06 enero 2014

La puerta giratoria de José Carlos Francisco


Antes que nada hay que aclarar que el concepto de puertas giratorias entre la administración pública y el sector privado es algo completamente falso. Decir esto es presuponer que existe un sector público completamente neutral y que es igual para todos los ciudadanos y un mundo de la empresa que actúa como un actor social más y que el traspaso de uno a otro se produce de manera esporádica, ordenada y con todas las garantías de la ley. Esto no es así pues no existen estas puertas giratorias ya que las personas que administran las grandes empresas han puesto un precio a las voluntades de la casta política que nos gobierna, PP, PSOE, IU y las distintas franquicias nacionalistas, que es bastante bajo comparado con las grandes fortunas que manejan éstos reflejándose así la miseria moral de los distintos dirigentes de la esta corrupta democracia ceremonial. Más que de este tipo de puertas deberíamos hablar de un continuo legislativo y de corrupción que va desde los mandos del sector privado hacia la casta gobernante que ha arrebatado para sus intereses el sector público a la ciudadanía, que es algo completamente estructural y que supone el mayor exponente del crimen organizado en España.

Lo que sucede normalmente es que esta casta gobernante se suele cuidar muy bien de no meter la pata una vez que han vuelto al sector privado, de la mano de los contactos que adquirieron cuando eran cargos públicos, pues para eso debe servir el consejo de los asesores enchufados, que en número totalmente desconocido, pagamos todos los ciudadanos sin que se conozca bien cuál es el oficio y el beneficio de éstos. Lo que llama la atención es escuchar las declaraciones malsonantes, un día sí y otro también, de completos bocazas como las del Presidente de la CEOE en Tenerife, exconsejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias por Coalición Canaria, José Carlos Francisco Díaz. De sus declaraciones en los últimos años se extrae que para él todo lo que huela a sector público apesta ya que confiere al estado ni siquiera el valor de un árbitro mínimo como lo hacen los grandes sectores ultraliberales sino que lo mira como algo que estorba al desarrollo de las grandes empresas dando a entender que estos tipos son, si cabe, más anarquistas que nadie, valga aquí la metáfora.

Durante estos años este señor, gran consumidor de gomina para el pelo, ha salido a los medios de la opinión publicada de las islas con una serie de perlas que aunque todo el mundo conozca ya no me resisto a citar porque retratan al personaje en cuestión. Para José Carlos Francisco en Canarias falta un Eurovegas (sic) pero sobran 61 municipios, para él los trabajadores cuando son despedidos de una empresa, a pesar de que con sus plusvalías hayan contribuido a la riqueza de los empresarios, no deberían tener derecho a una mínima indemnización en caso de despido, que en las islas habría que despedir a 5.000 funcionarios públicos, vuelve a decir aquello de que los responsables de la crisis somos todos por vivir por encima de nuestras posibilidades y se muestra agradecido de la crisis (sic) pues ahora se trabaja más por menos dinero pero no dice que los de su calaña son los que han vivido por encima de las posibilidades de todos o que la solución a todos los males de Canarias es acabar siendo el patio de recreo de las grandes fortunas, también de los mayores delincuentes, promoviendo para el archipiélago un modelo de subdesarrollo parecido al de Las Vegas. Vuelvo a insistir en ello, esto no lo dice un indocumentado cualquiera sino un tipo que ha tenido en Canarias una responsabilidad tan grande como llevar la economía y la gestión de los tributos en el archipiélago bajo un partido de delincuentes como es CC que presume de ser nacionalista pero cuya única patria que conocen éstos es la del dinero y el poder que éste confiere. Ni qué decir tiene que en estos dos años un partido completamente miserable, de lo peor que le ha sucedido en mucho tiempo a Canarias, como es el PSC PSOE se ha convertido de un golpe y plumazo en los cómplices completos y necesarios de CC, encubridores de personajes como este, que siempre han entendido Canarias como su República Bananera particular y donde estos dirigentes no ejercen como políticos sino como caciques usando el peor de los sentidos de esta expresión.

Lo vuelvo a repetir: José Carlos Francisco Díaz es un completo bocazas que se le debería de caer la cara de vergüenza por sus continuadas salidas de tono ya que ni su posición ni la de sus empresas se las entiende sin el hecho de la existencia del sector público del que, debemos de recordarlo, él vivió durante bastante tiempo y al que debe, sin duda, muchos de sus contratos y al que si fuera agradecido debería de mostrar más lealtad. Esto se deriva directamente del análisis hecho por la Plataforma por la Dignidad en un amplio dossier remitido a la Unión Europea y a varias instituciones del Gobierno de Canarias en julio de 2013 sobre los intereses particulares de este señor que ha vendido aplicaciones informáticas al gobierno en el que él estuvo vinculado a través de su empresa Atos Consulting Canarias, gran beneficiada de la administración Canaria de los fondos púbicos Feder de la UE, y que también gestiona, de una manera que más abusiva, el teléfono de información ciudadana 012 que es el más caro de mantener de todo el estado. Sin duda, para ser un detractor tan grande de lo público a José Carlos Francisco no se le cierra lo más mínimo su cartera a la hora de cobrar subvenciones públicas que provienen de los impuestos de todos los ciudadanos porque, ya sabemos, que su fortuna no sería lo mismo sin el trasvase de dinero público hacia sus cuentas particulares. 

En tiempos de crisis una suerte de racismo, que tendría su fundamento en factores sociológicos, tiende a echar la culpa, de una manera bastante repugnante añado, a los que vienen de fuera porque dicen nos roban la sanidad y el trabajo. Como buen empresario, y en esta cuestión mantiene una posición bastante zorruna, no se encontrará una sola palabra a José Carlos Francisco en contra de la mano de obra inmigrante que tantos miles de millones hizo ganar en Canarias a estos empresarios golfos durante los años del boom de la construcción. El sistema capitalista ha sabido llegar más allá del sistema esclavista: este sistema genera excluidos que acaban completamente fuera de él mientras que con el esclavo todavía se siente cierta piedad como para alimentarle y vestirle. Hasta que los que pertenecemos a una clase social determinada, la de los trabajadores que sólo tienen su fuerza de trabajo para venderla a los empresarios, no entendamos que los enemigos de nuestras sociedad no son los otros trabajadores, ya sean negros, chinos, moros, sudamericanos o hasta godos, sino gente como el Presidente de la CEOE de Tenerife que son los que nos roban las conquistas sociales, los derechos y ahora la libertad. Son estos tipos engominados sin escrúpulos, que militan en el nacionalismo más rancio, en la ultraderecha española o en la socialdemocracia más traicionera, los que nos roban nuestros impuestos para inyectarlos a una banca llena de zánganos, nos dejan sin trabajo, nos quitan la sanidad, empobrecen nuestras escuelas llenándolas de crucifijos y encima nos culpan de que las cuentas de resultados de sus empresa hayan bajado su alto nivel de vida. El trabajador siempre es nuestro compañero y el gran empresario el auténtico enemigo.