El siguiente texto ha sido publicado en el número 2 del nuevo suplemento de ciencia y arte de Diario de Avisos (sí, por una vez en un medio se recoge el pensamiento científico al mismo nivel de otras manifestaciones artísticas porque hoy el que no sabe de ciencias es tan iletrado como el que no sabe de literatura) dirigido por Daniel Duque y que se llama El Borrador. Desde aquí queremos desearle buena suerte a Daniel en esta nueva etapa que emprende y que seguro hará que el nivel cultural de este periódico suba bastante.
El panorama editorial
canario es, por no decir otra cosa más dura, algo muy triste. Lo que algunos
ven como salud del sector, el hecho de que salgan centenares de títulos al año
o que haya un fondo de más de 600 ediciones sin haberse agotado, no es más que
un signo de pobreza editorial. Lo que en Canarias se edita no suele ser más que
parte de la correa de transmisión del sistema ya que el negocio en el libro no
está en su venta sino en el cobro de la subvención. Una prueba de ello es que
aquí la gente corriente no lee ni siquiera la lista con la que hace la compra
en el supermercado. Una pequeña joya en todo este universo es, sin embargo, el
libro de Jesús Girádez Macía de Ediciones Idea, paradigma quizás de este
desazón cultural pues presumen en su web que desde 1991 han sacado casi mil
volúmenes, titulado Entre el
rubor de las auroras.
Este texto es fruto del
trabajo realizado por Giráldez en torno a la figura de Juan Perdigón Gutiérrez,
o João Perdigão Gutiérrez en su acepción portuguesa, majorero emigrado a Brasil
siendo niño de las Canarias de principios del siglo XX por las mismas causas
que hoy en día nuestra tierra atrae a la inmigración: el hambre. En la ciudad
de Santos acabaría siendo destacado miembro del movimiento anarquista
libertario en un ambiente convulso tras el paso directo, en aquel país, de un
sistema de producción esclavista a uno capitalista y de mercado. El potencial
humano acumulado allí por la masiva entrada de europeos de ideología libertaria
huidos del Viejo Continente será un factor determinante del ambiente de lucha
social en aquellas tierras. El libro se estructura en base a las memorias
escritas, durante distintas fases de su vida, por el mismo João Perdigão, una
persona de origen humilde y de formación autodidacta, a instancias del
historiador Edgar Rodrigues que fue quien se las facilitó al autor. Como bien añade
Giráldez en el prólogo este trabajo no hubiera sido posible sin las enormes
posibilidades que Internet ha abierto en el campo de la historia, las
relaciones humanas y la investigación.
En un momento en que
cierta historiografía y arqueología canaria se mueve en torno a la gratitud
estomacal y a la legitimación de ciertas ideas preconcebidas, la historia se
hace a priori y luego se trata de encajar los hechos
en este corsé, un libro como el de Giráldez es algo muy oportuno. En el texto
se encuentran vacíos periodos muy largos de la vida de João Perdigão que otro
documentalista hubiera rellenado con invenciones, idealizaciones de personajes
y hechos ad hoc, pero que
el autor deja sin narrar porque carece de suficiente información. Lo que puede
parecer un defecto, que el libro no está realmente terminado, es una virtud ya
que a ningún proceso y empeño humano se le puede declarar definitivamente
acabado. Es posible que gracias a este texto se pueda allanar el conocimiento
de la figura de João Perdigão que, tras este trabajo, ha sido sacado del olvido
para la historiografía del archipiélago.
El miedo a la libertad
es una constante en el ser humano. Nos es más fácil dejar que decidan por
nosotros que ser nosotros coherentes con nuestra existencia y, en consecuencia,
decidir nuestros actos. En nuestra época de domino absoluto de la globalización
como fenómeno de control social se ha logrado que se desprecien las ideas de
corte anarquista como descabelladas o violentas cuando lo torcido y lo salvaje
está en el sistema mismo. Es por eso que el gesto de Giráldez de rastrear en
sus trabajos el movimiento libertario, movimiento que pudo haber triunfado en
los inicios del sistema capitalista de finales del XIX si la izquierda hubiera
profundizado más en lo que la une que no en lo que la divide, es un gesto
valiente y necesario para comprender nuestro pasado reciente. Quizás, quién
sabe, puede que gracias a gente como él la
anarquía surgirá entre el rubor de las auroras como decía João Perdigão en sus
memorias.
El
Borrador de Diario de Avisos, 8 de marzo de 2008.