23 marzo 2008

Iglesia y Educación

Sí algo ha sido tan manipulado y utilizado a conveniencia como el terrorismo en esta democracia reciente, recordemos que el ex presidente Aznar en un gesto sin precedentes llegó a referirse a ETA y Batasuna como Movimiento de Liberación Vasco pese a que ahora lo niegue, ha sido, sin duda, el sistema educativo. Desde principios de la década de los años noventa del siglo XX hasta nuestros días las aulas se las han tenido que ver con, nada menos, tres leyes educativas distintas de carácter orgánico. Si la LOGSE sobre el papel fue una magnífica ley, de alguna manera había que recoger los aires de renovación pedagógica que frente a una legislación todavía franquista se demandaba en la sociedad, su realización ha significado la degradación casi absoluta de nuestro sistema educativo básicamente sostenido por el colectivo de los profesores que todavía creen en su trabajo. A esta reforma vinieron dos más, una del PP y otra del PSOE, y si el 9 de marzo el Partido Popular hubiera ganado las elecciones sin duda se hubiera sumado una cuarta. Esto demuestra que los políticos nunca han visto el sistema educativo como una prioridad social sino como una forma de luchar contra el contrario. Es posible que con un pacto por la educación, pero también con mayor dotación presupuestaria, se hubiera solucionado el problema pero ya vemos que no ha habido la menor intención de ello.
Una aberración absoluta, y que se ha mantenido en estos años, ha sido la existencia de una asignatura lectiva y evaluable como la religión católica dogmática en un contexto de finales del siglo XX en el que las creencias religiosas se han tenido que ver abocadas a formar parte de la conciencia privada y vida íntima de las personas. Es más, en determinados contextos ultra conservadores se ha tratado de imponer esta fe en el sistema educativo a un nivel tan torticero que sería equiparable a hacer desaparecer de él disciplinas de carácter científico como la biología o la química por el creacionismo o la alquimia. En estos cuatro años el gobierno del PSOE ha sido muy tímido a la hora de enfrentarse a los sectores ultras del PP y de la iglesia católica. Es así que no ha sido nunca el PP sino el PSOE el partido que más tajada ha sacado tradicionalmente la iglesia católica. Lo último una financiación de la iglesia que deja en entredicho la laicidad expresada en la Constitución de 1978 y que garantiza el estatus de superioridad adquirido por esta asociación durante el franquismo.
Ante todo el emierdamiento del sistema educativo los sectores conservadores han hecho el caballo de batalla la inclusión de una nueva asignatura, con visos de maría, llamada Educación para la Ciudadanía. A través de ella hemos visto un nuevo enfrentamiento entre los rancios sectores conservadores y el PSOE que alaba esta asignatura porque con ella dicen que nos homologamos en materia educativa más a Europa. Y es que hemos tenido que ver como algunas comunidades como Canarias, cuyo anterior gobierno había acordado ofertar este curso la asignatura, la ha dejando pendiente por presiones del PP de José Manuel Soria sobre el ninguneado Paulino Rivero o en otras comunidades como Valencia han dicho que van a ofertar pronto pero en inglés (sic). Por no decir autonomías como la madrileña o la murciana que en virtud de una sentencia todavía no firme como la que permitía a unos padres objetar de esta asignatura en Andalucía, padres sin duda manipulados por sectores reaccionarios de la iglesia, han llamado al amparo de la objeción a esta asignatura con el peligroso precedente de una administración que hace desobediencia de una ley dictada por el mismo estado.
En el sistema educativo existía una asignatura de carácter global, obligatoria en parte del bachillerato y que era una doctrina científica que estos últimos años ha sido degradada como es la filosofía. Y esto ha sido así porque, entre otras cosas, una parte importante del gremio cómodo y falsamente bien pensante que imparte esta asignatura no se ha mojado lo suficiente para defender la permanencia de la filosofía en el sistema educativo. Sin embargo no seré yo quien diga que una asignatura como esta es la capacitada para crear actitudes críticas y de responsabilidad ciudadana a los alumnos dentro de sistema educativo. Es más, cualquier asignatura, una historia no dogmática de las religiones, las matemáticas, la química o la educación física son, desde una óptica transversal, lo suficientemente capaces, a través de la involucración del sistema educativo completo, de promover actitudes críticas entre nuestros jóvenes. Otra cosa seria ver si las administraciones correspondientes se toman en serio el tema de la financiación de la educación o les interesa que salgan de las aulas personas críticas y no trabajadores dóciles creados para el consumo y sometidos al sistema liberal. Mientras nos hemos visto obligados a seguir el debate de mínimos entre educación para la ciudadanía y religión católica ya que así de deteriorada y degradada a acabado la educación en nuestras aulas.
Salimos de semana santa y, cada año más, los ritos y procesiones que ha habido estos días tienen que ver más con manifestaciones de carácter pagano de paso a la primavera que con el fervor creyente en un país en el que cada vez más la gente se siente más laica y menos practicante. Mientras, nuestra juventud está indefensa ante el bombardeo publicitario que ha logrado que gran parte de ésta sea adicta al consumo y se la ha dejado en manos de la economía liberal que es el nuevo dios de nuestra sociedad. Hasta la iglesia católica invierte su dudosa fortuna en acciones de laboratorios farmacéuticos como Pfizer fabricantes, entre otros productos, de Viagra que proporciona placenteras erecciones a sus usuarios cosa que la iglesia de Ratzinger se muestra totalmente en contra porque teme que la gente no sufra en este mundo y alcance el placer. Decía hace poco un obispo en una homilía de semana santa que Jesús, personaje que tanto se sabe de él que ni siquiera se puede asegurar su existencia, murió en la cruz sin ningún tipo de cuidado paliativo porque se han embarcado en una cruzada cruel para no atender si quiera a los que sufren. Sé que es mucho pedir pero el sistema educativo debería jugar un papel más activo y decidido en nuestra sociedad y por ello, entre otras cosas, es necesario que doctrinas dogmáticas como una religión de cualquier tipo desaparezcan de él.
Canarias 24 Horas, 23 de marzo de 2008.