30 diciembre 2013

El poder de las eléctricas


Nunca debí haber salido de Canarias debe ser, sin duda alguna, el mantra que recita para sus adentros José Manuel Soria López durante estos dos años como Ministro de Industria, Energía y Turismo porque como han demostrado las circunstancias este cargo le es inmenso para este señor. Lo suyo más bien sería pescar salmón invitado a Suecia por el empresario Bjorg Lyng, que en paz descanse, al que acabó favoreciendo a los pocos días con una concesión para construir 3.600 camas turísticas por la cara porque ya sabemos que Soria es la persona más confiada del mundo que viaja con miles de euros en efectivo incluso conociendo la invención de las tarjetas Visa de plástico. Si bien es verdad que Soria nos toma a los ciudadanos por tontos nosotros no debiéramos hacer lo mismo con él, más bien porque sobre todas las cosas éste no es más que un completo sin vergüenza, y sin duda valore el hecho de un placentero enchufe en una eléctrica, donde podrá ir a pescar todo lo que quiera, como ya disfrutan José María Aznar, Felipe González, Elena Salgado, Pedro Solbes, Ángel Acebes, Miguel Boyer, José Folgado, Narcís Serra, Ana Palacio, Manuel Marín, Ignacio López (de Cospedal) o Marcelino Oreja entre muchos más aunque sólo cite a los más conocidos.
Mientras la situación de que antiguos altos cargos del PSOE y del PP, que durante sus funciones como políticos han favorecido a las empresas que negocian con la energía en España, sean puestos a dedo en los consejos de administración de éstas para cobrar sueldos generosos, pagando así los favores prestados, siga existiendo no sólo pagaremos la energía más cara de la Unión Europea sino que la competencia real entre empresas será imposible. Esta situación se la ha descrito como la de una existencia de puertas giratorias entre la administración pública y el sector privado pero este tema es tan grave, a la vez que burdo, que de lo que se podría hablar aquí es del más puro nepotismo y caciquismo. Un cosa es cierta, que el vigor ultraliberal que tuvieron los dos grandes ejecutores de la privatización del sector eléctrico en España a finales del siglo pasado, Felipe Gonzalez Márquez y José María Aznar López, de que un sector eléctrico privatizado a precio de ganga no sólo mejoraría la eficacia energética en el país sino que con el aumento de la competencia bajarían los precios era una absoluta falacia o, por hablar más claro, una inmensa mentira.
Del último Consejo de Ministros de 2013 nos llevamos la única rueda de prensa más o menos abierta que dio el capo Mariano Rajoy en todo el año y la subida del recibo de la luz de un dos por ciento cuando tras la subasta anulada el incremento hubiera significado más de un 11 por ciento. A día de hoy la sospecha de que el mecanismo por el que se regulan las tarifas del sector energético, la subasta anulada era la vigésimo quinta que se celebraba para ajustar estas condiciones, ha estado siempre amañado pero ningún político ha tenido la más mínima voluntad de denunciar estas prácticas delictivas a pesar de que el recibo que pagamos todos los ciudadanos se ha incrementado en un 75 por ciento desde que existe este sistema. A la luz, nunca mejor dicho, de cómo funciona la casta política en connivencia con las grandes compañías energéticas del país, donde éstos acabarán algún día enchufados, se sobreentiende que ninguno de estos golfos tenga muchas ganas de tirar piedras sobre su propio tejado porque ya sabemos que las prestaciones públicas de jubilación se están poniendo con unas perspectivas de futuro muy malas. El problema con los recibos de la luz seguirán en tanto que esta casta no desaparezca para siempre del mapa.
Somos ciudadanos que hacemos uso de un servicio básico y estratégico como es el de recibir en nuestras casas un torrente de fluido eléctrico y este tipo de consumo quizá lo podamos aligerar pero nadie está en condiciones de no usarlo si quiere, sobre todo después de tarifazo aplicado por el mismo Soria al auto abastecimiento de electricidad a través de energías alternativas. Cuando esta casta nos llama consumidores están negando una parte muy importante de lo que entraña el consumo energético: que es un servicio tan básico como el agua del que no nos podemos librar ningún ciudadano por muy aislados del mundo que queramos vivir. Por eso el hecho que el PP se negara a aprobar una ley que prohiba cortar el suministro energético a familias que pasan necesidades es una infamia más a unir al expediente de esta formación de ultraderecha. Está claro que las soluciones al problema energético son complicadas, o tienen que se duras y radicales, pero no se van a solucionar jamás con esta casta parásita que nos gobierna porque ellos son el principal problema de que el recibo esté al precio que está. Una cosa está clara, con arbitrajes de consumo y pagando multas que les son más rentables que cumplir con la ley las eléctricas nos van a seguir timando, obteniendo beneficios escandalosos y enchufando a sus amigos los políticos. En la Constitución de 1978, esa que se reforma en un fin de semana para que el déficit sea un pecado mortal por los dos grandes partidos pero que cambiar otras cosas son tabú, está el Artículo 128 que faculta al estado a acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general. Es un poco radical pero tal y como están las cosas un gobierno que tuviera el más mínimo viso de decencia, los dos partidos que han gobernado ya vemos que no la tienen en tanto que sus militantes que han legislado a favor de las eléctricas ahora ocupan cargos muy bien remunerados en éstas, haría una gran nacionalización de empresas energéticas en España para que, de una vez por todas, se sirvieran al interés de los ciudadanos y no al enriquecimiento ilícitos de empresas y determinadas personas. Por este motivo España será siempre un ente rancio en el que la desvergüenza ha calado a niveles escandalosos.

Unos dicen que vivimos un gran momento para comenzar a explotar de manera rentable las energías alternativas, otros que a pesar de que se ha avanzado mucho en este sector todavía estamos muy verdes. Yo no sé bien lo que es verdad pero si que resulta sorprendente que Soria, que recordemos que su hermano fue pillado in fraganti en un pelotazo de unos concursos eólicos cuando era Consejero de Industria en Canarias, no sólo no ponga más de sus energías en explorar, y explotar, este campo y penalice mafiosamente la generación de este tipo de energías limpias. Hace poco decía el ingeniero Roque Calero que Canarias está viviendo de espaldas a este tipo de energías, cuantificaba el volumen potencial de éstas en las islas en torno a 15 millones de barriles de petroleo al día, y que se estaba perdiendo un momento extraordinario para crear un sector público en el archipiélago que gestione e investigue con las fuentes energéticas renovables pues se están dando entrada a operadores de fuera que sólo quieren especular con el precio de éstas. Lo dicho, el problema energético durará muchos años gracias a esta casta política de indeseables.