07 julio 2014

Todo es ETA


Este periodo que estamos atravesando no es una crisis cíclica más. Estamos viviendo un completo cambio de paradigma, en el sentido más kuhniano del término, que probablemente acabe trayendo un nuevo orden social, político y económico del mundo y durante el cual muchos de los que estamos vivos ahora acabemos pagando con nuestras vidas, la historia de la humanidad está llena de estos procesos, el horizonte de vacío al que nos enfrentamos. Hay síntomas por todas partes que este viejo mundo se derrumba, nadie sabrá nunca si lo que está por venir será mejor o peor, y lo notamos sobre todo por los patéticos movimientos de la vieja guardia para aferrarse a su trono. Teniendo claro lo dicho y que los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 25 de mayo no son directamente extrapolables a ningún otro tipo de cita electoral, cabe decir que nunca 1.245.948 votos, que fueron los que obtuvo Podemos, habían causado un pánico generalizado del nivel que lo están produciendo en este país.
Sin duda, la abdicación del viejo Borbón garante del bipartidismo en su hijo El Preparado, la epidemia generalizada de diarrea que le ha dado a toda la cúpula del PSOE quitando a Rubalcaba de en medio, la invocación a ETA de la ultraderecha del PP que gobierna este país, la miserable campaña que ha emprendido la opinión publicada de la prensa endueudada a la banca como por ejemplo El País un diario ya controlado por la ultraderecha anticastrista contra Pablo Iglesias, la propuesta de reforma electoral para que gobierne la lista más votada en los municipios para evitar los pactos como los tradicionales del PPSOE que tanta corrupción han producido y, si nos apuramos, la hasta campaña iniciada contra la aplicación Uber por uno de los sectores más protegidos del mundo como es el del taxi tienen que ver con lo resultados cosechados por Podemos en las pasadas elecciones de mayo. Sin querer magnificar al personaje que esta casta anda criticando estos días, hay que reconocer una cosa sobre Pablo Iglesias: que a día de hoy de todos los que se dedican a la política, a nivel institucional profesional, Iglesias es el único que ha estudiado el fenómeno de la política y sabe bien de ello, como se demuestra en sus discursos, pues no por casualidad es profesor titular de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Y no creo que para dedicarse a la política, una forma que debería ser la de servir a la sociedad durante un tiempo limitado y nunca hacer carrera en ella, haya que ser estudioso del tema ni mucho menos pero viendo la media de políticos que nos rodean, ninguno entiende más de dos palabras seguidas de inglés por ejemplo, lo de Iglesias es una gran excepción donde la regla es que el que vale para político es el segundón de una estirpe y de ahí el apelativo cariñoso de casta que muchos les dedicamos.
Cuando alguien cuestiona el estado de cosas en el que vivimos y que aparentan como el natural, la gran mentira en la que hemos vivido durante cuarenta años resultado de una Transición inacabada donde las estructuras franquistas de poder se han perpetuado hasta nuestros días, parece que el recurso de último momento es relacionarlo todo siempre con ETA. A la ultraderecha española, esa que entre 1990 y 2011 con Rajoy a la cabeza cobró más de 22 millones de euros en sobresueldos, siempre le ha interesado que exista ETA para poder articular su discurso ultra mientras por otro lado nos roban en nuestra cara y mantenían tramas corruptas como la Gürtel, en realidad a esta red de delincuencia organizada habría que llamarla la Trama PP, que enriqueció a sus familiares, amigos y empresarios mientras la sociedad tenía una tolerancia muy alta hacia la corrupción pues nuestra cultura latina lo es secularmente. Dijo Pablo Iglesias en el Hotel Ritz de Madrid que el tema de ETA podría ser político y los medios de comunicación resaltaron esta cuestión sobre otras muchas que dijo en aquella conferencia porque ya sabemos que los medios se comportan como bisagras entre el poder y la manipulación de la opinión pública para tratar de imponer el punto de vista de la casta dirigente al que se lo confunde con la verdad absoluta haciendo creer que en la vida sólo existen las estrategias que esta clase representa. Mucho tienen de cierto las palabras de Iglesias que, por cierto, recogen lo que pensamos muchos hace mucho tiempo: algo político tiene que haber en el conflicto entre Euskadi, ETA y el gobierno de España cuando todos los presidentes de la democracia ceremonial, menos el corrupto de Rajoy, se han sentado a hablar con la banda terrorista y hasta un oligofrénico falangista nada sospechoso de ser de izquierdas como el genocida de José María Aznar dijo aquello del Movimiento de Liberación Vasco en pleno proceso de negociación.

Poca confianza tengo en los partidos que pasan por las instituciones pero en un parlamento donde la doble marca PPSOE, la socialdemocracia y la derecha que gobiernan en pacto en Grecia, Alemania y aprueba el 80 por ciento de las decisiones del Parlamento Europeo, no tuvieran un mínimo de un 50 por ciento de los diputados las cosas se complicarían mucho para estos partidos. Quién sabe si hasta un parlamento así tendría que disolverse para convocar un proceso constituyente, que los ciudadanos eligiéramos por fin democráticamente el modelo de estado que deseamos tener, que se corrigiera la irregularidad grave que en 80 años sólo hayan habido 3 jefes del estado y enviar de nuevo a los borbones al exilio después de que cumplan con la justicia de este país. El mundo va a cambiar en los próximos años de cualquier manera y estos patéticos movimientos de perpetuación de las élites no tienen más objeto que perpetuarse en el tiempo tratando de evitar lo que a todas luces se demuestra como inevitable: que en poco más de una década este mundo nadie vuelva a conocerlo como había sido. Seguramente un mundo más violento que el de los asesinatos de ETA se acabe instalando a través de una violencia cada vez más descarada que es la que está generando este sistema y que todos los días se está cobrando vidas y haciéndonos más miserables.