17 marzo 2008

Bipartidismo y nacionalismo

El actual sistema electoral español, vigente desde la Transición a la Democracia, se ha acabado por convertir en estas elecciones generales de 2008 en una máquina de crear bipartidismo y de deslegitimar otras tenencias políticas que no sean la doble marca electoral PSOE y PP. Es reconocido por Herrero de Miñón, uno de los padres de la Constitución de 1978, en diversas declaraciones públicas que por aquellos días se optó por un sistema electoral basado en la ley D’Hondt para que la amalgama de pequeñas minorías radicales, sobre todo de corte fascista, se diluyeran a favor de partidos mayoritarios pero que hoy en día, mas de 30 años después, este sistema no es justo y sólo sirve para primar a los partidos mayoritarios. Ya lo decía Gaspar Llamazares, dimitido líder de IU la misma noche del 9 de marzo, y cuya formación ha sido la más perjudicada en estas elecciones de manera insistente: hemos sido devorados por el tsunami bipartidista.

Tras estas elecciones, y después de pasar el rodillo del sistema electoral, han sido millones los votos que se han quedado sin ningún tipo de representación parlamentaria y que han estado en el área de grupos más progresistas o simplemente en votos nulos o en blanco. La apelación al voto útil, y que ha hecho que mucha gente fuera a las urnas a votar por el PSOE con la nariz tapada para evitar que ganara el PP, ha sido una de las constantes de la progresía en esta campaña. Y es que el PSOE de Zapatero por tímidas medidas sociales se ha ganado una injusta fama de progresista pero se ha logrado diferenciar del PP porque en este manda la ultraderecha. No hay más que mirar lo pírricas que son las formaciones ultras en España y es de destacar que para el fascismo europeo el caso español es a imitar ya que los ultras se ha instalado en un partido de gran estructura social y que no sólo aspira a gobernar sino que ya lo ha hecho y es muy probable que lo haga pronto. Y es que a Zapatero se ha conseguido que se le vea como progresista en comparación a lo que teníamos antes, es digno de agradecer el muchas veces mal llamado talante de sus gobierno pero que al lado de la crispación contante del PP suena a coro celestial, pero también a los nefastos gobiernos de Felipe González confundidos con las tendencias liberales, creando desigualdades y dando lugar a una corrupción chapucera sólo superada por la del guante blanco de los ocho años de gobierno de Aznar en los que sus amigos heredaron todas las empresa públicas creadas por Franco. Recordemos, nada más, la boda oficial de corte real que su hija tuvo en aquellos años y que, indefectiblemente, acabamos pagando todos.

Las únicas formaciones que parecen que han resistido bien este tsunami han sido los nacionalismos serios de corte liberal como el PNV y CIU en Euskadi y Cataluña. De hecho CIU es la tercera fuerza en el parlamento por delante de IU que contó con muchos más votos en toda España pero que se quedó con dos representantes y sin grupo parlamentario. Los mismos representantes obtenidos por Coalición Canaria y cuya debacle electoral ha sido, para muchos Canarios, la mejor noticia de estas elecciones. Tras el esperpento de estos días en el que Ricardo Melchior ha estado a punto de ser segundo senador canario por esta formación, después del recuento con visos de pucherazo en El Hierro de los votos de los emigrantes, y primero por Venezuela. Las maquinarias caciquiles asentadas en el archipiélago, y que son capaces de resucitar a los muertos para que voten, han estado finas esta semana y se ha puesto a hacer todo lo posible para minimizar su derrota que ha hecho que Coalición Canaria se convierta, sin ningún tipo de matices, en la tercera fuerza de Canarias detrás el PSOE y el PP. En CC no es que no sepan perder sino que al más puro estilo caciquil les molesta enormemente que aquellos a los que consideran ajenos metan mano en lo que consideran como lo suyo. Ellos saben que sin las peculiaridades del sistema electoral canario hubieran quedado peor pero de momento hemos asistido a la clara hegemonía de ATI en contra de CC en estas elecciones. Me comentaba una amiga hace poco que en la Plaza de Santa Catalina en Las Palmas habían visto un mitin de CC con seguidores de Tenerife a los que habían montado en guaguas y llevado a Gran Canaria con un bocadillo de mortadela bajo el brazo. Creo que por eso hay que tener respeto a CC porque en las elecciones locales esta formación caciquil se crece y puede dar verdaderos vuelcos y por eso, los que nos oponemos a ellos con todo el sentimiento que de que desaparezcan es lo mejor que le puede pasar a Canarias, debemos estar prevenidos.

Los votos de los emigrantes deberían ser contados de otra forma. No es de recibo que muchos votos de estas personas, que son hijos de tercera generación de emigrados, deciden el gobierno en pueblos en los que probablemente nunca han estado y con posibles visos de fraude no sólo por parte de CC sino del PSOE en La Gomera donde el caciquismo de Casimiro Curbelo es flagrante. Una posible solución sería que las votaciones en el extranjero se hicieran al mismo tiempo que en el resto del territorio nacional en embajadas, consulados y lugares habilitados al efecto o mejor aún, que se creara una circunscripción de residentes en el extranjero con sus calendarios, sus candidatos y su manera de tener representación en el congreso. En cuanto a los inmigrantes que residen, trabajan y cotizan en España se les debería dar el derecho al voto al mismo tiempo que se les da las garantías a la residencia. Quizá, si esto fuera así, mucho nazi metido dentro del Partido Popular empezando por Rajoy se lo pensarían un poco antes de hacer campaña contra la inmigración con demagogia y despreciando lo bueno de que en España haya inmigrantes.

La reforma electoral está en manos de los dos grandes partidos nacionales y al ser los grandes favorecidos de este sistema electoral no lo van a cambiar. Y es que los ciudadanos no debemos esperar a que nos den la democracia como un regalo que se nos hace sino que debemos tomarla como un derecho que nos pertenece. Y es claro que la democracia real, la que nos permite participar, no está en torno a los gobiernos y los sistemas de partido. Por eso, cada día más, deberemos tomarnos la democracia por nuestra mano fortaleciendo las organizaciones civiles y sociales. Es nuestro deber.
Canarias 24 Horas, 17 de marzo de 2008.