16 diciembre 2013

El negocio de la caridad

Telemaratón solidario Mírame TV en La Laguna, diciembre de 2012

En algunas de nuestras calles más concurridas o entradas a centros comerciales organizaciones como Greenpeace, Cruz Roja, Médicos del Mundo, Aldeas Infantiles, Intermón Oxfan o la Asociación Española contra el Cáncer nos acosan, utilizan para ello a muchachos jóvenes contratados por medio de la personalidad jurídica de una autónoma completamente opaca radicada en el sur de Tenerife, intentando captar socios a toda costa sin una mínima ética aunque luego estas ONG se vendan como ejemplos universales de buenas prácticas. La insistencia, cuando no la pesadez, de éstos en varios puntos de La Laguna ocupados alegal y estratégicamente al mismo tiempo es lo más cercano a un escrache que he vivido. Un tanto de lo mismo son las plataformas de solidaridad online como Change o Avaaz, empresas privadas con total y completo fin de lucro que ganan millones de euros y que nos han hecho creer que con hacer tres clic estamos cambiando el mundo, pero su obstinación viene más bien por las redes sociales y correos electrónicos. Aunque a mi todas estas cosa me parecen de entrada bastante antipáticas no voy a negar que puede tener cierta función social pero, a poco que revisemos sus prácticas y escándalos, muchas de estas organizaciones tienen más que ver con la mafia que con la búsqueda desinteresada de los fines a los que prometen hacer frente. Nuestra sociedad, en la que todo es susceptible de transformarse en mercancía, ha acabado por abandonar de manera directa la lucha contra las desigualdades y ceder, con una buena compensación económica, a estas ONG cosas que nosotros como sociedad deberíamos estar gestionando.
Una sociedad que pueda enorgullecerse de ser decente debería de luchar porque en su seno impere la justicia social y no la caridad, entendida en el sentido más cristiano, mezquino e hipócrita de la palabra pues es lo que este tipo de organizaciones desean ya que el hecho que hayan carencias de tipo sanitario, social o ecológico hace que éstas empresas sean un buen negocio. No digo que todos los que trabajan o participan en estas organizaciones tengan una visión así de cerrada, estoy seguro que hasta muchos de sus directivos se creen de sobra los fines que dicen perseguir, pero que cuando entran el conflicto con el sistema capitalista ultraliberal éste es el que acaba triunfando y dominando lo otro. Quizá si desde este tipo de organizaciones como de partidos políticos de izquierda y sindicatos se hubiera tenido claras este tipo de cosas ahora los tiempos irían por otro derroteros.
No hay pueblo más indigno que aquel que se sabe derrotado moralmente pero que hace exhibición y negocio con sus miserias. En Tenerife desde hace unos años no las remediamos sino que determinados impresentables hacen negocio con ellas a través de una televisión que, cada cierto tiempo, convoca un telemaratón solidario, como es Mírame TV, para celebrar por quinta vez estas navidades que estamos hundidos en las mayor de las miserias, no sólo económicas sino morales y sociales también, y que somos muy buenas personas en lugar de tratar de condenar a los responsables de la casta política que se han llenado estos años los bolsillos a costa de este futuro incierto al que nos enfrentamos. No voy a hablar hoy aquí de una persona como Manuel Artiles, que bien puede ser considerado como malo cuando no paga lo que debe a sus trabajadores o utiliza su televisión para amedrentar a sus rivales, porque creo que el personaje se retrata muy bien a sí mismo y poco podemos decir de él que no se sepa. Lo que sí desconcierta es el hecho de que le tengan miedo y que nadie sea capaz de verter ni una pequeña crítica hacia esta exhibición de la miseria. No estoy en contra que se canalice ayuda para la gente que no tiene mucho que comer a pesar que cada vez estamos viendo cómo el tema de los bancos de alimentos es un negocio redondo para empresas que desgravan fiscalmente con esta acciones supuestamente altruistas. Lo estoy en contra de la exhibición de llenar de comida un estanque vacío en una Plaza de reminiscencias franquistas como la de España en Santa Cruz, montando un operativo exagerado que seguramente en costes supere el de todos los alimentos que allí se recogen, y que nos debería de llenar de vergüenza a un pueblo como es el de Tenerife que ha asumido su derrota como sociedad y que lo único que puede hacer son estos gestos de caridad. Después de esto que Artiles me llame miserable si quiere pero que se sepa que no sólo el tiempo sino el sentido común me darán la razón.

Decía que no quería hablar de esta persona sino de los cómplices necesarios que hacen que esto se pueda llevar a cabo con la impunidad más absoluta. En primer lugar me debo referir a los partidos políticos, y no a esos trileros de CC, PSOE y PP que ya sabemos que son todos lo mismo, sino a los que se arrogan tres meses antes de las elecciones de ser de izquierda alternativa y que no se han atrevido a hacer ni la más mínima crítica a esta triste exhibición por miedo a que el personaje los vete o saque sus trapos sucios en su televisión. Me refiero a Sí Se Puede, a Izquierda Unida y a eso que queda de aquel mejunje de buen rollo llamado Por Tenerife y que ya ni se sabe quién lo representa. En concreto, a un habitualmente sobreactuado José Manuel Corrales, buscando este buen hombre siempre un eterno echadero ya ha estado en cuatro partidos, habitual de rasgarse las vestiduras cuando tiene un micro delante, metafóricamente hablando porque la ropa cara de marca que siempre lleva gracias a nosotros se nota que la cuida muy bien, pero que esta vez calla como lo que es. Tampoco hay un sindicato que haya opinado sobre el asunto, ni los mayoritarios y verticales pero tampoco los más pequeños y decentes por lo que yo haya oído, ni organizaciones empresariales ni mucho menos el entramado empresarial de la Iglesia Católica como Cáritas que también viven gracias a que haya miseria en este mundo. A parte de algunos discrepantes a título particular sólo se ha escuchado críticas de Eloy Cuadra y de la Plataforma por la Dignidad, parece que se han ganado en odio con Artiles y que jamás saldrán en su televisión, y como siempre de las noticias del Foro Contra la Incineración de Residuos. Estos que callan, por cuestiones de interés miserable en lugar de ejercer la crítica a la que están obligados, hacen que me sienta avergonzado de vivir en Tenerife más que los promotores de esta exhibición macabra porque aunque se las arroguen de ser progresistas sólo representa un pragmatismo bastante cobarde y legitimador de la situación que estamos viviendo.

Actualización 19 de diciembre:

En honor a la verdad hay que decir que Cáritas en Tenerife, a través de su director José María Rivero, ha salido estos día a criticar este tipo de espectáculos que canalizan la solidaridad para hacer ayudas puntuales pero que se olvidan que las situaciones de pobreza son, siempre, un todo. Valga mi crítica siempre a esta organización como un entramado sectario católico pero, en esta ocasión, hay que reconocer el acto de valentía que ha tenido José María Rivero al criticar este espectáculo máxime cuando ninguna de las fuerzas vivas de Tenerife se han atrevido estos días a hacer lo mismo pues ya sabemos que todos le tienen miedo a Manuel Artiles.