín fotocopiado de un instituto que un periódico que, hasta hace unos años, llegó a ser relativamente serio. Lo más seguro es que el hecho que hayan sido despedidos de su platilla 149 de los mejores periodistas de España, mientras un personaje siniestros como Juan Luis Cebrián, al que la familia Polanco le han quitado el saludo, se levanta 10 millones de euros al año, tiene algo que ver con esta vergonzosa acción de la que, hasta un tipo de baja calaña como Pedro J. Ramírez con razón, hacía burla desde su cuenta de Twitter.
Pero esta pifia, todo el montaje por disimularlo y el hecho que no le haya costado el puesto todavía al director Javier Moreno, es una simple anécdota comparada con la verdadera basura que se encuentra detrás los medios de comunicación del Grupo Prisa en concreto con el tratamiento infame que hacen de Hugo Chávez desde hace más de una década, en la mente de todos está el editorial golpista de El País de 2003, sino últimamente con la grave enfermedad que este mandatario está recibiendo tratamiento privilegiado en Cuba. El País debería de tener un mínimo de respeto por este presidente, lo queramos o no tiene mucha más legitimidad democrática de urnas que cualquiera que haya gobernado en España en las últimas cuatro décadas, sino porque de haber sido cierta la foto no hubiera tenido el más mínimo valor informativo salvo el de satisfacer a los poderes fácticos que desean a Chávez fuera del poder en Venezuela para volver a montar allí su cortijo privado como siempre ha sucedido en este país durante la mayoría del siglo pasado. El deseo de ver muerto al actual presidente de Venezuela es, sin duda, mucho más fuerte que el respeto por la opinión pública a la que el diario dice dar valor cada día con su periódico. El tratamiento de una foto así para no ser publicada hubiera tenido una justificación de respeto a la privacidad en la cabecera de este periódico en similares circunstancias a personalidades como  rey Borbón, Rajoy o el heredero de la corona.
Que conste que a mí no me gusta mucho el régimen bolivariano, ni el populismo de sus dirigentes, ni el apesebramiento con el que por medio de las divisas del petróleo han apaciguado los ánimos de amplios sectores de la población, ni el control de los medios que se da en el país pero, sin duda, lo que menos me gusta es la oposición al régimen que no ha dudado, ni dudará, en utilizar los medios más ilegítimos posibles para recuperar, a toda costa, el poder y volver al burdel que había montado antes. Yo vivo en un país llamado España en el que estamos con la mierda hasta el cuello debido, sobre todas las cosas, a las malas artes de la casta de políticos y no estamos para dar lecciones de economía, democracia y de maneras de hacer las cosas como hacen en los medios de Prisa y sobre todo con esas editoriales golpistas y con los comentarios que, rozando el racismo, hacia una persona como Hugo Chávez porque por muy cabrón que pueda ser no es el cabrón del gusanerío opositor al régimen.
Liberty entró en el accionariado de El País y el Grupo Prisa con la condición de ser rentable en torno al año 2015. Cualquier otra cosa, la neutralidad de los distintos medios, el compromiso con la honestidad y la relación ética que deben tener con los ciudadanos que por distintos canales siguen estos medios está completamente supeditada a los números positivos que han de producir este grupo de comunicación para los que han invertido en él dinero. Da igual que se mienta, que se trate de manipular burdamente a la audiencia que mantiene estos medios, que se caiga en el amarillismo más sucio o que la calidad caiga a niveles de los panfletos más repugnantes si una cosa que consigue: que el negocio sea rentable a toda costa para que los inversores recuperen pronto su dinero y para que un miserable como Juan Luis Cebrián, que tras décadas como directivo condujo la empresa a la ruina, sigan cobrando la nada despreciable suma de 10 millones de euros al año. Esta chusma que dirige el periódico a mi me  han faltado el respeto, me han perdido como lector asiduo y, por lo que parece, no voy a ser el único que lo haga en los próximos años.
Canarias 24 Horas, 28 de enero de 2013.