20 enero 2014

El efecto Gamonal

 En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El Generalísimo Franco. Burgos 1º de abril 1939.” Documento público
Si hubiera que buscar un documento fundacional del Partido Popular sin duda habría que remitirse al último parte de guerra que emitió Franco, un fascista golpista que estuvo 39 años como dictador, hace ahora 75 años declarando el final de la Guerra Civil desde Burgos para sentenciar ésta como un proceso de vencedores y vencidos y marcar una fractura social que desde entonces se extiende hasta nuestros días. El PP es fruto de esa división y representa al bando de los que ganaron la contienda. Voy a contar ahora brevemente mi relación tangencial con esta ciudad que, aunque nunca he estado en ella, durante un tiempo alguien no paraba de hablarme siempre que podía.
Hace algunos años conviví con un funcionario de prisiones de Burgos, tenía el complejo de venir a Canarias a trabajar como si fuera un destierro necesario para hacer méritos y elegir destino en la península, y cuyas conversaciones siempre giraban en torno a lo grande que era todo en su ciudad y lo desafortunados que éramos nosotros por vivir en unas islas tan apartadas y mal comunicadas. De las primeras cosas que me preguntó en la convivencia fue cómo hacía yo los domingos con las misas y qué iglesia le recomendaba para ir. Sin faltar el respeto pero alucinado porque a mi, un ateo combativo desde antes de la adolescencia, me preguntaran por esas hostias de las misas y no por qué bar de El Cuadrilátero tuviera mejor ambiente le dije que yo de eso no sabía pero que La Laguna estaba plagada de iglesias y que él mismo se podía dar una vuelta y elegir la que más le gustara y que yo poco le podía decir al respecto. Como compañero era magnífico porque pagaba religiosamente los primeros días del mes y cuando podía se marchaba a Burgos los días que no trabajaba, que eran muchos ya que como funcionario tenía muchas gratificaciones en días libres gracias a su convenio, pero en lo personal era un completo analfabeto doméstico: a pesar de estar cerca de los 40 no había limpiado nunca ni sabía cómo hacerlo, la cocina era algo completamente alejado a su vida y se escaqueaba de la limpieza olímpicamente. Su higiene personal era escasa y en el trato tenía una falsa cordialidad pues a los que vivíamos en aquel piso no podía evitar mirarnos a través de su filtro de supuesta superioridad moral. Antes de los nueve meses se fue a vivir a otro piso con funcionarios de prisiones me imagino que tan poco limpios como él. Luego le perdí la pista y aunque por la red podría encontrar como ponerme en contacto con él no me apetece lo más mínimo.
Todo esto lo cuento para caracterizar que la imagen que tenía del ciudadano medio de la ciudad de Burgos era la de una persona bastante conservadora, beata orgullosa de su famosa catedral y de una cierta doble moral. Por eso me ha sorprendido, gratamente, que la ciudadanía del barrio de El Gamonal no sólo se hayan atrevido a enfrentarse a su alcalde Javier Lacalle y al constructor Miguel Méndez Pozo que fue el primer gran condenado por la corrupción del ladrillo cuando otro condenado del PP, luego indultado por Aznar, el exalcalde José María Peña hicieron de las suyas en los años 90 del siglo pasado sino que allí se haya originado un movimiento ciudadano que se ha extendido por todo el estado. Seguramente como el 15M este nuevo globo se acabe deshinchando pero en una sociedad completamente dormida como la nuestra, de una analfabetismo político impresionante con una clase trabajadora que fue capaz de dar la mayoría absoluta a un partido de ultraderecha como el PP, este tipo de gestas hay que reconocerlas y valorarlas en su justa medida. Más ahora que en esta segunda mitad de legislatura la estrategia del PP es amordazar a la sociedad con leyes que reprimen el ejercicio de derechos fundamentales y recordarnos, con la ley del aborto, que el nacional catolicismo que nace con el parte de guerra del 1 de abril de 1939 está ahora más vivo que nunca.
La casta que conforman los políticos nos ha dejado bien claro que el sistema tal y como está configurado, con sus instituciones empezando por la mismísima jefatura del estado, son parte del problema por el que los ciudadanos nos tenemos que enfrentar y que éste no se soluciona cambiando las personas por otras que llevan años cobrando desmesuradamente de la política sino derribando por completo el andamiaje que conforma a las instituciones. Estamos tan a merced de que surjan movimientos populistas, un personaje como Miguel Ángel Revilla sin duda está haciendo oposiciones a ello, que estos días me ha escamado bastante la decisión del profesor de la Complutense de Ciencias Políticas Pablo Iglesias de presentarse por un partido a las elecciones europeas. Para mi este señor es un tipo extremadamente sensato y siempre me ha gustado lo claro que habla pero con esta estrategia de saltar a la política me ha dejado bastantes dudas al respecto. En Tenerife tenemos el caso de un partido como Sí Se Puede, controlado por un aburguesado grupo de profesores universitarios que pueden tener hasta la misma labia que Pablo Iglesias, y que representan como nadie el ejemplo de que saltar desde los movimientos sociales, incluso manipulándolos como hicieron en el caso de puerto de Granadilla, hacia la política profesional es lo peor que puede pasar a estos movimientos que acaban entrando en el sistema y siendo cómplices de aquel. Por cierto, todavía estamos esperando a que este partido haga gala de la transparencia de la que tanto presume y muestre las cuentas de cómo se financian en la actualidad y del dinero que salió del concejal que tenían en Granadilla para pagar las dos citas electorales a las que acudieron en 2011.

Mucho antes de esta gran crisis muchas personas denunciábamos la corrupción que había en el sistema, ahora ya nadie duda que sea estructural pero en ese momento los progres que cobraban del sistema por opinar se reían directamente de nosotros por afirmar esto, y denunciábamos los pelotazos urbanísticos que, en el caso de Canarias que son los que más conozco, estaba minando las cuentas públicas como ha sido los puertos de Granadilla o Arinaga, el tranvía de Tenerife o los grandes contenedores culturales de las islas para una población eminentemente inculta que sirvieron para que los políticos que las ejecutaban llenaran sus cuentas en Suiza de comisiones y los constructores sus bolsillos con dinero público. Quizá el Efecto Gamonal se tenga que buscar en que la ciudadanía ha madurado algo en el terreno de lo político y que las eternas mentiras que justificaban pelotazos urbanísticos como estos, las de los puestos de trabajo y lo de las supuestas demandas de una sociedad que jamás es consultada para nada, ya no se la engaña tan fácilmente. Que esto haya sucedido en una ciudad tan conservadora como lo es Burgos no sólo debe producir alegría sino que quizá sea una señal que las cosas a partir de ahora para este tipo de nepotismos no van a ser nunca más las mismas. Una cosa es segura: allí donde ahora vayan los miembros del gobierno y casi cualquier representante de la casta política que nos gobierna van a tener a un buen número de ciudadanos organizados abucheándolos y poniendo a estos golfos en su sitio.