13 octubre 2011

De ratones y políticos


De las pocas cosas que han conseguido ponerse de acuerdo economistas, periodistas, políticos pero sobre todo los ciudadanos agobiados por sus consecuencias en forma de recortes sociales, paro y pesimismo es que esta crisis que estamos viviendo desde 2008 es la mayores proporciones que ha sucedido en el mundo tras la Gran Depresión de los años 30 del siglo XX. Lo que es cierto también es que nunca habían coincidido en el mismo tiempo y espacio una hornada de políticos tan mediocres, ruines, gandules, sinvergüenzas, caraduras e inútiles como la que tenemos ahora no sólo a escala mundial sino en todos nuestros ámbitos más cercanos. Y es que en España nos hemos quejado mucho de un rotundo desgraciado como Zapatero pero personajillos como Sarkozy, Merkel, Cameron, Berlusconi o Barroso no son menos inútiles que  Zapatero. Con sus miserias personales y sus desgracias son, de una u otra forma, los grandes creadores de esta crisis ya que han llenado de vicio y corrupción un arte, que debería de ser noble, como el de la gobernanza. Sin duda una excepción a esta regla pudo haber sido Barack Obama durante el año anterior a que ganara las elecciones, cuando estaba en campaña, y los primeros meses de presidencia pero en la actualidad se ha acabado uniendo a esta tendencia mundial de brillar por su mediocridad. El caso de Obama, además, es más sangrante pues jamás nadie había tenido el apoyo social que él tuvo en Estados Unidos, probablemente también en muchos otros lugares del mundo, pero todas y cada una de sus reformas, sanitarias, financieras y hasta fiscales, han sido tumbadas una a una por el terrible poder de los conservadores de Estados Unidos y la ultraderecha del Tea Party.
Apenas 24 horas antes que escribo esto supimos que las fuerzas políticas en Bélgica se habían puesto de acuerdo, tras casi dos años sin gobierno y con los presupuestos prorrogados de 2009, para convocar elecciones y formar gobierno pero lo cierto es que en la situación actual, que muchos vemos como un dulce sin gobierno, las cosas, económicamente hablando, no les han ido tan mal con un crecimiento de hasta un 2,4 por ciento. También en Islandia, donde los ciudadanos supieron movilizarse para quitarse de encima no sólo la deuda que tenían sino a la clase política que formó todo el estropicio y buscar la manera de meterla entre rejas, la economía crece hasta en un 3 por ciento como si la coyuntura que nos está afectado a todos no existiera. Sorprendente inversión de tendencias que no deja sino ver, de manera meridianamente clara, una cosa: que la casta política no sólo no es un mal, supuestamente inevitable, del que no nos quede más remedio que sufrir sino que sin ellos hasta podríamos vivir mejor.
La respuesta para los que nos decían que dentro de la Unión Europea y la moneda única íbamos a estar mejor es la desarticulación y la cesión de soberanía, sin ningún tipo de prebenda, controlada por una Alemania en plena expansión ultraliberal y con el yugo de Ángela Merkel que, sin duda, no quiere para su propio país las recetas que está imponiendo al resto de países. En España los desvergonzados de Zapatero y su sucesor, para llevar las cosas a peor si es que se puede, Rajoy aceptaron reformar la Constitución de 1978 para añadirle la famosa clausula del déficit público con un parlamento casi en funciones y que, sin duda alguna, va a lastrar no sólo nuestra economía sino el posible futuro del estado de bienestar. Y mientras va a haber una nueva fase de rescate a la banca, debe ser el tercer o cuarto rescate porque hemos perdido la cuenta, cosa por la que esta crisis se ha agudizado tanto mientras Grecia no va a tener ni un solo céntimo en ayudas porque, si no estaba esto claro, la Unión Europea se ha construido con una base profundamente económica, para dar salidas a los mercaderes, más que por una cuestión de cohesión social. Resulta sorprendente que desde la Unión Europea se deje caer a Grecia en la desgracia por una situación que han provocado una serie de políticos ladrones muy mal asesorados por Goldman Sachs y que, hasta el día de hoy, ningún tribunal ha citado como imputados a nadie de esta empresa por llevar a la bancarrota, y provocar la miseria a millones de personas, durante por lo menos 30 años sino que más bien esta consultora ha tomado el dinero y ha salido corriendo.
A menudo se nos dice que los políticos no mandan y que las instituciones económicas supranacionales ejercen un absoluto poder a la sombra. Esto es completamente cierto pero no exculpemos con ello a la casta de vividores que se dedican a la política de la responsabilidad que tienen de la situación que estamos viviendo y que, desde sus puestos de lo público, han sabido medrar mejor que nadie. Así hemos visto actuar a los ex presidentes de España y así hará el miserable de José Luis Rodríguez Zapatero cuando abandone la política, cosa a la que nunca debió de dedicarse, tras el 20 de noviembre aunque todavía hay que temerle pues puede guardar algún regalo envenenado en la manga como la cesión de soberanía a Estados Unidos de la Base de Rota al más puro estilo de genuflexión de Franco. A menudo se dice que toda nuestra forma de vida actual se puso en marcha en los primeros años ochenta del siglo XX por una troica formada Margaret Thatcher, Ronald Reagan y Karol Wojtyla. Los gobiernos ultraconservadores pervivieron en Gran Bretaña hasta 1997 y éste fue el periodo más gris de desmonte social que haya vivido nunca el Reino Unido primero con Thatcher y luego con John Mayor. Lo que no es menos cierto fue que casi el resto del tiempo hasta nuestros días, un total de 15 años, el país estuvo gobernado por los supuestos laboristas de Tony Blair y que, lejos de corregir de manera certera las políticas ultraconservadoras de sus antecesores, éstas se acabaron por imponer aún más para hacer lo que hoy es Inglaterra: un país donde las diferencias sociales han crecido a magnitudes seguramente insoportables y que han acabado por crear revueltas sociales violentas que sin duda se habrán de repetir. Lo único que le ha valido en todo este tiempo es no haber adoptado el euro pero los políticos conservadores que gobiernan allí no se han atrevido en utilizar esta oportunidad que la economía les da para disminuir las desigualdades sino que el gobierno de Cameron las está incrementando nuevamente.
De ratones y hombres es una novela del Premio Nobel John Steinbeck cuya acción se desarrolla en los años de la Gran Depresión Americana y en ella se narran las miserias humanas que llevan a sus personajes hasta las actitudes más mezquinas. Hay que reconocer que aquella es una etapa muy convulsa y rica desde el punto de vista narrativo que ha generado no sólo grandes novelas como esta sino películas y hasta alguna serie de televisión. Hoy, ochenta años después de aquella crisis extrema, nos gobiernan los hijos de aquella gentuza malnacida y buscavidas que eran capaces de hacer cualquier cosa por llevarse un poco de pan a la boca. Casi un siglo después de aquella gran crisis nos vemos inmersos en otra sin visos de solución y la humanidad no ha aprendido que el capitalismo es completamente imperfecto y que necesita de estas crisis para reforzarse. O los ciudadanos aprendemos a gestionar nuestras cosas como mejor podamos, desde el ámbito más cercano hasta el más alejado, o esta gentuza llamada político profesional nos va a seguir tratando de engaña una y mil veces más hasta la saciedad. Creo que este debe ser el sentido que hay que darle a los grandes movimientos cívicos del mundo que se han atrevido hasta acampar en el corazón financiero de Nueva York.
Canarias 24 Horas, 10 de octubre de 2011.