28 abril 2014

La (in)justicia desahuciando a Elpidio José Silva

Agradecimiento por la foto a mi amigo Andrés. Licecnia: Creative Commons. BY / SA 4.0

No vivimos en una auténtica democracia. Estamos en un régimen pseudo-democrático que es heredero directo de la dictadura franquista que ha sabido mejor que ninguna otra en el mundo sostenerse gracias a que en España hubo una gran burbuja inmobiliaria que asentó una casta política completamente corrompida, una clase empresarial sin capacidad alguna de innovar sino de especular a costa de lo público y una ciudadanía dócil que se miraba el ombligo y al verlo redondo pensaba que todo sería perfecto para siempre. Bienvenida sea esta gran estafa, mal llamada crisis, que ha supuesto el rescate del agujero que creó el PP en Caja Madrid y que nos ha tocado vivir en este siglo XXI si con ella se han despertado las conciencias dormidas de millones de ciudadanos que hasta hace poco tragábamos con todo.
Como todo sistema antidemocrático que se precie nuestro régimen necesita de un entramado inquisitorial que sea capaz de castigar a aquellos que nos desviamos de la línea del pensamiento único de esto que llaman democracia pero que no lo es. Con Franco no había problema, todo era franquismo y existía la pena de muerte para que no hubieran dudas. Sin embargo, ahora las cosas son un poco más complejas y las instancias han variado pero, sin lugar a dudas, es objetivo es el mismo: castigar al que atenta contra el régimen. Tenemos a los gobernantes corruptos que usan las puertas giratorias que los sitúan en puestos destacados de empresa que fueron públicas como Endesa y Telefónica, está un poder judicial donde son muy fuertes los herederos del anterior régimen y una banca choriza que controla los medios de comunicación creando opiniones publicadas que retroalimentan el sistema. La última víctima del régimen es Elpidio José Silva que se enfrenta a una pena de suspensión como juez de hasta 43 años por haber metido en la cárcel a un chorizo miserable como Miguel Blesa el responsable financiero, esto de financiero es un decir porque ya sabemos que dirigió la mayor caja de ahorros del país sin tener la más elemental idea de economía gracias a ser amigo de Aznar, de haber llevado a este país a la ruina económica que estamos atravesando.
Seguro que si nos ponemos escrupulosos al juez Elpidio le podemos encontrar mil y un fallos, a todos nosotros en realidad pues nadie es perfecto, pero por mi parte no quiero hacer esto sino profundizar en sus virtudes y en las cosas que ha hecho bien. Desde que dejó de ser un juez anónimo lo habré visto, oído y leído en una decena larga de intervenciones y entrevistas y en ellas cabe destacar siempre una coherencia impresionante, una formación como jurista excepcional, una lucidez inmensa como juez, como ciudadano y una valentía como nadie ha tenido al atreverse a meter en la cárcel a un villano de la talla de Blesa. En este tiempo hemos visto como los ciudadanos hemos tenido que afrontar un rescate de más de 38 mil millones a la banca que gestionaba el PP como si fuera su chiringuito particular, como hay una operación de impunidad para que los culpables de este desaguisado financiero escapen, como las causas se van a acabar dilatando en el tiempo inmenso de la justicia y como el único juicio que ha salido, como pasó en su día con Baltasar Garzón que dejó de ser juez por atreverse a investigar la Trama Gürtel de corrupción que es la del PP, para tratar de apartar de la justicia para siempre a Elpidio José Silva.
El juicio contra este juez es una farsa, una canallada sin límite y una auténtica vergüenza para la democracia. Sólo en las dictaduras más repugnantes de este planeta, y en España claro, se permite que la parte afectada sea a su vez juez en un asunto a dirimir. Que la exconsejera de Caja Madrid y exteniente alcalde del ayuntamiento de Madrid, María Tardón, esté sentada juzgando a Elpidio no sólo demuestra el vicio insoportable en el que ha caído la justicia en este país sino el nivel de desprestigio al que ha llegado eso que la derecha le ha dado por bautizar como Marca España.
Los medios de comunicación, controlados de una o de otra manera por la banca del país que ha sido la que nos ha llevado hasta el abismo en el que nos encontramos, ha entrado a saco, salvo algunas excepciones como los digitales de nuevo cuño fundados por periodistas despedidos de los grandes medios, contra el juez Elpidio manipulando descaradamente a la ciudadanía. Para ello han puesto a sus voceros a sueldo de la banca para ensuciar la carrera de este juez que ya digo que por sus entrevistas deja ver que es una persona coherente, seria, brillante, trabajadora y completamente honesta cosa que en este país muy pocos de los que se dedican a la vida pública pueden decir.

Elpidio José Silva a su pesar, según dice él mismo cada vez que puede, ha sido una persona que ha pasado de ser anónima y trabajar honestamente, como millones de personas en este país, a estar en todos los medios de comunicación porque, a tenor de la farsa de juicio que están celebrando, sea probablemente la única manera de defenderse. Lejos de criticar la actitud que ha tenido en el juicio, tratando de suspenderlo y dilatando los asuntos, la actitud que ha tenido durante la vista es la más acertada porque el juez Silva no se está enfrentando a un juicio con todas las de la ley sino con una pantomima cuyo único objetivo es acabar con su persona para que auténticos delincuentes como Blesa, y sus mentores políticos empezando por Aznar, salgan impunes del mayor saqueo que se ha producido nunca de las arcas públicas en este país llamado España y que nos deja en vergüenza ante el mundo. Lejos de tildarlo de loco Elpidio José Silva ha tenido un arrojo y una valentía que pocas personas tienen no sólo para enfrentarse a lo que se está enfrentado sino además para saber guardar tan bien la compostura durante estos meses.