08 junio 2014

Felipe VI, el monarca del PSOE

Documental de Canal+ Francia titulado Juan Carlos, el crepúsculo de un rey, que jamás podrá ser visto en España en una televisión. Está en su versión original subtitulado al español.

De igual manera que se puede ser incompetente y presidente del gobierno de España los dirigentes del PSOE, los que aún no han abandonado un barco que afortunadamente se hunde, dicen que su partido es monárquico pero de profundas raíces republicanas. En un país donde los ineptos han copado todos los puestos de gobierno necesarios, creando incluso innecesarios para enchufar a sus familiares pues hasta hace unas décadas el tipo de familia era tradicionalmente numerosa, esta es la lógica del chorizo, que a poco que se razone sobre ella da risa, y parece que es la válida y no lo que usted y yo digamos como ciudadanos pues hay alergia a los referéndum. Llevamos desde 1978 en un régimen pseudodemocrático que puede ser calificado como un nepotismo de casta política: todo lo nuestro gracias al pueblo, que es el que paga, pues son más los días que hay fútbol que los que no.
Mucho antes de morir el tirano Franco dejó todo atado y bien atado hasta tal punto que designó a su sucesor en un príncipe Borbón que lo habría de suceder dándose la completa irregularidad democrática que en España durante casi ochenta años la jefatura del estado se ha encontrado en manos de dos únicas personas. No voy a cometer el error de decir que el régimen de 1978 con un rey como cabeza del estado es lo mismo que la dictadura porque eso no es cierto: si fuera así yo estaría exiliado, muerto o no habría podido escribir esto. La Transición de 1975 fue un modelo bastante mediocre que se basó en un acuerdo de mínimos donde los poderes de la ultraderecha que derribaron la Segunda República se mantuvieron tranquilamente en la estructura del estado, militares, jueces, altos funcionarios y establishement económico y financiero, mientras que era la izquierda la que cedía ante los que habían ostentado el poder durante décadas aceptando un rey impuesto, un sistema político diseñado para eliminar a los pequeños partidos forjador de un sistema bipartidista y unos medios de comunicación de masas que durante décadas han dado la visión ideológica de derechas de esta sociedad. Las izquierdas, léase el Partido Comunista y los sindicatos que acabaron vendiendo a la clase trabajadora como CC OO y UGT, entraron en una crisis terrible en la que el PSOE, un partido político de 135 años de historia casi siempre forjados por la palabra traición, acabarían aglutinando el sentimiento de izquierdas lanzándose a la piscina de la socialdemocracia y abrazando los ideales ultraliberales que nos han llevado hasta la miseria en la que nos encontramos. El resultado fue una Transición inacabada, varias generaciones sin conciencia histórica y la creación de una casta política bipartidista, con tres elementos en el caso de las regiones donde triunfaron los nacionalismo chocarreros, que han desangrado a millones de personas en un sistema, el que surgió de la Constitución de 1978, completamente corrupto de los pies a la cabeza.
Con la abdicación de Juan Carlos nos han seguido engañando. Un grupo selecto de personas empezando por el líder de la oposición, un Rubalcaba que cada día se parece más a Rasputín, sabían como mínimo desde enero que la abdicación se iba a producir de esta manera pero han preferido tratarnos como imbéciles menores de edad y así aceptar la estrategia de Rajoy manipulando al Borbón que comprende la creación de una Ley Orgánica de Abdicación de 28 palabras, parece que la casta no ha tenido tiempo de redactar una en 39 años, y otra Ley Orgánica de aforamiento a Juan Carlos en las que el PSOE no puede sino estar de acuerdo y que votarán a favor como mismo reformaron la Constitución en un fin de semana para hacerla aún más ultraliberal o como ha sido, después de Franco, el único gobierno que ha resuelto un conflicto laboral, el de los controladores de 2010, con la intervención del ejército.
El PSOE no ha entendido lo que le está pasando y el castigo que sus electores les mostraron en las europeas del 25 de mayo pero este es un partido que, si todo sale bien, está condenado a desaparecer en los próximos años. Digo que no lo han entendido porque, aunque lo saben perfectamente, sus dirigentes se han creído que aferrarse a la monarquía y al sostenimiento de la estirpe de los Borbones en España es la única manera que tienen como partido de sobrevivir los años que vaya a durar Felipe en el trono. De ahí la cara de pasmados y el silencio vergonzoso que se les la quedado con el tema de la abdicación a los tres aspirantes que hasta hace poco se llenaban la boca de un espíritu renovado a la plaza que deja vacante Rubalcaba: Susana Díaz, Pedro Sánchez y Eduardo Madina. El asco a la democracia que siente este partido, en mi opinión la única manera que tiene de salvarse es cambiando por completo y renovando sus cuadros de dirigentes por las bases que sólo las quieren para pegar carteles, han hecho que Rubalcaba se quede más tiempo en el partido para evitar el republicanismo en lugar de dimitir, que voten a favor de la vergonzosa Ley Orgánica de abdicación del PP, que obliguen a la disciplina de voto en el Congreso y huyan de todo debate y que aspiren a que el jubilado Juan Carlos sea aforado, una inmunidad que están trabajando a toda prisa dando a pensar que algo puede haber pasado en un personaje que llegó sin un duro en el bolsillo a España en 1948 y que a día de hoy es una de las principales fortunas del mundo según la Revista Forbes.
En los medios convencionales de comunicación, todos endeudados hasta las cejas a la banca y todos de derechas, apenas sale nada de las protestas que están recorriendo España de arriba a abajo concentrando a miles de personas en contra de la monarquía y a favor de un referéndum que abra un proceso constituyente para que, de una vez por todas, la corona salga de este país y con ella esa familia de Borbones terribles y mediocres que desde 1700 se han hecho con el trono de España. Afortunadamente a día de hoy hay otras vías de comunicación efectiva entre personas que sustituyen a los grandes medios a sueldo del sector financiero. La Constitución de 1978 ya no sirve para las aspiraciones de la mayoría de la población y quedarnos con ella y con el nuevo rey sólo va a significar una constante fuente de conflictos en el país. La renovación no consiste, como desearía el PSOE para sus intereses, en dejar intocables las estructuras del estado y cambiar el rey por uno nuevo que ya lo llaman el preparado como si en este país no hubiera millones de jóvenes y no tan jóvenes con las mismas y hasta más competencias. De momento hay que esperar a que Felipe VI tome el trono el próximo 19 de junio pero esto no nos debe desviarnos de lo que pensamos muchos: que una República es posible y que sería fascinante construir las estructuras de convivencia en un país roto por la corrupción y vendido a las exigencias de la Troika destinado a convertirse en el lugar con mano de obra más barata de la UE. Por eso hay que tener paciencia, pero no perder empeño, en la construcción del nuevo régimen que debería surgir de las cenizas de la corrupción del de 1978 y que, por una vez en la historia común de este país, las cosas se podrían hacer bien y de manera democrática pues la media intelectual de los ciudadanos supera con creces al de la mediocre casta que nos gobierna. De esto depende que algún día las generaciones futuras conozcan al próximo rey como Felipe VI El Breve